22 jul 2017

EXISTE UNA ENORME CANTIDAD DE LIBROS DE AJEDREZ DE GRAN CALIDAD, PERO LA CLAVE NO ESTA EN EL LIBRO SINO COMO ESTUDIARLO.





Si tuviera que hacer una lista de libros relevantes de ajedrez, habría que clasificarlos por niveles de los lectores, además de edades, idiomas y tiempo para estudiarlos; y aun así cada división tendría cientos de títulos. Pasa lo mismo con muchas disciplinas del conocimiento y habilidad humana. Por eso la clave está en el llamado Estudio Dirigido y en el carácter personal del lector y de algún guía que lo asesore y lo esté estimulando a realizar el trabajo activo con el libro.
Es notable que los grandes instructores y entrenadores generalmente no poseen ni los títulos competitivos, ni los resultados deportivos de sus asesorados, tanto en ajedrez como en otras disciplinas.
Los binomios famosos de entrenadores y campeones mundiales de ajedrez lo demuestran claramente y muchas veces el declive de algunos grandes jugadores coincide con el fallecimiento o separación de sus entrenadores. Recordar a Furman con Karpov, Koblenz con Tal, Trifunovic con Parma, Boleslavsky con Petrosian, Weinstein con Bronstein, o leer las cartas de Capablanca sobre contratar a Eliskases, o la experiencia de Spassky con Tolush y su asociación con Bondarevsky para luego no contar con él en su match con Fischer, son solo algunas historias que pueden contarse sobre el tema.
Algunos “gurus” del entrenamiento como Dvoretsky, Roshal, Arshak Petrosian, Dohoian, Chuchelov, Annakov, Ziatdinov, Tukmakov, Panchenko, Kart, Bolbochan, Kostic, Weeramantry, Raimundo García, Pilnik, Antonio Medina, Francisco J. Perez, Eleazar Jimenez, Alejandro Meylan, Benito Peréz Esnaola, Petr Romanovsky, Neishtad, Rey Ardid, Manuel Marquez Sterling, Igor Platonov, solo para mencionar algunos, son para la mayoría nombres no tan llamativos como los de Carlsen, Caruana, Nakamura, o So; pero si son muy significativos cuando se trata de explicar la diferencia entre estudiar con jugadores de renombre que con “menos titulados” entrenadores.
Libros no dedicados al ajedrez que tratan de temas de como estudiar y como planear el trabajo intelectual son tan importantes para el desarrollo de un joven ajedrecista como los grandes textos dedicados al ajedrez. No por nada Dvoretsky y Botvinnik relacionaban la cultura general con el éxito en ajedrez y prevenía a los estudiantes de ajedrez ambiciosos a que evitasen ser analfabetos funcionales fuera del ajedrez.
El estudio de la civilización y su camino en el ascenso del ser humano es fundamental para un jugador de ajedrez de todo nivel. Por eso, recalco, no es el libro, ni los materiales de estudio, sino como se realiza su asimilación, lo decisivo.