“Cuando el ajedrez llegó a Andalucía”
La Cultura Islámica y el ajedrez.
Por MI Raúl Ocampo Vargas.
Un viejo amigo, el Dr. Carlos Fruvas, me pidió que escribiera este artículo. El deseaba escribirlo y que apareciese antes de octubre , pero su salud le jugó una mala pasada, pero no queriendo retrasar más su aparición, me solicitó que yo lo realizara.
La situación actual en que la avalancha mediática pareciera querer enfrentar a la cruz contra la luna creciente, como en el medioevo, ha estimulado a que los admiradores de la cultura islámica tratemos de difundir la importancia que ha tenido en la historia y así tratar de concientizar a los que nos rodean a que no juzguen a la ligera y sobre todo se cuiden de generalizaciones.
Me gusta terminar mis artículos en www.inforchess.com con una frase de García Lorca: “Si me pierdo, búsquenme en Andalucía o en Cuba”. Esos dos lugares ejercen fascinación sobre mi desde hace muchos años. De Cuba he escrito ampliamente, y mientras desarrollo este artículo, lo hago con un habano y teniendo, como decía Churchill, a Cuba en los labios. Pero de Andalucía he escrito poco. ¿Que se puede escribir que no se haya escrito antes? Andalucía tiene muchos enamorados y es tierra de poetas, le han cantado por siglos, por milenios. En árabe, castellano y en inglés, Andalucía ha sido loada y referida. Desde Washington Irving pasando por Agustín Lara, desde García Lorca hasta Antonio Machado, Andalucía es elogiada por todos los que la conocen. Para mi, no es solo los verdes campos ni el azul claro del cielo andaluz, sino también el excelso marco que le supieron poner sus habitantes, aquellos con sus origenes en el Africa septentrional, que acertaron imprimir un sello especial a esas hermosas creaciones de la naturaleza, con la mano del hombre y su amor.
Pero como aquí toca hablar de ajedrez, la idea del Dr. Fruvas era relatar la historia de un cantor islámico, un filósofo muy especial. La historia de un hombre que bien pudo ser él que llevara por primera vez a Europa el ajedrez: Zirjab.
Ese relato nos trasladará desde la Bagdad persa del siglo noveno hasta la Córdoba universitaria de Andalucía.
En la revista alemana, Schach-Journal (1/1993), el MI Ricardo Calvo escribió un artículo sobre Zirjab que inspiró al Dr. Fruvas una breve investigación. Poco más pudo añadirse a lo escrito por tan connotada pluma española, el Maestro Calvo en su artículo supo poner al mundo del Islam a la vista de sus lectores ajedrecistas, pero ya que el artículo es poco conocido, es que me atrevo, por petición de Don Carlos, a dar una breve versión de la historia de Zirjab.
Zirjab era un músico persa que destacó ampliamente en la corte de los Cálifas de Bagdad. La noche de los tiempos, que todo lo oscurece, permitió algo de luz a sus biógrafos y sitúan su fecha de nacimiento en el año 783, y la de su fallecimiento en 857. A pesar de gozar de buena posición en la corte de Harun ar Rashid en Persia, la intriga de un poderoso rival, instó a Zirjab a viajar fuera de sus tierras de origen, teniendo a todo el Islam por destino. Zirjab no era el nombre real de nuestro personaje, sino una especie de ápodo que era como un elogio a su voz privilegiada. Zirjab es el nombre de un ave de canto muy especial. El nombre árabe real de nuestro protagonista es Abul Hassan Ali ben Nafi. Además hay que agregar que así fue denominado ya a cierta edad, pues era un esclavo persa liberado que adoptó ese nombre árabe. La vida de Zirjab fue complicada desde un principio y se puede decir que los obstáculos con que se topó en la vida sirvieron para templar sus talentos y pasar a la historia en más de una manera, como los verdaderos grandes. El caso es que Zirjab parte de Persia , ya con una buena fama de músico, a ofrecer sus servicios a las diferentes cortes islámicas, la fuente de trabajo natural en la época para los artistas. En el año 821, a los 38 años, una edad ya difícil en esos tiempos para reiniciar una vida lejos de su patria, escribe al Emir de Córdoba, Al Hakam I, buscando un lugar. Ya Zirjab, con su familia, había recorrido todo el Africa Islámica, además de que había oído de la belleza de Andalucía y del poder de los moros en Europa. Así Zirjab arriba a la España de los emires, cargando entre sus preciadas posesiones un juego de ajedrez. Cuando Zirjab llega a Algeciras, camino de Córdoba en 822, lo reciben con la noticia de que su presunto mecenas, el Emir Al Hakam había fallecido. Ya por retornar , recibe un mensajero que antes de morir había enviado Al Hakam, el cantante judío Mansur. Este le aseguró que el nuevo Emir Abd ar Rahman II, también era un amante del arte, como su ilustre predecesor. Esto convenció a Zirjab a reanudar el viaje a Córdoba, donde fue recibido, gracias a la fama que le precedía, como un rey.
La Andalucía que descubre Zirjab, era una tierra fértil, con los aromas exquistos de la India, combinados con las mejores características de todo el Islam, exuberancia como en la provincia persa de Ahwaz, con playas como las de Aden, un clima templado como Yemen, y una aire y una temperatura como el mejor lugar de Siria. El Islam, desde Istambul hasta Córdoba, era un paraíso sobre la tierra. La sequedad que ahora tiene la tierra Andaluza, no existía hace mil años. Era un jardín hermoso. Un poeta escribió: “Que divino es, para la naturaleza sensible de un poeta, estar bajo el cielo español”. El nuevo emir Abd ar Rahman II era un sibarita, muy lejos de la vena guerrera de sus antecesores. De vez en cuando, si las circunstancias lo obligaban, emprendió combate con los reyes cristianos en el norte, pero lo hacía contra toda su voluntad. Amaba a Córdoba y no podía estar mucho tiempo fuera de ella. Un intelectual, favoreció la vida universitaria de Córdoba y se rodeo de artistas y sabios. Fue uno de los que iniciaron el verdadero florecimiento de el Al Andaluz, que abarcaba una extensión mucho mayor que la región que hoy denominamos Andalucía. En los siglos noveno y décimo, Córdoba, posiblemente, era la ciudad más grande del mundo.
Zirjab no sólo destacó como músico y cantante. Fue maestro en diferentes disciplinas, destacando incluso en la cocina. Su influencia en la música de su tiempo fue muy grande, con innovaciones en la técnica de la época. Además, difundió las maneras cortesanas de la Persia Islámica, que destacaban como las más refinadas del mundo árabe. Cooperó en dar a conocer la cultura, ya entonces milenaria, de Bagdad en Andalucía, contribuyendo a la elevación de las artes en la España musulmana. Curiosamente, introdujo la costumbre de que los alimentos no fueran injeridos desordenadamente, sino primero la sopa, luego las hors d’oeuvre, un platillo principal de carne o pescado, terminado con algo dulce, como postre, y un licor. Nada más faltó que recomendase fumarse un habano mientras se tomaba un poco de café. Pero no fue tan afortunado para conocer los habanos. También favoreció la moda de cortarse el pelo, de ponerse cremas y fue el primero en promover el uso de la pasta dental. Introdujo los pasatiempos persas, como el polo, y por supuesto el ajedrez, y se supone se lo enseño a todos en la corte de Córdoba. Incluso introdujo algunas supersticiones, como el temor a los espejos rotos y al número trece, o triskaidekafobia. Logró un amplio éxito económico. Lamentablemente, a pesar de haber sido esclavo él mismo, llego a recorrer las calles de Córdoba con un séquito de 100 esclavos.
Sobre el ajedrez, algunas tradiciones discuten si fue él o Muqtabis de ibn Hayyan el primero en traer el ajedrez a Europa. Realmente no hay una prueba decisiva, excepto algunas declaraciones legales de lo que traía Zirjab al arribo de las aduanas españolas, pero como la personalidad de Zirjab fue tan importante para Córdoba, la mayoría de los cronistas lo favorecen. Según un artículo de Hans Ree publicado en New in Chess en 1996, hay un libro moderno sobre Zirjab, escrito en 1978 por Swan en San Lorenzo del Escorial, y ahí cita que Zirjab encargó en 833 a tres mercaderes judíos que le trajeran juegos de ajedrez, lo que señala que once años después del arribo de Zirjab aún no se elaboraban juegos de ajedrez en Córdoba. El mismo Ree dice que aunque no pudo encontrar una prueba irrefutable de que Zirjab introdujo el ajedrez a Europa, se sintió hechizado por la historia de este personaje, descubriendo en él una importancia histórica notable y que sus investigaciones le dieron más de lo que él esperaba.
En el noreste de Córdoba hay una calle con el nombre de Zirjab, incluso en esa calle puede uno encontrar un café bar con el nombre de Zirjab. Ree mismo cita varias enciclopedias de Andalucía donde se atribuye a Zirjab la introducción del ajedrez a Europa. Si no fue Zirjab, no cabe duda que era la persona digna de tener ese honor. Zirjab fue muy importante para la historia de Córdoba. Como hecho curioso quisiera agregar que, a causa de su éxito, Zirjab también tuvo celosos rivales en España y que estos lo atacaron a través del ajedrez. Uno de ellos era el poeta diplomático Al Gazal, quien sárdonicamente llamó al ajedrez “satánico y sucio” , en uno de sus poemas. Seguramente para mortificar a Zirjab, ya que todos en Córdoba relacionaban el ajedrez con el célebre músico. A su muerte, en 857, Zirjab era extremadamente rico y estimado. Sus ocho hijos y dos hijas, todos músicos, permanecieron en la corte y eran muy honrados y apreciados.
Cuando elaboraba el material para realizar la serie de televisión “El Juego es Pensar”, quise dedicar un programa a Zirjab, pero algunos “asesores” de la producción recomendaban no meter mucha historia en una serie que más bien estaba dedicada a enseñar los conocimientos básicos sobre el ajedrez. Sabiendo lo limitado del tiempo disponible para desarrollar el curso, solo diez programas de 45 minutos cada uno, tuve que aceptar. En mi imaginación veía las bellas imágenes de Andalucía del siglo noveno, el marco de la mezquita de Córdoba, e incluso, trasladandonos a Granada, la excelsitud del salón Dos Hermanas como escenario de una partida de ajedrez. Al menos pude ver en la serie las escenografías que recuerdan a la Andalucía en alguna forma. Zirjab no solo era ejecutante, sino compositor y poeta, hubiera sido espléndido contar con su música como fondo de un programa sobre su vida y el ambiente de la corte de Abd ar Rahman II. Me imagino sus jardines repletos de animales exóticos, jirafas, rinocerontes y aves cantoras, un auténtico zoológico como lo describen las crónicas de la época. Poco queda ya de ello, de la grandeza de los emires en Córdoba, destacando la Gran Mezquita. De la España musulmana su mejor recuerdo esta en la Alhambra de Granada, la que ha inspirado a tantos. Según Ree en su artículo, solo quedan unos 500 musulmanes en Córdoba y de la mezquita de Abd ar Rahman II la mayor parte ha dado paso a la Catedral. Zirjab supo llevar la influencia de la civilización refinada del Califato oriental a Córdoba y dejo un sello que la patina del tiempo va ocultando poco a poco. Pero basta la fama de la Universidad de Córdoba y recordar que gracias a ella llegó a nuestra cultura la herencia griega y de los llamados clásicos, y pensar que cuando una gran universidad existía en Andalucía, en el resto de Europa se vivía una existencia salvaje, donde aún algunos guerreros bárbaros se pintaban de verde en Alemania y bebían en los cráneos de sus enemigos.
Ahora que algunos hablan de los musulmanes como si fueran terribles, parecen olvidar que son herederos de una cultura milenaria y avanzada como ninguna en el mundo. La luz de Andalucía iluminó Europa durante siglos y los orgullosos herederos de la España de ultramar, debemos recordar que prácticamente todos los latinoamericanos tenemos una fuerte y rica herencia de la España islámica, que duró ocho siglos y que dejo una huella en nuestra raza y cultura que hace de los árabes nuestros hermanos en el camino de los siglos. Si una vez va a un restaurante de comida árabe y ve en el menú un platillo llamado Zirjabi, acuérdese de Zirjab, que fue quien lo creo. El maestro del ajedrez en Córdoba.
“Si me pierdo, búsquenme en Andalucía o en Cuba”
García Lorca.
Naucalpan , Estado de México a 25 de septiembre de 2001.