Desde su misma infancia, el ajedrecista niño o joven vive bajo la tensión de la carencia crónica de tiempo.
Muchos jugadores jóvenes se quejan de que ellos están casi siempre muy ocupados, y no tienen suficiente tiempo para realizar un serio estudio del ajedrez.
Se hace por ello necesario el desarrollar la habilidad de dirigir nuestro tiempo de manera adecuada, utilizar nuestro tiempo con la eficacia óptima.
Tal habilidad en un talento joven determina, en alto grado, la medida en que crece su fuerza en ajedrez.
Si se planea bien la agenda, la lista diaria de ocupaciones, seguramente será una sorpresa cuantas horas adicionales uno será capaz de dedicar a su superación en el ajedrez.
Hay varios textos útiles que uno puede recomendar sobre la planificación de nuestro tiempo, con títulos a veces tan atractivos como “Controle su tiempo y su vida”. Algunos parecen muy llamativos, pero la gran mayoría dan sugerencias útiles que se pueden aplicar inmediatamente.
El tiempo es dinero, dicen algunos, pero en realidad el tiempo es vida, que es muchísimo más valiosa que el dinero. Si no nos gusta tirar dinero, menos nos debe agradar tirar vida.
Si el aprender a manejar el tiempo diario nos ayuda a ahorrar muchas horas para estudiar ajedrez, nos conviene estudiar seriamente algún breve libro sobre el manejo de tiempo, tema muy preocupante para la gran mayoría de ejecutivos. Cada minuto que se emplee en aprender las técnicas de manejo del tiempo diario, nos producirá en horas que podemos emplear para estudiar ajedrez, sin dejar de cumplir las tareas habituales.
Parte de las funciones de un buen coach es trabajar en que el coaprendiz maneje bien su tiempo, pero esa tarea debe hacerse en la etapa adecuada, pues requiere examinar integralmente las actividades rutinarias diarias de cada quien, y el hacer cambios en tales actividades solo debe hacerse cuando se haya avanzado y consolidado la relación coach coaprendiz en alto grado.