En 1975, en una conversación
en que el GM Carlos Torre Repetto nos explicaba al MF Carlos Escondrillas, al
MN Carlos Manzur y a mí como era posible que pudiera jugar a sus 71 años como
gran maestro partidas de blitz, pero ya no se sentía capaz de jugar partidas
serias de torneos, aclarando que las últimas partidas las había jugado en 1926,
casi 49 años antes.
“Hay ajedreces varios, y se
necesita uno poderse adaptar a ellos, a mi se me facilita el ligero, porque no
tengo esa aversión a perder que me envolvía en el ajedrez de maestros, el gran
ajedrez, mi mente tortuga es una cosa y mi mente liebre y quieren correr al
mismo tiempo y, a diferencia de la fábula, ganó en mi la liebre” Luego nos
mostró de memoria algunas partidas de blitz que ganó al MI Jesús Rodríguez de
Cuba en 1966 y otras que ganó a Modell y a Rohklin en 1926, y finalizó con una
en que venció a Soto Larrea y a Araiza en blitz antiguo, el de campanadas cada
10 segundos. “Mi liebre corría ligera, pues no había el freno de la aversión a
perder”.
En el pasado match por el
Campeonato Mundial de Ajedrez en Nueva York 2016, el del “Gran Ajedrez”, vimos
unas defensas tenaces del GM Karjakin de posiciones franacamente desventajosas
contra Carlsen, al que por lo general no se le escapan vivos los oponentes que
caen en las más mínimas desventajas.
Decía el GM Carlos Torre que
existía una fuerte aversión a las derrotas y que incluso en jugadores muy
ambiciosos como Fischer, su aversión a perder era mucho mayor que su deseo de
ganar, pero que la canalizaba con un sobre esfuerzo al jugar y sobre todo al
prepararse antes de las partidas.
Pero también comparaba a
Fischer con Alekhine, ya que Alekhine se arriesgaba más que Fischer y a veces
perdió partidas por arriesgarse demasiado. Pero para Torre, Alekhine era muy
soberbio y pensaba que sus oponentes eran muy inferiores, pero aun asi su nivel
de esfuerzo era mayor que el de sus oponentes, si bien no le pesaba por su
enorme afición al ajedrez.
¿De qué se trata aquello de
la aversión a perder? Me llama la atención la gran cantidad de empates que tuvo
Torre en esos fuertes torneos de Europa, Marienbad, Baden-Baden y Moscú 1925.
Los comentaristas opinaban que Torre empató muchas partidas en que tenía
posición superior y que a la defensa era terriblemente tenaz. De hecho Torre, a
pesar de ser torneos muy difíciles, perdió muy pocas partidas, mucho menos que
las de un experto sólido como Siegber Tarrasch, el británico Yates o el super
creativo GM polaco Savielly Tartakover, los tres con una experiencia muy vasta,
varias veces superior en número de partidas a la de Torre.
Está claro que muchos
ajedrecistas tienen más preocupación en no perder que en ganar.
Un ejemplo de que las
personas tienen aversión a perder es que es más factible que actúen para evitar una pérdida de empleo que para conseguir
un aumento. Otro ejemplo se puede ver en las apuestas deportivas que hay por
internet, donde se prefiere apostar donde se puede perder poco que en donde se
puede ganar mucho, los economistas han hecho un amplio estudio de esto, pero si
vemos los resultados en los torneos de elite vemos que la cantidad de tablas
rebasa varias veces la de victorias. Dicen algunos comentaristas que es por la
alta fuerza de los competidores, pero más bien parecen que solo quieren jugar a
ganar cuando casi no hay riesgo.
Carlsen siempre juega con
las tablas en la mano antes de lanzarse a ganar. Eso, en el gran ajedrez lo ha
hecho casi invencible. Su enorme trabajo de preparación, su talento, su
actitud, donde va ganando sus ventajas poco a poco, en la imagen actual de las
reglas de Steinitz de la acumulación de pequeñas ventajas lo hacen el mejor en
los tres “ajedreces”. Número 1 en Gran Ajedrez, y empatado en primero en
ajedrez blitz y ajedrez rápido, donde queda segundo por un desempate.
Pero si vemos a Ivanchuk,
con su ajedrez activo, ambicioso pero
complicado, muy bueno para ajedrez rápido, pero no tanto para blitz que no da
tiempo suficiente para desmadejar las posiciones, pero tampoco para el Gran
Ajedrez, donde los nervios a menudo lo han dañado contra jugadores que no son
superiores a él, excepto en el auto control.
A Carlos Torre Repetto los
nervios lo dañaban mucho en 1925 y 1926, y aunque hay evidencias de una crisis
provocada, es obvio, por lo que cuentan todos los que lo conocimos, que si era
muy ansioso y nervioso para todo, sus dos sistemas de reflexión, la liebre y la
tortuga lo tenían en conflicto, una disputa que en blitz se eliminaba y la
liebre dominaba. Torre hubiese, si en su vida se hubieran efectuado, sido una
estrella de los campeonatos mundiales de blitz. Seguramente hubiera sido el
sexagenario sensación en tales eventos. En el blitz su sistema de razonamiento
rápido se liberaba y dominaba.
Una de las afirmaciones que
Torre hizo a los sicologos soviéticos que lo analizaron y que luego fue muy apreciada
cuando diseñaron su set de exámenes para detección de talentos que era la
herramienta más útil para determinar que tipo y dimensión de apoyo había que
dar a los escolares soviéticos, fue la de los dos sistemas de razonamiento, la
liebre y la tortuga de Torre.
Primero quiero aclarar que
el sistema de detección de talentos no era utilizado para ver a quien si y a
quien no dar apoyo para su desarrollo como ajedrecista, se les daba a todos
apoyo, incluso los que parecían menos dotados, como Korchnoi, de acuerdo a esos
exámenes, como a los que parecían muy dotados, como Spassky, ambos recibieron
apoyo, pero de diferente tipo. Según exámenes de talento, se suponía que
Korchnoi no iba a ser un jugador de elite, pero los sicologos que lo trataron
decían que se le podía desarrollar una voluntad férrea y que esa posibilidad
debía considerarse como talento. Obviamente en la URSS el concepto de talento
no era para discriminar, sino para buscar equidad y darles oportunidad a todos.
“No todos pueden llegar a jugar como Capablanca, pero cada niño soviético debe
tener la posibilidad de llegar a jugar como Capablanca y es deber del estado
soviético dar esa posibilidad”, fue la declaración de Ilyin Genevsky, líder moral
del movimiento masivo de ajedrez en la Unión Soviética.
Regresando a Torre y sus dos
formas de pensar, la liebre y la tortuga, su concepto era:
La Liebre , su razonamiento para elegir la jugada funciona
automáticamente y rápidamente, con poco o nada de esfuerzo y ningún sentido
voluntario de control . La idea de que jugada hacer aparece de inmediato y en
una gran proporción de los casos es una de las tres jugadas candidato adecuadas
cuando se checa con análisis profunda tras la partida. Torre decía que el 40%
de las veces la primera jugada que se le ocurría era la mejor, tras checar el
análisis. Pero que antes de 1924 era el 20% de las veces y que su “liebre” fue
mejorando gracias a las muchas partidas que analizó en 1924.
La tortuga funcionaba con una actividad mental de
esfuerzo completo, incluyendo los cálculos complicados.
Según los sicologos, las operaciones de la liebre y la
tortuga estaban ambas relacionadas con la experiencia subjetiva, de
asignar, seleccionar y la concentración.
Muchos años después un sicologo, ganador del Premio
Nobel de Economía, Kahneman,
trabajó sobre dos sistemas de toma de decisiones,
el automático, totalmente intuitivo y el lento, resultado de reflexión.
Los entrenadores rusos decían que a la intuición,
a la liebre se le alimentaba con la experiencia
del análisis, así lo maneja el GM Botvinnik, pero decía que ponerla a correr a
menudo era dañino y se oponía a la práctica del blitz de sus alumnos, para no
habituarlos a la impulsividad, sino que era mejor habituarse al análisis, para
que la decisión de la elección de la jugada fuese producto de un esfuerzo
profundo; y que el habituarse a hacerlo,
era una virtud más de la práctica organizada del ajedrez.