Coleccionando, como es natural,
partidas de Carlsen con comentarios de diversos maestros para tratar de
establecer “el método Carlsen” y en que se puede diferenciar de los de sus
antecesores como Capablanca, Karpov y Ulf Andersson; uno al revisar la numerosa
literatura que contiene ese material se encuentra con una diversidad de
versiones sobre la biografía de Carlsen.
Es normal que muchos
comentaristas de ajedrez no hagan adecuadamente sus investigaciones sobre
aspectos más allá de los técnicos ajedrecísticos, pues no tienen la formación
académica de investigadores históricos o periodistas, pero a veces uno se topa
con una cantidad de falacias terribles que desvirtúan la historia del ajedrez.
Afirmaciones francamente absurdas y que no tienen caso y se hacen solo para
resaltar anécdotas por lo general falsas.
Desgraciadamente muchos datos de
Carlsen son difíciles de corroborar y es muy arduo checar las fuentes. La distancia
y la poca accesibilidad de la prensa noruega que pudiera dar testimonio
adicional al de la prensa especializada dificulta las cosas.
El acopio de bibliografía tiene
sus flujos y a veces es fácil conseguir algunos libros y otras veces muy difícil.
Como que la campaña de control del internet ya muestra sus bajas. Muchos libros
que en 2012 se pudieron bajar con facilidad, para los “nuevos coleccionistas”
que tratan de acopiarlos a finales de 2013 y principios de 2014 se les hace
imposible, salvo que algunos que oportunamente los bajaron los apoyen. En una
estadística realizada, se constató que más de 8500 libros de ajedrez que
estaban en la red en 2012, ya en 2013 habían desaparecido o caducado sus
enlaces. Lo que una vez fue fácil de obtener, ya ahora no es posible hacerlo.
Eso obliga a estar a la caza diaria de lo que aparece, sabiendo que si no lo
hace uno así, la oportunidad puede no darse por segunda vez.
Parece que tuve mucha suerte en
juntar unos 40 000 documentos y que si ahora lo intentase de nuevo, tanto
candado que se ha puesto en internet lo haría imposible. Me recuerda aquella
novela de “Farenheit” en que había que proteger los libros con la memoria de
las personas…
Así, a pesar del esfuerzo de
muchos, una gran cantidad de documentos valiosos se perderán, debido
principalmente al desinterés de instituciones por preservarlos. Inútilmente se
ha propuesto a universidades se hagan cargo de acervos documentales de ajedrez,
ya sean impresos o digitales y ninguna realmente se interesó y la oportunidad
se va perdiendo. Es una lástima.
No hace mucho revise una extensa
biografía sobre uno de los grandes maestros mexicanos fallecidos y encontré al
menos 37 errores graves de datos, incluyendo cosas tan graves como afirmar que
un Maestro FIDE, contrincante del biografiado, había fallecido en una prisión
norteamericana encerrado como narcotraficante. Eso lo publicaron en 1997. Pero
ese muerto goza de cabal salud y muy sorprendido al enterarse de ello.
Pero sin fuentes diversas para
cruzar datos, no se puede ser muy severo con personas que mal comentan partidas
y no tienen formación de historiadores y como nadie se tomará el ingrato trabajo
de enmendar los datos, ese libro de 1997, que ya tiene 17 años de andar por
ahí, seguramente será consultado por alguien 50 años después y el muerto que
hoy goza de cabal salud, pasará a la pequeña historia del ajedrez en México como
un Maestro FIDE fallecido mientras estaba preso por narco. Y así también, si
consulta un par de libros, verá que hay varios que fueron campeones nacionales
en un mismo año y otros que sus biógrafos anotaron que ganaron torneos
internacionales en Uruguay sin haber viajado nunca ahí, o que les faltaba una
pierna en 1996 y en 2005 participaban en una carrera de 10 kilometros con dos
piernas, una seguramente crecida después…
Pero si ni en los libros se puede
confiar, mas pobres quedamos si no acopiamos bibliotecas. En una era de la
comunicación, parece que el ajedrez en la mayoría de los países de la América
Nuestra se adolece de una falta de comunicación y memoria confiable.