Cuando el ajedrez se fue popularizando primero en los círculos
intelectuales de las elites gobernantes de los siglos XVI y XVII, los
practicantes se dieron cuenta de que, para ganar una partida de ajedrez se
requería pensar de manera organizada y que aunque a veces se ganaba con un poco
de azar, por un error del oponente, lograr la victoria con regularidad era
posible con cierta disciplina mental.
Se jugaba por honor o por dinero, en ambos casos, cada jugador quería ganar
con la mayor frecuencia posible. Por ello, como en otras prácticas duelistas
como la esgrima, el tiro, o la simple lucha de argumentos, triunfaba el mejor
preparado y mejor entrenado.
Apareció en la Francia pre revolucionaria del siglo XVIII, en 1749, el
libro de François-André Danican, apodado Philidor, “Análisis del juego de
ajedrez”
Tenía mucha influencia de los métodos de razonamiento de Descartes,
presentados en el libro publicado en 1641, con el largo título de “Discurso del
método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias”,
donde el autor expone su forma de pensar, su método, para poder llegar a
conclusiones verdaderas, utilizando la razón.
La manera de analizar las partidas de ajedrez, para llevar al jugador que
estudiase el libro de Philidor al triunfo, convenció a muchos y llevo a que su
libro fuera ampliamente vendido, siendo, en pocas décadas, traducido en varios
idiomas, y con grandes ventas. Baste decir que en español fue celebre la
traducción que al castellano hizo del libro Carlos Manuel de Cespedes, primer
líder de la independencia de Cuba en 1868.
Tras este libro en que se instruye a pensar con método aplicado al ajedrez,
surgen muchos libros sobre ajedrez, pues el ser humano dado a las competencias,
al reto, al duelo y al combate, deseaba ganar en el ajedrez y se dio cuenta que
en esta disciplina no hay barreras ni diferencias físicas como en la esgrima y
otras maneras de dirimir disputas, sino es la lucha intelectual en la que el
mejor entrenado y el más metódico parecía ser el destinado a ganar.
Personas en desigualdad física, económica o social, podían competir como
iguales y el triunfador era el más esforzado intelectualmente, el más estudioso
y el mas entrenado.
Se iniciaba con ambos bandos en igualdad de circunstancias, en un
equilibrio, donde desde la primera jugada surgían desbalances y aquel que sabía
mantener el balance estratégico a su favor, o mejor aprovechaba desbalances
coyunturales, podía obtener la victoria. Perspicacia, tenacidad, observación y
reflexión, resiliencia, consistencia y congruencia eran virtudes requeridas en
el ajedrez y en su práctica organizada se desarrollaban, lo que le daba una
utilidad práctica para destacar en otras disciplinas, con habilidades y
conocimientos transferibles a múltiples actividades humanas.
A la llegada de la práctica y los escritos de Wilhelm Steinitz, el ajedrez
entró en su fase “moderna”. Como, toda proporción guardada, hicieron Isaac
Newton y Albert Einstein en la física o Johann Sebastian Bach en la música,
Steinitz pudó comprender la naturaleza compleja de su disciplina, separando lo
esencial enmedio de un caos de ideas inconexas. Agrupó esa esencia en
principios básicos , las conocidas como leyes de Steinitz y si al ajedrez ahora
se lo llama el “juego-ciencia”, se puede afirmar que lo de “ciencia” se debe en
mucho a las aportaciones de Wilhem Steinitz.
Actualmente varios entrenadores del más alto nivel, siguen la teoría de
Steinitz de manera muy evolucionada, pero en donde equilibrio y balance
estratégico son denominaciones comunes para abarcarla.
El gran entrenador Vladimir Chuchelov, nacido en 1969, quien ha guiado a
varios jugadores a ser de los mejores del mundo, declara que él siempre empieza
sus períodos de entrenamiento con un jugador con su curso de 60 horas
denominado Balance Estratégico. En el presenta material seleccionado
cuidadosamente y que es un verdadero tesoro de conocimientos y ejercicios
escogidos para garantizar que el jugador, por lo general ya poseedor del título
de maestro, pueda elevarse a alcanzar el de “Gran Maestro” y , como algunos
alumnos de Chuchelov ya lograron, el llegar a ser retadores al campeonato
mundial de ajedrez.
¿En qué consiste el famoso curso de 60 horas de Balance Estratégico? Siguiendo
las tradiciones de la organización soviética de ajedrez y con las adaptaciones
muy personales de Chuchelov, influenciadas por su mentor de muchos años, Abram
Khasin, nacido en 1923, uno de los entrenadores soviéticos de más fama desde
1968, enseñaba en el Club Central de Ajedrez de la URSS, en el Palacio de
Pioneros y en la facultad de ajedrez de la escuela de deportes. Entre sus
pupilos, aparte de Chuchelov se pueden mencionar a los grandes maestros Olga
Rubtsova, Elena Fatalibekova, Yuri Razuvaev, Boris Gulko y Evgeny Bareev.
Por los escritos de Khasin y sus colegas de trabajo, el famoso curso de 60
horas abarca las herramientas para identificar desbalances, patrones
posicionales y tácticos, unos 10 algoritmos, procedimientos para manejar dichos
desbalances, unos 50 procedimientos, manejo de unos 15 esquemas de estructuras
de peones con sus disposiciones de piezas, y una buena cantidad de posiciones
para ejercitar la identificación de las demandas de la posición,
aprovechamiento de oportunidades tácticas y una buena cantidad de esquemas de
aperturas y maneras de seleccionar el repertorio de aperturas adecuadas al
jugador. Un cursito de 60 horas fundamental para despegar a un curso especial
de mil horas para ser retador al campeonato mundial. Pero el curso de 60 horas
es el primer escalón a jugar ajedrez de super nivel.
Claro que sin ser GM, hay cursillos de 60 horas paso a paso, de Balance
Estratégico o Equilibrio, en una línea que se inicia en 1749 y ahora llega a
2019.