Que para mejorar necesitamos
realizar cambios continuos parece ya generalmente aceptado por todos los
ajedrecistas. Si hacemos lo mismo, no podemos esperar mejores resultados.
Cambios en actitudes a la
hora de jugar, cambios en nuestros métodos de entrenamiento técnico de ajedrez,
cambios en el desarrollo de nuestras habilidades mentales y, muy importante,
cambios en nuestra funcionalidad física, deben ser fundamentos de nuestro
trabajo diario para mejorar nuestro ajedrez.
Pero para crear nuestro
programa de cambios debemos establecer dónde estamos y así planear los cambios
y luego, con un monitoreo de seguimiento, ver si lo que hacemos tiene efecto en
nuestra situación, si puede tener un impacto más grande, o hemos errado el
camino y no avanzamos.
El ajedrez es como remar
contra la corriente, a un poco que dejemos de remar, vamos para atrás, no solo
no avanzamos, sino que además retrocedemos.
Pero así como algunos les
cuesta trabajo entender que para seleccionar nuestra jugada en el tablero
tenemos por fuerza que evaluar la posición continuamente, hacer nuestro
diagnóstico de donde estamos y cuáles son las asignaturas pendientes en la
partida, en la vida real nuestra auto crítica suele estar aún más ausente. No
sabemos cómo estamos en ajedrez, en nuestra mente, en nuestro cuerpo, nuestro
ánimo, motivación, control emocional y nuestra disposición al esfuerzo.
Claro que para hacer el
diagnóstico tenemos que hacer un fuerte trabajo, pues se trata de establecer
donde están nuestros límites. Si queremos saber hasta que altura podemos
saltar, tenemos que saltar haciendo nuestro máximo esfuerzo. Si queremos saber
que tanto podemos analizar una posición, tenemos que analizar una posición muy
compleja y hacer nuestro máximo
esfuerzo. Esforzarnos hasta el agotamiento. No hay otra manera de medirse bien,
si no llevarnos hasta el límite. Nuestro problema básico para emprender el
diagnóstico es nuestra pereza.
Es necesario saber más de
nosotros mismos, sin eso no podemos progresar, pero es terriblemente duro el
esfuerzo que hay que hacer para ubicarnos.
Tenemos, afortunadamente
muchas herramientas. En la funcionalidad física ya ha demostrado, con más de un
millón de personas medidas, su eficacia el programa Ponte al Cien. Para el
ajedrez la experiencia de diagnosticar millones de ajedrecistas a lo largo de
siete décadas nos la proporcionó la Unión Soviética antaño y Rusia hogaño. Faltaba
la traducción y ver como apoyarnos con la informática. Eso ya recientemente se
logró, por eso podremos empezar con Ponte al Cien y Ajedrez. Para las
habilidades mentales hay la experiencia de un siglo de test de inteligencia y
pruebas sicométricas, pero el último lustro, gracias a la informática y a la
comunicación de estadísticas de todo el mundo, tenemos ya sistemas de
diagnóstico de una confiabilidad aceptable, y que no cae en los errores de los
tests que se usaron en los Estados Unidos como filtros para sus tamices de
migración, que en realidad eran como reforzamiento de argumentos racistas y
discriminatorios de género. Son menos sólidos que los del Ponte al Cien y
Ajedrez, pero aceptables. Test sicológicos para ajedrecistas han visto una
evolución rápida en efectividad en los últimos diez años y pronto también serán
de confiabilidad aceptable.
Es lo que hay, y no está aun
ideal, pero como decía antes, aceptable.
Lo que no es aceptable es
esperar mejorar sin hacer el diagnóstico de arranque. Sin eso, no puede haber
más que posibilidades aleatorias de progreso en nuestro nivel de ajedrez.
Sin esos diagnósticos,
esfuerzos no fundamentados en esas mediciones, serán totalmente inadecuados y
solo producirán frustraciones y la pregunta: ¿Por qué no mejoro si estudio y
entreno tanto? Persistirá como una mala sombra en nuestro desempeño en torneos
de ajedrez. Si es así, sufra parce, que lo tiene merecido…
Me permito citar unas líneas
del libro publicado “La Vida imita al ajedrez” donde figura como autor Kasparov
y que tiene mucho sentido. Kasparov tiene un muy buen equipo de trabajo y una
preparación personal muy especial, por eso vale la pena estudiar sus libros, ya
sea que hayan sido escritos exclusivamente por él, o con ayuda de su excelente
equipo de trabajo, por eso es muy válido citarlo:
“¿De qué carezco? ¿Cuáles son mis puntos fuertes? ¿Qué
clase de desafíos tengo tendencia a evitar y por qué?
El método del éxito es un secreto, porque solo se puede
descubrir analizando nuestras propias decisiones. No se puede enseñar a tomar mejores
decisiones, pero se puede aprender de uno mismo.
Hay algo que en un principio parece contradictorio con lo
que acabo de decir. Debemos hacernos conscientes de nuestro sistema de toma de
decisiones, que, a base de práctica, mejorará nuestro comportamiento intuitivo,
inconsciente. Ese comportamiento antinatural es necesario porque, como adultos,
tenemos patrones adquiridos, buenos y malos. Para corregir los malos y mejorar
los buenos, debemos tomar un papel activo en el proceso de mayor concienciación”
GM Garry Kasparov
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