En el libro “Rusos contra Fischer”
,de varios autores y encabezados por Plisetsky y Voronkov, se publican las cartas confidenciales en que
los grandes maestros de la primera línea del ajedrez soviético daban sus
opiniones sobre Fischer para que Spassky estuviese preparado de la mejor manera
posible para su match de 1972.
Lo que el libro no establece, a
pesar de que publica varios memorándums “secretos” del Comité de Deportes del
Partido Comunista de la Unión Soviética, es el cuestionario que el Comité
Central de la Federación de Ajedrez de la URSS envió a los grandes maestros
seleccionados.
El cuestionario, publicado en
Chess Life, junio de 2000, por el GM
Nikolai Krogius, asistente de Spassky en el match de Reykjavik, y que
posteriormente fuese presidente de la Federación de la URSS, fue el siguiente:
1. ¿Cuál es su opinión de la
fuerza y debilidades en el juego de Fischer en cada etapa de la partida? ¿Qué consejo
daría de cómo un oponente puede explotar esas debilidades?
2. ¿Cuál es su opinión de las
fuerzas y debilidades en el juego de Spassky y cómo sugeriría que puede superar
en su juego esas debilidades?
3. ¿Cuál sería su consejo
concerniente a aperturas en particular? ¿Qué sistema debería recomendar para el
blanco jugando la siciliana, la India de Rey y la Defensa Grunfeld? ¿Qué recomendaría
que debe jugar el negro contra la jugada 1.e4 de Fischer?
4. Por favor indique algún otro
consejo sobre aperturas que pudiera dar.
Entre los que recibieron el
cuestionario estaban Keres, Korchnoi. Petrosian, Smylos y Tal.
El libro de Rusos contra Fischer
fue tomado por muchos como importante guía de cómo revisar la creatividad de un
jugador, en ese caso con los ejemplos de que descripción hicieron esos
mencionados maestros sobre Spassky y Fischer.
Karpov posteriormente revelaría
que fue invitado a algunas sesiones de entrenamiento del grupo de Spassky,
comentando las fallas que tenía Spassky en lo que respecta a su exceso de
pereza y negligencia en su preparación.
Koblentz esperaba que Tal fuese
importante parte del equipo de Spassky, como lo sería después del equipo de
Karpov en preparación para el match de 1975 que nunca se efectuó, y le paso una
metodología para estudiar a Fischer, así como el cuaderno de acopio de partidas
y análisis que había trabajado Gipslis.
Gipslis decía que esa metodología
iniciada por él mismo y luego modificada por Koblentz había sido muy útil en
los matches en que asesoró a la GM Nona Gaprindashvili en la defensa de su
título contra la GM Nana Alexandría y que sería luego un sistema estándar para
muchos entrenadores soviéticos.
Al principio los georgianos no
compartieron el sistema de análisis de jugadores de Koblentz, pero luego el GM
B, Gurgenidze, asesor de Alexandria, pidió a Gipslis información del legendario
sistema en un congreso de entrenadores poco antes de que Gipslis viajase a
México para preparar a un grupo de jugadores iberoamericanos con vista a la
Olimpíada de Malta de 1980 y comentaba que había perdido la ventaja ante los
asesores de las principales jugadores georgianas, pero que trabajaría con
Koblentz para hacerle continuas mejoras. “En la URSS se pueden guardar secretos
de ajedrez por un tiempo, pero como tenemos que compartirlo, a la larga la
única manera es estar un paso adelante y
no dejar de trabajar”.
El caso es que de 1972 a 1975
hubo cambios radicales en el “famoso” cuestionario y en la manera de trabajar
en preparación contra Fischer y el equipo de Karpov estaba mejor armado y con
mejor metodología que el de Spassky en 1972.
El problema era la condición
física de Karpov que no tenía la fortaleza de Spassky, por lo que preocupaba
que no pudiera soportar el stress más allá de 24 partidas y la regla que quería
imponer Fischer de que se ganase el título quien lograse 10 victorias suponía,
según cálculos de los matemáticos, tomaría al menos 38 partidas y se habían
calculado varios escenarios y ninguno favorecía a Karpov. La esperanza es que
fuese a 6 victorias, entonces serían como 30 partidas y un 45% de posibilidades
para Karpov y 55% para Fischer.
Según Gipslis había la creencia
de que Fischer era asesorado por el GM Fine en el cálculo de posibilidades
sobre lo que pasaría en un match de 6 victorias y uno de 10 como deseaba
Fischer y los soviéticos concluyeron que a 10 victorias, con el empate en caso
de un 9 a 9, dejaba las posibilidades de que ganase Karpov en tan solo 15%. Era
inadmisible y no debiera aceptarse.
Al maestro Roshal, quien fuese
editor por muchos años de la revista “64” se le encargó el cabildeo en la FIDE
en el Congreso de Niza de 1974, además de que estaría ahí el ex fiscal
Baturinsky, que vigilaría el proceso y se apoyarían de la presencia de un cosmonauta
soviético, Sebastianov, y un equipo de
apoyos de las federaciones de todo el bloque socialista en la FIDE. Al
comisionado de ajedrez de Cuba se le encargaría el que los países
iberoamericanos apoyasen las propuestas rusas y contuviera un poco al
pretendiente a la presidencia de la FIDE Rabell Mendez de Puerto Rico;
Sebastianov, el cosmonauta, trabajaría con algunos países de Europa Occidental
y que si lograban tan sólo el 30% de los países fuera del bloque, bastarían
para que las reglas de las 10 victorias no se aprobasen. Dos países querían
realizar el match: Filipinas, representado por Florencio Campomanes, quien
posteriormente sería presidente de FIDE gracias a sus posteriores negociaciones
con Roshal de la URSS y Vega de Cuba; y México, quien era representado por
Manuel Vega, Presidente fundador de FENAMAC y que asesoraba yo en Niza, sobre
todo para las conversaciones con el bloque socialista. Jorge Vega, que no es
pariente de Manuel, apoyaba también, pero advirtiendo que Campomanes ofertaría
la inusual suma de cuatro millones de dólares, pero que nos advertía que el
match de 1975 no se realizaría, pues conociendo a Fischer si no se aceptaban
todas sus condiciones sería inamovible.
Fischer nos comentaría a Manuel Vega y a mí, más de una
década después que los soviéticos controlaban la FIDE y que estaba seguro que
el 100% de las propuestas de ellos eran malignas. “Era muy fácil que debía
hacer yo, simplemente todo lo contrario que proponían…” Cabe decir que en 1974
México votó a favor de todas y cada una de las propuestas de Fischer, pidiendo
disculpas a Jorge Vega por no apoyarlo, pero el cubano estaba tranquilo, pues
en sus cuentas tenía el apoyo del 70% del bloque latinoamericano y este peso
bastó para que, unido al bloque socialista, se ganasen todas las votaciones con
las propuestas de la URSS, excepto unas pocas, no muy relevantes. “No me gusta
ganar por cero al oponente, siempre hay que darle algunos triunfos para que
este más tranquilo” nos decía el ya veterano en las lides de la FIDE y que 40
años después sigue cosechando triunfos políticos en ese foro, a pesar de ya no
tener apoyo de un bloque socialista como en 1974. Campomanes debió a Jorge Vega
mucho de sus triunfos en FIDE y el actual presidente hace mucho que debe sus
reelecciones al líder del cabildeo y la negociación en FIDE.
El caso es que toda la
metodología de los de Riga terminaron al servicio de Karpov desde 1974…