El 4 de marzo cumpliría 78 años de edad el
GM Bent Larsen, quien muriese en septiembre de 2010 a los 75 años- El ajedrez
de Dinamarca pudo realizar en vida una
serie de homenajes que se desarrollaron a lo largo de 2010.
No hace mucho comentaba la influencia que
los libros de Larsen, principalmente el de “Escuela de Ajedrez” en danés,
habían influído en la actual estrella de Escandinavia el GM Magnus Carlsen.
Como ahora lo hará Carlsen en el próximo
torneo de Candidatos al Campeonato Mundial, Larsen fue con Fischer el escollo
principal para que un ruso no fuese, como las más de las veces, el retador
oficial al campeonato Mundial.
En el período que va de 1956 a 1972, se les
consideró a él y a Fischer como los únicos rivales a la hegemonía soviética
sobre el ajedrez.
Si se quisiera registrar un record de más
torneos internacionales de ajedrez ganados por un jugador, seguramente Larsen
estaría solo después de Karpov y Kasparov; pero como sus mayores éxitos fueron
hace casi 40 años, para las nuevas generaciones es casi desconocido como
jugador, pero afortunadamente como autor sigue siendo vigente en el norte de
Europa.
También los libros de Larsen en castellano
son muy leídos, y recientemente en inglés apareció este año un libro que
pretende rendir homenaje y recuerdo al genial jugador danés.
Como escribí en ocasión de su 75
aniversario hace tres años, es lamentable que de alguna manera, la larga
estancia de Larsen en Argentina no fue aprovechada para crear una escuela de
ajedrez, pero en cambio si fue profeta en su tierra natal en Dinamarca, con su
presencia o con su ausencia, a la distancia,
fue faro del ajedrez danés y así
como para Carlsen, para muchos daneses sus cuadernos de instrucción (en inglés
se les conoce agrupados en un solo libro “The Good Moves Guide”), son
considerados como fundamentales para el desarrollo de generaciones de grandes
maestros nacidos en Dinamarca.
Seguramente influyeron en los libros de
moda del autor danés de ajedrez más celebre, el GM Aagard.
En su visita a México en 1972 a muchos nos
impresionó la fuerte personalidad y bonhomía de Larsen y cada vez que lo encontrábamos
en algún torneo de ajedrez en cualquier parte del mundo, era un privilegio
conversar de nuevo con él.