En estos días se desarrolla
un gran evento en Azerbaiyán y no deja uno de pensar en el ajedrez y como se
desarrolló en un medio ajedrecístico tan especial.
El notable ajedrecista
Henrik Chepukaitis y el gran maestro Bagirov tuvieron una gran suerte al ser
designados a cumplir su servicio militar a cientos de kilómetros de sus
ciudades de origen en la ciudad azerí de
Baku y así incidentalmente poder trabajar con el excelente entrenador
Makogonov.
En la diáspora tras los
ataques étnicos que los turcos hicieron a la nación Armenia, numerosas familias
se establecieron en Azerbaiyán, a pesar de las diferencias culturales y étnicas
que existían con los azeríes.
En un fenómeno común en la
Unión Soviética las etnias convivían en paz y se permeaban culturas e
influencias que enriquecían a todos en un mestizaje provechoso y fructífero
similar al que se dio en nuestra América con europeos, nativos de América y
africanos, creando un mundo nuevo en un continente que se renovaría y sería
crisol ejemplar de la diversidad humana.
En lo que toca al ajedrez,
Baku, capital de Azerbaiyán se convirtió en un foco de producción de grandes
creadores ajedrecísticos, en una fusión de rusos, armenios y azeríes.
Makogonov se pudiera decir
que fue el iniciador, con técnicas e influencias totalmente rusas y en su
alrededor se formaron grandes jugadores y entrenadores. Muchos, como los
mencionados Bagirov y Chepukaitis, partirían de Baku a influenciar en San
Petersburgo y Letonia, muy al norte de la URSS. Otros rusos más pasarían por
las enseñanzas de Makogonov en Baku.
Muchos de los grandes
jugadores y entrenadores de Baku son de origen armenio o ruso, como los
primeros entrenadores del famoso campeón mundial nacido en Baku y de origen
armenio Garry Kasparov.
Oleg Isaakovich Privorotsky
fue el primer entrenador profesional o semi profesional que trabajó con Garry
Kasparov en su primera década de vida. De etnia rusa judía, fue reconocido
formador de jugadores de origen armenio y azerí. Nacido en 1943, fue creación
total del sistema de educación soviético que veía a Baku como una parte más de
una gran nación y no hacía diferencias étnicas entre los millones de
soviéticos. La Unión Soviética tenía por capital Moscú, en el centro de Rusia,
y fue creada por Lenin, de Kazan, en Asia, gobernada muchos años por un
Georgiano, Stalin, con sistemas de enseñanza de judíos ucranianos como
Vigotsky, y lidereada en el ajedrez por Botvinnik de Leningrado, la vieja y
actual San Petersburgo.
Oleg Isaakovich seguía las formulas
que los entrenadores rusos, letones, ucranianos, bielorrusos habían consensado
y se aplicaban en Baku. 20 años mayor que Kasparov, pronto se dio cuenta que
había que canalizarlo a entrenadores de alto rendimiento y se apoyó en
Alexander Sajarov, quien siguió estrictamente el plan individual que para
Kasparov diseñarán desde Rusia Botvinnik y Nikitin.
Privorotsky y Sajarov
instruyeron a muchos jugadores y entrenadores nacidos en Azerbaiyán y de origen
armenio que fueron los pilares del ajedrez de Armenia actualmente, que ha
ganado varias Olimpíadas de Ajedrez.
El ídolo de Armenia en
ajedrez, el excampeón mundial Tigran Vartanovich Petrosian tampoco nació en
Armenia, sino en Tiflis Georgia, pero como Kasparov, son armenios étnicos que
al nacer soviéticos pertenecían no solo a su pueblo vernáculo sino a una gran
nación.
Una gran parte de los
jugadores que actualmente son orgullo de Armenia fueron formados por azeríes de
origen armenio, que al desaparecer la Unión Soviética y renacer las diferencias
ancestrales de cultura y religión, partieron de sus lugares de nacimiento en
Azerbaiyán para radicar en Armenia.
Todo el ajedrez del Cáucaso,
de Armenia, Georgia, Azerbaiyán gira aun como consecuencia de la labor de
entrenadores originarios de diversas ciudades y de diversas etnias tanto rusas,
como armenias, georgianas y azeríes, e incluso con guía continua de
instructores que van desde Moscú hasta la lejana Vladivostok, pasando por la
siberiana Cheliabinsk, que tantos grandes jugadores ha producido.
El GM Bagirov, que influyó
tanto en Letonia, como el siberiano Sveshnikov lo hace actualmente, decía que
si la Unión Soviética no hubiera creado la base de la fuerza aérea en Baku en
donde trabajó Makogonov como instructor de ajedrez, nadie habría sabido de un
Kasparov, nacido en Baku, campeón mundial. Alrededor de la base y con el apoyo
de un nativo de Baku que llegó a importante funcionario cultural de la Unión
Soviética, Heydar Aliev, no se habría creado un medio tan favorable para el
ajedrez en Baku.
En México un presidente de
la República y su grupo de militares cercanos formaron una federación de
ajedrez muy fuerte, con grandes maestros dando instrucción a los mejores ajedrecistas
mexicanos, realizando torneos internacionales y con más de 50 instructores
profesionales trabajando y más de 200 clubes por todo el país, pero llegó otro
presidente que no solo desterró a su jefe máximo sino a toda la directiva de la
federación de ajedrez, y del medio ajedrecístico mexicano que había dado
grandes jugadores, muchos de ellos llegando incluso a ser ministros de estado y
una decena de generales del ejercito, gobernadores e, incidentalmente, un
Presidente de la República de Cuba, no quedó nada, y de 1936 a 1964 se vivió
una era de oscuridad del ajedrez en México hasta que en 1972 volvió poco a poco
a de nuevo ser apoyado por el gobierno. Entre 1924 y 1936 eran innumerables las
escuelas en que se daba el ajedrez como materia tanto de nivel primario, como
en secundarias, preparatorias y universidades. Luego nada. Vinieron a jugar en
México Capablanca, Alekhine, Fine, Kashdan, Campeones mundiales individuales o
por equipos. El principal instructor era el GM Boris Kostic de Serbia, y dieron
conferencias muchos grandes maestros como Carlos Torre, Dake, Steiner, además
de los mencionados. Capablanca y Alekhine dieron simultaneas por decenas de
ciudades.
Los ajedrecistas mexicanos
formados en esa época de oro, como el Maestro Jose Joaquin Araiza Vazquez,
Joaquin Medina Zavalía, Joaquín Camarena, Abel Perez Herrera, todos de esos años antes de 1936, treinta años
después seguían siendo los que dominaban la escena. Superaban entonces los que
una vez tuvieron, ampliamente a los que nunca habían tenido.