Comentaba en artículo
anterior de lo mucho que había aportado el GM Boris V. Spassky pero que era
desconocido por muchos aficionados al ajedrez de habla hispana. En México
fuimos afortunados en tenerlo en nuestro país en varias ocasiones, aunque nunca
en períodos tan prolongados como los del GM Robert J. Fischer, pero a
diferencia del maestro americano-islandès, Spassky jugò varios eventos
oficiales de la FIDE, como son un Interzonal y un match del Torneo Candidatos.
En las notas sobre lo que el GM Tolush entrenaba con Spassky hablaba de lo
principal a inculcar a un jugador, que era el identificar lo que debía ser la
lista de tareas. En esto cabe citar al académico B.Teplov:
"La capacidad de captar lo que es
realmente importante, así como una constante evaluación del material son los
más importantes factores que permiten unificar análisis y síntesis, el
auténtico equilibrio entre los aspectos de la actividad intelectual, los que
distinguen el trabajo cerebral de un buen comandante." (del libro La
mentalidad del jefe militar, citado por Boris Zlotnik, un gurú del
entrenamiento en ajedrez).
Para los
militares de alta estrategia, los de los Estados Mayores de operación, la
sección segunda de los ejércitos se clasifican las las velocidades del
pensamiento: la captación, o sea identificación rápida de situaciones en
un proceso casí automático, y la
evaluación permanente, monitoreo continuo, realizado en todo tiempo durante
un combate. Más adelante agrega: "El auténtico genio militar es a la vez
el genio del conjunto y de los detalles." O sea lo que en ajedrez es
perspectiva o visión táctica y la comprensión estratégica. En el libro
Lecciones de Spassky, editado en 2017 Kalinichenko selecciona la famosa partida de
Spassky contra Lothar Schmidt de Varna 1962, donde Spassky realiza una obra de
arte estratégica combinada siempre con sensibilidad estrátegica.
Este libro de
Kalinichenko, junto con el del GM Zenon Franco sobre Spassky, la selección de
partidas es muy afortunada y si se unen los comentarios, se puede apreciar el
nivel de un jugador casi completo, que Spassky modeló con sus creaciones. Como
en el caso de Capablanca, las situaciones del entorno influyeron en que sus
períodos como campeones mundiales fueran breves y a menudo uno siente que hay
algo trágico en sus destinos y que de alguna forma no se aprecian con justicia
sus alcances.
Tolush hablaba
de que a un Blackburne de mediados del siglo XIX no se le apreciaba en su justa
magnitud, por tantas figuras con que compartió sus mejores momentos. Spassky,
prácticamente de la misma edad que Mikhail Tal, y un poco mayor que Fischer,
ambos con tantas luces y atractivos, hicieron que no tuviera tantos seguidores
y lectores de las producciones de Spassky.
El modelo de
jugador de Spassky, a mi personal modo de ver, es sumamente instructivo, lo que
el libro de “Lecciones” de Kalinichenko refleja bien. Si desgraciadamente no se
han publicado las notas de Tolush, que tanta influencia tuvo en Spassky, el de
Kalinichenko, escritor prolífico y brillante, tal vez apoyado por un buen grupo
de auxiliares como los tuvo Alekhine en sus producciones en España de los tomos
de Ajedrez Hipermoderno, sobre todo con la figura de un realmente enorme
Francisco J. Pérez, es un libro de texto magnífico. Ojala en el futuro haya
traducción adecuada para que los lectores de habla hispana conozcan verdaderamente
lo magnífico que era el juego del brillante jugador leningradense Boris
Vasilievich Spassky. No por nada su vencedor histórico Robert James Fischer lo
valoraba tanto…