Decía el gran entrenador soviético, el letón Alexandr Naftalevich Koblentz (Aleksandrs Koblencs), uno de los Magos de Riga, que leer a Ruy Lopez era
imprescindible para los ajedrecistas serios que deseaban investigar la esencia
del ajedrez y estudiar la pedagogía catalana de las primeras dos décadas del
siglo era subir al nivel máximo de la educación. ¡Como no coincidir en ello cuando en México tuvimos
la suerte de contar en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México
la presencia del mensaje catalán de la educación moderna! Sabemos que el
ajedrez moderno nació en tierras valencianas y que en la unión de los reinos
que formarían la España de los Reyes Católicos se expandió el ajedrez por toda
la Iberia, para que Ruy López de Extremadura fuese su evangelista. Pero realmente
causaba extrañeza como para un Mago de Riga, tan al norte, conociese tanto de
los pensadores catalanes.
La pedagogía en España
llegó en un momento dado a ser la más avanzada del mundo, cuando de tajo se
cortó la ruta de esa savía por la guerra civil. Pero de alguna manera correría
ese líquido maravilloso hacia la URSS y hacia México y ahora es posible, y es
preciso, tomar en cuenta las enseñanzas catalanas, si de introducir el ajedrez a las aulas
mexicanas se trata. Se debe uno inspirar en la URSS y en aquella España para
tarea tan ardua.
Estudiar la fuente
primaria de Ruy López, pero con lo moderno de Ferrer i Guardia. De Joan Bardina
y Prat de la Riba tomaron ideas en la lejana Moscú y Riga, ¿cómo no hacerlo si
en México tuvimos a Oriol Anguera, a Sanchez Vazquez y a tantos otros que de la
España peregrina mostraron como hay que enseñar?
Romanovsky, Rabinovich,
Botvinnik, Koblentz, Gipslis, Razuvayev, Panchenko, Dvoretsky, tendrán que
estar en todo lo que se trate de ajedrez, pero en pedagogia no se puede olvidar
a la escuela moderna catalana, anarquista y no, religiosa como Ruy Lopez y no.
Grandeza España de todos los tiempos.
Si hay que enseñar
ajedrez no podemos olvidar a las cuatro condiciones de Bardina:
Primera, desarrollar las facultades según la
naturaleza de cada una
Segunda, la educación ha de ser humana, es decir, libre.
“Atacar la libertad como potencia, es atacar lo más profundo del ser humano, es
negar al hombre”
Tercera, que prepare para la vida, lo cual
supone el ejercicio del dominio de sí, responsabilidad y confianza en
los demás.
Cuarta, la educación ha de tener en cuenta el tiempo
presente.
Y que cada libro de texto que usemos tenga cinco
aspectos bardinianos:
- Una parte mnemotécnica o de memoria.
- Una parte explicativa.
- Una parte sintética.
- Una parte gráfica.
- Una parte práctica.
Y como enseñaba Albert Oriol Bosch, cuando de medicina hablaba pero que en ajedrez no se
pueden dejar de tomar en cuenta sus obviedades educativas:
1.
En el proceso educativo el protagonista es siempre el que aprende.
El que enseña no es más que un recurso de ayuda.
2.
La importancia del que enseña reside tanto en su rol modelizador
como en su experteza de contenidos y procesos.
3.
La educación ajedrecística no es una
finalidad en sí misma y debe perseguir un fin (educación orientada a
resultado).
4.
Deben usarse variedad de metodologías educativas ajustadas en
cada caso a los objetivos perseguidos. Para dominar las diversas metodologías
no hay otro mecanismo que practicar con ellas.
5.
Por razones éticas y prácticas la educación ajedrecística deberá utilizar en
mayor medida las simulaciones como instrumento educativo.
6.
La evaluación es parte esencial del proceso educativo y debe
incorporarse ya en la fase del diseño de las actividades docentes.
7.
La metodología evaluativa debe ser robusta y estar alineada con
los objetivos de aprendizaje.
Y del Maestro Ricardo Mella recordar siempre:
- Todos los seres humanos tienen necesidad de desarrollo físico y mental en grado y forma indeterminada.
- Todos los seres humanos tienen el derecho de satisfacer libremente esta necesidad de desarrollo.
- Todos los seres humanos pueden satisfacerla por medio de la cooperación o comunidad voluntaria.
Con todos esos apuntes, apoyados en los hombres
de todos esos grandes mencionados, la tarea de cómo se debe introducir el
ajedrez en las escuelas mexicanas tiene señalado un camino, que habla ruso,
catalán y castellano.
Habrá que darle su toque americano, de
Altamirano, Carlos Torre Repetto, de Martí, Manuel Marquez Sterling y de Andrés
Clemente Vázquez, de las raíces autóctonas de Tlacaelel, Ahuizotl y Netzahualcoyotl.
Las tertulias habaneras en que las horas pasaban
sutiles y sin sentir al lado de la palabra de Don Francisco J. Pérez, comentando
partidas de Torre contra Alekhine y Capablanca, mientras citaba a Ferrer i
Guardia, a Bardina, pero también pensaba en Chigorin, mientras oíamos música de
Falla y veíamos cromos de Vigo, tomando sorbos de ron y fumando habanos, de
ellas recuerdo las citas catalanas, mal pronunciadas, pues para ambos era
idioma extraño, pero que prometí recordarlas, de :
“memoria tarda, si be tenaç;
inteligencia oberta;
rahó pesada pera les altes especulacions,
peró ferma y intuitiva pera lo practich inmediat;
avaricia, molt antich;
kabilisme, no tant antich;
esperit emprenedor;
patriotisme”.