En
lugar de imitar los modelos exitosos, parece que en el medio mexicano se
insiste en organizar torneos que parecen buscar que el nivel técnico del
ajedrez se estanque.
Recientemente
jugué un torneo muy agradable para mí. En seis rondas pude jugar con cuatro
jugadores muy fuertes, los Maestros Internacionales Roberto Martin del Campo y
Pablo De la Morte, así como los fuertes Maestros FIDE Pablo Tapie y Jorge
Arturo Vega.
Durante
el evento un alumno me decía que él había jugado en todo el año de 2015 solo
con un maestro FIDE y eso en un torneo de blitz.
Como
era jugador de menos de 2000 de Elo, participaba en los torneos abiertos en la
segunda categoría, ya que así tenía opción
a ganar un premio, pero por otro lado no tenía oportunidad de jugar con
ajedrecistas de más de 2000.
Por
mi parte, al recoger el premio en efectivo que había yo ganado en el torneo, pensé que en otras épocas los
jugadores de segunda y primera jugaban en un mismo grupo y que al mismo tiempo
de tener oportunidad los jóvenes jugadores de foguearse, tenían opciones de
premios de acuerdo a su rating, además de poder competir por los premios
generales.
Antes
había torneos de 300 jugadores en una sola sección, con 10 premios generales y
otros tres para cada grupo de rating. De esa manera un jugador de menos de 2000
competía por tres premios de su categoría y los diez premios generales Ahora
hacen grupos separados y los jugadores
de menos de 2000 solo tienen opción a los premios de su categoría, además de
que jugaran exclusivamente con jugadores de menos de 2000, lo que hace nula su
posibilidad de foguearse con jugadores fuertes.
El
caso es que hay jugadores eternos de segunda. Un exalumno mío, hace 7 años prometía
ser un fuerte jugador a nivel internacional. En 2006 me mudé de ciudad y deje
de darle clases. 7 años después me encuentro que sigue jugando torneos de
segunda, ganándolos casi todos, pero ha perdido siete años en una edad en que
era clave para su progreso.
O
sea de ser un prometedor jugador de 15 o 16 años, ahora es un excelente jugador
de 22 años de segunda, mientras un jugador contemporáneo ya tiene su título de
Maestro Internacional y otros tres de su edad son Maestros FIDE. Claro que ganó algo de dinero en tanto torneo
de segunda, pero hipotecó su futuro como ajedrecista.
Hacer
torneos por secciones es cómodo para organizadores, justifica más contratación
de jueces que pagan entidades públicas, además de que a los jugadores fuertes
les conviene más, pues solo juegan con jugadores conocidos y no con jóvenes
prometedores, dicen que más vale malo conocido que estrellita novedosa por
conocer. Pero perjudica a todos los jóvenes que necesitan foguearse, y que caen
en la tentación de triunfos fáciles para tener contentos a padres e
instructores y no arriesgarse a las frustraciones de enfrentar torneos
realmente fuertes que les exijan dar el todo.
Adquieren
sin embargo malos hábitos que serán muy difíciles de desprenderse más tarde,
cuando por fuerza tengan que jugar en eventos de verdadera fuerza.
El
fogueo es imprescindible. El jugar torneos de segunda en lugar de primera, es
como gastarse diez mil pesos para jugar un Mundial de la Juventud abierto en
Europa y jugar con niños de 1800 a 2000 de rating, en lugar de meterse a un
fuerte torneo de adultos con rating entre 2100 y 2300, por menos de quinientos
pesos en su propia ciudad. ¿Turismo o Fogueo?
Bueno,
si un directivo estatal de deporte que no sabe de ajedrez se deja engañar, pues
que nos paguen un viajecito a Europa y que el entrenador aparezca en facebook tomándose
unas chelas que papi gobierno paga por tres medallitas de camuco que se ganó el
chavo en una olimpíada juvenil y le hicimos creer que tenía chances en el
evento internacional, y luego diremos que el lugar número 50, fue accidental, o
le hizo mal la comida balcánica. Ya se inventarán algo.