15 jul 2010

¿Por qué unos suben rápido y otros no?




Hay una delgada línea roja entre el saber y el saber hacer, que a cada rato se nos hace tan escurridiza cuando creemos tenerla ya definida.
Los sistemitas de Slavin , Konotop, Pojarsjky y Bloch, de resolver cientos y miles de posiciones con combinaciones son de un efecto tremendo y a veces me veo rodeado de niños de 9 años que encuentran en dos minutos golpes tácticos que no vio un excampeón mundial como Max Euwe tras 10 minutos de reflexión. Pero no puedo echar las campanas a vuelo. Pues si ya resuelve como Gran Maestro, aun no ha desarrollado el sentido preciso de cuando hay combinación o no. Luego faltará la cuestión psicológica, pero el GM Nikolai Krogius esta siendo objeto de críticas contundentes refutando mucho de lo que hasta hace un lustro era un tema sólido y ahora no tiene uno más remedio que ponerse a discutir. Un libro interesante nuevo es el de Sergey Lisenko, “Comentarios de Psicología en Ajedrez”, de “Russian Chess House”, donde percibo una andanada sobre las afirmaciones de Krogius. Claro que en español nada mas hay la versión abreviada del de Krogius, pero este gran maestro lleva más de siete importantes libros en ruso. ¿Cuál entonces es la referencia? Ni modo que Lasker. En su libro “Victor juega ajedrez” Lasker destruye un poco el mito de que era un psicólogo del ajedrez, más bien era un jugador muy práctico con una filosofía completa. Algunos dicen que hacía cometer errores a los contrarios, cuando más bien, era él el que cometía pocos errores, a sus oponentes no había que propiciarles el error, sino simplemente estar atento y explotarlos, pues había seguridad en ello. Hay un estudio, llamado “La fuerza de los jugadores”, donde se estudia el promedio de errores de acuerdo al ELO, pero hay muchas variables.
El caso es que la Psicología, sobre todo la positiva, la que va de “aquí en adelante” y no esa de “aquellos polvos trajeron estos lodos”, se enfoca mas que en los problemas y obstáculos al avance en ajedrez, en las herramientas para hacer ir adelante al jugador “malgre tout”, a pesar de todo. No es que crean en la “tabula rasa”, sino pasa de lado el pasado, para agarrar velocidad en el avance, pero temporalmente, para salir del bache, ya luego habrá que pasar de nuevo a rellenar lagunas y cerrar cicatrices. En Harvard, Steven Pinker ha trabajado mucho en el estudio de la manera en que funciona el cerebro, pero pasando por estudiar la naturaleza del mismo, en lugar de algunos enfoques rusos pragmáticos, que en lugar de “estudiar la electricidad, estudian como usarla y aplicarla más”.
Con tantas falacias y cerebros de Broca, abundan artículos y libros sobre “Intuición”, “Entrenamientos de Ajedrez”, “Sentido Posicional”, que son como cantos de sirenas que hacen naufragar a más de un marino que navega por los mares del conocimiento y uno requiere tener la suerte de naufragas y llegar a la playa con Antonio de Lisboa y Fibonacci, para entender que pasa y no le vacíen los bolsillos los Tebaldos de Padúa.
¿Sabe usted, lector, cuantas colecciones o monografías de aperturas tengo en formato Chess Base? Como 264. ¿Cuántas son de respeto? Unas 80. ¿Cuántas me sirven para instruir a niños talentosos? 25, menos del 10%.
Dan ganas de pararse como San Antonio de Padúa a pedir que escuchen. Pero cada quien compra lo que quiere. Una vez me gasté 30 dólares en una monografía sobre la Najdorf de la Siciliana, para darme cuenta que la línea principal tenía un defecto, que yo mismo había castigado dos años antes. Una vez la mostré al GM Miguel Angel Quinteros, enfrente de Robert el grande, y en dos minutos me convencí que lo único que justificó los 30 dólares fue el tener un pretexto para analizar con Quinteros.
El chiste es que nadie puede estar seguro de que método es lo mejor. De hecho yo me baso en unos, pero evolucionan todos los días. De repente veo algo nuevo, algún programa novedoso, lo experimento y aunque soy bastante conservador para no ser una veleta de la moda, tras algunas pruebas, algunas consultas con otros entrenadores, lo empiezo a utilizar con adultos con su autorización y sólo después de algunos meses con niños. No quiero hacer de mis alumnos cobayos. Uso sistemas muy probados con los niños, no hay de otra, incluso sigo métodos y contenidos de antes de la desaparición de la URSS. Los libros de Romanovsky y Koblentz son mis favoritos, además de Tahl, Gipslis y otros entrenadores ya hace mucho fallecidos, pero que siempre son novedad para mi. Los magos de Riga.