Para la realización de varios proyectos que se vislumbran en la segunda mitad del año, estuve revisando los diferentes paquetes y métodos de estudio que se ofrecen en diversos países y diferentes idiomas.
Existen muchas alternativas como las de la española EDAMI o las europeas como chessdom o la Escuela Internacional de Ajedrez de Rumania, o las diversas academias en los Estados Unidos como las de la GM Polgar o de otros grandes maestros generalmente que emigraron de la Europa Oriental. Otra opción muy interesante es la producida en Dinamarca aunque el danés está al alcance de muy pocos fuera de ese país.
Como todos los que elaboramos cursos examinamos lo que hacen los colegas, difícilmente alguien aportará algo realmente muy diferente, por lo que la oferta variará en costos y en pequeños detalles, así como el idioma y algunas formas y no tanto en el fondo. Aunque hay que tener siempre presente la afirmación de Reyes Heroles, “La forma es fondo”.
Sería absurdo decir que un sistema de estudio es malo, si yo mismo estoy estudiando cada uno de ellos. ¿Qué tan justo es afirmar a los lectores sobre algunas deficiencias de los Packs EDAMI, si los he leído de cabo a rabo, y muchos de sus contenidos, claro que con un amplio sello personal, los he utilizado para elaborar mis lecciones? ¿Cómo criticar el Chess Base Magazine o las clases de Chessdom o de la GM Polgar, si avídamente reviso su material nuevo apenas aparece?
Cuando me preguntan que recomiendo, claro que tengo que recomendar el mio, pues se supone que si revise y analice los otros para elaborar mi sistema, el derivado de eso es un sistema que yo creo superior, pues nadie revisa y recopila diversas fuentes para crear algo menos rico que lo de todas ellas juntas. Por supuesto que mi criterio personal decide que uso de aquí y de allá, por lo que mi método se vuelve en realidad MI METODO, pero claro que deriva de todos los métodos.
Entonces lo que pagan mis alumnos es el juicio que ejercí para dar relevancia a tal o cual contenido y la forma en que pretendo sea la mejor manera para ser asimilado, así como la filosofía y metodología que creo es la mejor para que los que se acercan a mi cumplan con sus sueños. Soy un facilitador, pero no puedo decir que algo sea mejor que otra cosa. No podemos preguntarle su opinión a Dios, si no teniendo fe en que él nos guiará hacia nuestro bien.
Ahora que la responsabilidad que asumo es la de examinar todo lo que aparece sobre enseñanza del ajedrez en el mundo para hacer mis cosas basado en que conozco el estado del arte.
Entonces fundamento mi propuesta en miles de libros de ajedrez, miles de revistas, decenas de entrenadores con los que realizo intercambio de ideas y de información, así como en 40 años de dar clases y esos mismos años de estar abierto a ver lo que los demás opinan sobre como dar clases, y a todos los días tratar de conocer algo nuevo, intercambiar alguna idea o material, así como revisar el efecto de mis lecciones en el progreso de mis alumnos hacia e logro de sus metas.
¿En que radican las diferencias de mi oferta con otras ofertas? En el uso de la Psicología, en el empleo amplio de la informática aplicada al ajedrez, en establecer un modelo claro basado en los modelos exitosos, que no contenga ambigüedades y que sea tangiblemente verificable en su eficacia.
Las combinaciones del uso del software, videos, material documental, archivos en Chess Base, de materias de ajedrez con materias de pensamiento positivo, herramientas prácticas, modificación de estructuras mentales, si no existen en ese conjunto en otras propuestas. Una metodología enfocada en lograr que adultos que ya no veían claro como progresar tengan de nuevo un futuro de avances, y que los niños tengan garantizado su superación continua toda la vida, en lugar de métodos en que avancen rápido por un tiempo, pero hipotecando su futuro, causando que poco después, cuando tengan poco más de 20 años de edad, su progreso sea nulo o muy lento, desertando del ajedrez a temprana edad. Mi método está basado en la práctica deliberada y no en el talento como factor esencial.
¿Qué opciones ofrezco? Esa es otra historia.