Muy frecuentemente, cuando evalúo un texto de enseñanza de ajedrez, comienzo por escudriñar en sus páginas si tiene una metodología en sus proposiciones. Es decir, si para lograr objetivos que propone al lector, los acompaña con un método para lograrlo.
Muchos libros dicen: “Hay que concentrarse y descubrir la jugada oculta en la posición”. Y uno se pregunta ¿Cómo?. Si en seguida el autor dice: “Con estos pasos a seguir”. Ya ve uno entonces que hay un camino organizado, que además del hecho que nos presenta, de la experiencia que nos proporciona, también nos da la ruta, la instrumentación para guiarnos. Entonces el libro es bueno.
También es muy bueno si nos orienta a hallar nuestra propia instrumentación, con algunas bases. Tal vez sea mejor que aquel texto que nos da todo hecho.
Pero si no nos da ninguna metodología, entonces la cosa esta mal.
Manuales de instrucciones y compendios de ejercicios para la práctica deliberada, es lo que se necesita para avanzar en ajedrez a pasos sólidos.