La innovación es el motor del
progreso de nuestra sociedad. Generalmente se acepta definirla como una
alteración drástica de la vida de las personas causada por la introducción de
nuevas ideas o nuevos productos o servicios. Así pues, una innovación no es un
simple descubrimiento filósofico, tecnológico ni la experimentación de una idea
para enfrentar un problema, satisfacer una necesidad o producir un nuevo
resultado. A menos que tales cosas afecten a la vida de la gente, su
importancia social es mínima. Solo cuando provocan cambios radicales en la vida
de las personas merecen recibir el nombre de innovación.
Si ante el problema de cómo jugar
mejor el ajedrez utilizamos una idea y esta nos da resultado nuevo y radical, tenemos
una innovación.
Según un viejo texto de Giambattista Vico,
la Scienza nuova (1744)– se dice que tres son las “mentis operationes”:
percepción, juicio y raciocinio, y que tres son sus correspondientes artes
reguladoras: la tópica, la crítica y el método, siendo las tres operaciones facultades
concedidas al hombre para conocer.
Hay que ir más allá en ello
considerando que “El ingenio es la facultad propia del saber”, pues el hombre
percibe, juzga y razona, mas con frecuencia de forma falsa, temeraria y
errónea. Si existe en verdad una facultad segura y propia del saber, ésta es el
ingenio, “por el que el hombre es capaz de contemplar y hacer lo semejante”,
siendo la semejanza (similitudo) “la madre de toda invención”.
Se cuenta que Steinitz
desarrolló su método, lo que hoy se considera la moderna teoría del ajedrez en
la observación de las partidas de Morphy y determinar cual era la razón con que
tan fácilmente derrotaba a sus adversarios, y así encontró similitudes y trato
de ver cómo hacer las semejanzas.
Tras que se divulgaron
ampliamente estas ideas, claro con sus evoluciones en que contribuyeron muchos
pensadores e investigadores ajedrecísticos, muchos jugadores notaron que
enriqueció su manera de enfrentar el problema de hallar la jugada “mejor”, la
aportación de Steinitz fue utilizada ampliamente y tuvo repercursión real en la
“sociedad” ajedrecística y su impacto la convirtió en verdadera innovación y
determinó la trayectoria del pensar ajedrecístico del siglo XX.
De ahí han partido muchas
pequeñas innovaciones que han ido amalgamándose a la gran innovación de
Steinitz. Métodos aquí y allá. Todos con sus ingenios, contemplación y hacer
semejantes, modificando un poco lo anterior.
En estos tiempos de rápida
comunicación y facilidades de intercambio de ideas, además de abundancia de
torneos que brindan la oportunidad de miles de pruebas y errores de cada idea,
si un método aspira a ser innovación dependerá de que cambie los resultados en
muchos jugadores.
Ahora no se necesitan
muchos años o meses para que una nueva idea o método se conozcan por cientos de
practicantes, aunque si faltan los comentaristas que sean referentes a si estos
métodos o ideas puedan etiquetarse como innovación en todo el sentido de la
palabra.
Para el jugador de ajedrez
que posea conocimientos elementales del ruso, idioma en que se ha difundido
prácticamente de manera única las propuestas de Chuzakin, fue fácil hacer su
propio juicio y tomar la decisión de probar un poco esos planteamientos e
intercambiar con otros sus observaciones y aportar sus adaptaciones personales.
Así han pasado algunos meses y muchos, aunque pocos referentes, han dado su
aprobación en general.
Aquí solo quiero dar
seguimiento a la crónica para instar a que los lectores de habla hispana a que
se informen un poco sobre ese sistema. En los boletines bucaneros he tratado de
analizar algunas partidas usando algunas de las propuestas de Chuzakin y sus
modificadores, para darle alguna difusión. En textos que preparé y fueron
recientemente publicados observé que las adecuaciones hechas por algunos
editores no me parecieron muy afortunadas y lamentó tener que decir que la
labor deja mucho que desear en lo que toca a dar a conocer esas ideas que me
parecen notables. Sólo quiero decir para cerrar el año que haré otros intentos
si me alcanza el tiempo, pero si no, comentar que si desconocen las ideas de
Chuzakin no pasen por alto el intentar conocerlas.