Tras de que Fischer había
derrotado en matches a Taimanov y Larsen con el inusitado record de 6-0 y acumuló una serie de un triunfo tras otro con los más grandes
jugadores; la cúpula de la organización política del ajedrez en la Unión
Soviética decidió que había que enfrentar el problema Fischer con gran
seriedad.
Las escuelas de ajedrez que más
habían trabajado sobre la interpretación de los métodos de los grandes
jugadores y tenían investigaciones profundas sobre la sicología y su aplicación
en el ajedrez, eran las escuelas de Riga y Leningrado.
Era conocido que dos jugadores en
particular habían tenido éxitos al enfrentarse con Fischer: Tal y Geller,
quienes tenían “scores personales” arriba del norteamericano.
Koblentz, mentor de Tal, había
hecho una serie de apuntes sobre las características de la manera de enfocarse
en ajedrez que tenía Fischer. Uno de sus principales discípulos, el GM Aivar
Gisplis reunió todo lo que Fischer había escrito sobre ajedrez, desde las
revistas de menor circulación hasta su libro Best Seller de las 60 Memorables
partidas.
Ese trabajo de investigación para
interpretar el porqué de la fuerza de un jugador era ya de uso mucho antes del
poder soviético.
Dicen que de Alekhine eran las
tres reglas para jugar: Conocete a ti mismo, conoce a tu contrincante y juega
para un fin más elevado que ganar un punto en un torneo.
Pero Lasker era el modelo de cómo
conocer al oponente.
Según Panchenko, Lasker observaba
las partidas de Schlechter, observaba cuidadosamente a Schlechter como persona,
conversaba con él e hizo un análisis psicológico de él. Lasker en un artículo
comenta: “Schlechter ha alcanzado casi
la perfección en el cálculo de variantes, gracias a su mente ordenada y
sistemática, que ha elaborado un sistema paso a paso para calcular jugadas”
Cuando Botvinnik trataba de
aprender de Capablanca, para luego superarlo, realizó amplias observaciones.
Hace años, publique un artículo
donde apunte: Mikahil Moiseievich Botvinnik, al hablar del talento natural de
José Raúl Capablanca y Graupera, escribía: “¿En que consistía su talento? En el
uso del algoritmo de la búsqueda de la jugada de la posición original, el
algoritmo, que básicamente él usaba, tan ejercitado que ya prácticamente lo
realizaba intuitivamente.”
Botvinnik en otro artículo
comentaba que en un tiempo, en su temprana juventud, Capablanca había estudiado
arduamente cientos de finales, analizándolos profundamente y perfeccionando un
sistema para calcular variantes. Se refería a los años entre 1908 y 1914,
primero, y luego estudio libros y partidas comentadas unos meses en 1921 en su
preparación para el match con Lasker. Aunque en este último período mas bien ya
estaba su sistema de algoritmos de elección de jugadas totalmente elaborado y
simplemente lo ponía en práctica.
Lo importante en la creación de
su “algoritmo” personal para calcular variantes lo desarrolló en sus primeros
ocho años de jugar ajedrez en torneos, o sea entre sus 12 años y sus veinte años
de edad.
Así escribí en ese artículo
publicado hace casi una década.
Sobre Fischer y el trabajo que
realizaron varios equipos de soviéticos, me parece que el de Tal, Gipslis y sus
compañeros de la Escuela de Riga, fue el más completo y mejor realizado.
No hace mucho apareció en Rusia
un libro titulado “La Herencia desconocida de Robert Fischer” donde aparecen
muchos de los artículos escritos por Fischer, partidas comentadas y análisis
que aparecieron en publicaciones grandes y menores de ajedrez, pero con algunos
faltantes que Gipslis si reunió y que
además agrupo en patrones y modelos, queriendo establecer “el algoritmo Fischer”.
Estoy en el proceso de traducción
de esos artículos del libro ruso y de los apuntes de Gisplis (¡muchos en
letón!), así como de lo que aparece de los puntos de vista de Tal en el libro “Rusos
contra Fischer”, donde se describe la tarea de varios Grandes Maestros
soviéticos para entender a Fischer y brindarle los mejores consejos a Spassky
para vencerlo.
Koblentz era un sicólogo autoformado,
pero su amistad con Luria, una de las grandes eminencias, y sus estudios dieron
un gran fruto al ayudar a Tal a vencer a Botvinnik y llegar a campeón mundial
en 1960.
Además de analizar a Botvinnik,
supo Koblentz motivar a Tal a que fuera “un ariete” como decía Smylov que había
que ser. Motivo a Tal a trabajar en su sicología personal.
El máximo desempeño (me parece
inadecuado decir “Alto Rendimiento”), significa que uno enfoca toda la atención
a la tarea que se tiene por delante. Para hacerlo así, necesita estar
mentalmente preparado.
El entrenamiento mental según Koblentz
y Gipslis es el trabajo importante que uno hace dentro de sí. Gipslis advierte
que muchos jugadores se sienten incómodos con el entrenamiento mental debido a
que no están familiarizados a hacerlo a un nivel consciente y les intimida, ya
que preferimos alejarnos de las cosas en que no tenemos experiencia o conocimiento. El riesgo de no entrenarse
mentalmente es que uno puede continuar practicado ajedrez con malos métodos de
razonamiento y actitudes equivocadas, reforzando así malos hábitos en lugar de
aprender hábitos nuevos y mejores.
Si el entrenamiento mental no es
parte de su manera de jugar ajedrez, es sólo debido a que no lo ha intentado, o
no cree en su valor. Y si uno no cree en su valor es simplemente porque no ha
estudiado suficiente sobre el tema de la sicología y su aplicación al ajedrez.
Para mejorar radicalmente, decía
Gipslis, hágase el compromiso de entrenarse mentalmente.
Gipslis decía que en ese aspecto
Fischer, de manera quizás empírica o influenciado por un jugador de gran
cultura que estuvo muy cerca de Fischer, el GM Nicholas Rossolimo , o tal vez
el MI y sicólogo Anthony Saidy; sabía
muy bien entrenarse mentalmente.
Poco a poco iré terminando la
traducción de estos trabajos, los de Gipslis sobre los artículos de Fischer y
los mismos artículos, para ver si se puede estructurar un algoritmo Fischer.