No hace mucho compartía con mis
lectores mi preocupación de que muchas valiosas bibliotecas de ajedrez se iban
perdiendo, incluso las creadas a base de la recopilación de documentos
escaneados y guardados digitalmente.
La memoria histórica del ajedrez
tiene una problemática similar a la de otras disciplinas, donde los documentos
quedan diseminados en los lugares más extraños y es muy complicado ir uniendo
rompecabezas que permitan esclarecer algunos puntos históricos.
Se van haciendo mitos en la
historia y leyendas que terminan distorsionando lo que realmente paso y así
muchas veces las más valiosas lecciones no llegan a quienes las pudieran
aprovechar para continuar el ascenso del ser humano de manera más expedita,
sino que la humanidad tiene que hacer sesgos. Mucho de lo conocido o creado por
el hombre se ha perdido así, y el “saber como” de muchas cosas se han ido
perdiendo por tragedias como la quema de la biblioteca de Alejandría hace
siglos, como lo que pasó en Moscú hace algunos días con incendio de una parte
de la biblioteca más importante de la capital rusa.
Localmente en México ha habido pérdidas
importantes de archivos históricos, como incendios de bibliotecas. Se cuenta
como Sigüenza y Góngora rescató parte del archivo de la nación hace siglos, y
más recientemente Don Guillermo Prieto también tuvo que hacer su parte en otra
ocasión.
Relataba el excelente historiador
ajedrecístico de San Petersburgo, Alexander Kentler, sus desvelos buscando
documentos y datos para realizar su libro de Anales sobre el ajedrez en San
Petersburgo y yo pensaba en los que pasaba yo para conseguir evidencias sobre
el paso del GM Carlos Torre Repetto en 1926 por esa misma ciudad, que sería la
cuna del único libro que escribió el maestro yucateco, “El Desarrollo de la
Habilidad en Ajedrez”, que fue un trabajo que se fue modificando tanto que solo
una pequeña fracción fue publicada en inglés y español, una un poco mayor en
ruso y una gran parte se quedó en algún tintero.
Uno de los ajedrecistas más
longevos con título internacional que vivió en Rusia fue Nikolas Alexandrovich
Novotelnov, nacido en 1911 y fallecido en 2006. Con excelente memoria, fue una
ayuda inmejorable para rescatar mucho de lo que Torre vivió en Rusia. Si bien
directamente poco sabía de Torre, si conocía a los familiares de los
ajedrecistas de la época de la visita de Torre a la entonces llamada Leningrado
que tenían bien cuidados archivos.
Uno de los personajes más
cercanos con Torre, incluso jugando un torneo especial con él, fue Avram Yakovlevich
Model. Un personaje de lo más importante para la historia del ajedrez en la
ciudad, como el mismo Alexander Kentler dice; era un personaje muy culto, dado
incluso a escribir poesía, pero destacando como administrador y matemático al
más alto nivel, pero como muy aficionado al ajedrez, se le recuerda por lo
mucho que hizo por los ajedrecistas durante el sitio de su ciudad, la heroica
Leningrado que 900 días padeció de ataques y bombardeos, pero principalmente
por hambre y enfermedades.
Habría mucho que escribir de Avram
Yakovlevich y lo mucho que escribió sobre Torre, así como influyó en lo que Don
Carlos recabo de su estancia en la Unión Soviética, pues Model fue como su
adoctrinador sobre marxismo y él que le acercó los textos más importantes sobre
filosofía marxista, así como una especie de maestro del idioma ruso, aunque
Rokhlin era el traductor e interprete oficial de Torre en Rusia.
Pero lo más importante para mi
fue la hija de Model, Olga Avramovna Model, que cuando la conocí tenía 85 años
de edad pero conservaba salud y lucidez. Model era muy meticuloso en guardar
todo, desde los manuscritos de sus
artículos, hasta notas diarias que hacía de lo que veía y pensaba. Tenía
un tesoro epistolar con cartas de los ajedrecistas más destacados de
Leningrado, desde el entrenador Vladimir Zak, hasta los grandes maestros
Taimanov, Korchnoi, Spassky; y el mismísimo Vasily Smyslov, con quien se
carteaba muy seguido.
El caso es que Olga Avramovna
Model tenía un cuidado para clasificar y conservar tal enorme archivo que era
una delicia la consulta e invaluable el “escaneo” de documentos. Tan solo del
año 1926, se podrían hacer varios libros de lo que apuntaba Model. Claro que
también había poemas, que en la literatura se considera el material más difícil
de traducir.
Ya he comentado que una de las
dificultades al estudiar ajedrez en base a libros que son deficientes
traducciones, es que muchos conceptos quedan poci claros. En castellano se hizo
alguna vez una mala traducción del libro Mi Sistema de Aaron Nimzovich, y se
publicó un termino erróneo: “Avance
Restringido”, en lugar del correcto “Avance Restringiendo”·, y confundía a
cualquiera sobre lo que quería transmitir Nimzovich. Así puedo citar decenas de
casos. En literatura la poesía es aún más vulnerable que los temas técnicos.
Recuerdo la traducción del “Himno a la Alegría” de Schiller que hizo Manuel J.
Othon, que era muy bella, pero diferente de modo sustancial a la idea que
Schiller transmitía. Ya no digamos tantas canciones que pasan de un idioma a
otro. Son como las películas sobre hechos históricos que tergiversan todo.
Muchos creerán que la segunda guerra mundial fue una victoria norteamericana
más que una soviética, y que los colonos sajones del viejo oeste eran unas
hermanitas de la caridad comparados con los apaches y que la política genocida
del General Sherman de no hay mejor indio que el indio muerto, fue la mejor
para que la democracia reinará al oeste del Missouri.
El caso es que traducir los
poemas de Model, incluyendo los que escribió al GM Carlos Torre Repetto es una
tarea más allá de los alcances de un ajedrecista que lo que deseaba era
rastrear la manera de pensar para jugar ajedrez de un joven de 21 años que
nacido en Yucatán, trataba de plasmar en un libro que sería editado y publicado
en Tamaulipas con el fin de instruir a los ajedrecistas mexicanos los métodos
de juego de Torre para así dimensionar de una mejor manera la trascendencia del
maestro mexicano en el mundo del ajedrez de su tiempo.
De Novotelnov a Model, de ahí a
Olga Avramovna; y gracias a ella contactar con archivistas que tenían los
documentos de Rokhlin, fue posible vislumbrar de alguna manera lo que pudo haber
sido la creación completa de Torre que él esperaba se publicara y no lo que
finalmente quedó como un pequeño, eso si muy valioso, cuaderno de ajedrez con
un nombre que parecería demasiado ambicioso: “Como se forma un maestro en
ajedrez” o “El Desarrollo de la Habilidad en Ajedrez”.
En una carta a Model, Torre le
comunica que le enviará las anotaciones que hizo al Campeonato Nacional de
México 1926, pero solo 12 partidas comentadas alcanzaron a llegar al maestro de
Leningrado, pues luego partió Torre a su destino a la Ciudad de Chicago 1926.
El Carlos Torre Repetto que arribó a Chicago, era muy diferente al que saldría
de allí, pues en un ambiento hostil se generaría la tragedia. Muchos tenían los
mezquinos deseos que una persona con la raza, la cultura y la manera de pensar
de Carlos Torre Repetto, sobre todo recién llegado del México revolucionario y
de la Unión Soviética, no ganase un
Torneo Internacional tan prestigioso, en un momento en que Estados Unidos se
acercaba a su momento más difícil, que finalmente se daría con la crisis
económica y social de 1929.
No hace muchos días, recibía yo
un email agradeciéndome el envío de Bucanero de Ajedrez número 1 de 2015. Era
de un familiar de Model, que da clases de castellano en San Petersburgo. Me
agradece que mantenga memoria del maestro Model y me pide no olvide escribir
sobre lo importante que fue para el ajedrez de su ciudad, sobre todo en la
segunda guerra mundial, ahora que este 9 de mayo será el 70 aniversario de la
victoria para los rusos. Seguro no lo olvidaré.