Si uno se pone a
revisar archivos sobre la historia del ajedrez en México se puede ver que hace
85 años estaba el nivel del ajedrez mucho más alto que actualmente.
Pero aun
recuerdo lo que en 2001 publiqué sobre lo que sería necesario hacer en México
con la Federación. Veamos lo escrito hace casi 15 años:
“Cuando se
examinan los planes de trabajo que tan bien estructurados se realizan en los
países desarrollados de ajedrez, francamente da pena el estado de organización
de la enseñanza de ajedrez que se vive en México. ¿Cómo salir de esa miseria?
Creo que la
única manera es sistematizando la enseñanza paso a paso, desde la organización
de clubes, de asociaciones y de Federaciones. Realmente no es tan difícil ya
que abunda el material técnico que se podría adecuar. Pero falta la voluntad
política, la decisión de los ajedrecistas. Mientras tanto, los niños y jóvenes
con talento verán sus aspiraciones limitadas, por una falta de organización que
ni siquiera tienen la posibilidad de notar, ya que la ignorancia no permite ni
echar de menos lo que se desconoce.
Desgraciadamente el problema de la
gestión del conocimiento no es solo en el campo del ajedrez mexicano, sino
prácticamente en todas las disciplinas en nuestro país que adolece de esa falta
de sistematización y del aprovechamiento de los instrumentos que nos ha dado la
tecnología.
En lo que al
ajedrez respecta, y relacionado con los extractos que aquí aporto, me quedan
algunas cosas claras respecto a lo que puedo derivar de examinar el material de
la Federación Alemana de Ajedrez:
Pudiera parecer
una carta a Santa Claus, pero es la opinión honesta de cómo sacar adelante una
Federación.
1.
Una Federación debe conformarse
primero, para lograr un avance en la técnica general (lo que es necesario para
atraer más adeptos y estimular a que los niños y jóvenes sientan una proyección
en practicar ajedrez), por un cuerpo técnico bien conformado que sea capaz de
sistematizar todo el proceso de enseñanza de ajedrez.
2.
Dicho cuerpo técnico, con
seriedad y honestidad política, debe establecer los niveles de enseñanza y
encomendar cada nivel a diferentes calidades de entrenadores.
3.
Establecer una currícula
general para todo el país.
4.
Establecer niveles de
entrenadores y calificarlos, dejando a un lado compadrazgos y amiguismos,
realizando cursos de capacitación bajo gente capaz.
5.
Ofertar a los padres de familia
sistemas de entrenamiento que sean reales, honestos, y no basados en lo que
pueda rendir ganancias a un solo grupo.
6.
Con sistemas de trabajo que permitan verificar los avances de los
alumnos con precisión, con bases objetivas, brindando un producto de calidad
que estimule la participación económica de los padres de familia. (Actualmente,
los padres de familia no quieren aportar, porque “sospechan” que les dan gato
por liebre).
7.
Priorizar el uso de los
recursos. (No veo el caso de gastar dinero en enviar niños a Europa a obtener
un fogueo que pudieran lograr mejor en México, si hubiera suficientes torneos.
No hace falta más dinero, sino usarlo bien. A veces se participa en eventos
internacionales para quedar bien con la FIDE, quizás con la esperanza de
escalar posiciones personales).
8.
No utilizar a los niños, sino
verdaderamente crear un camino para su superación.
9.
Reorganizar el sistema
financiero, basando sus fondos no en las
aportaciones gubernamentales, sino en una venta de servicios de calidad. Para
ello es necesario cumplir con las funciones básicas que son: Organizar torneos,
organizar cursos, ordenar la anárquica labor de las asociaciones y clubs. Con
una buena oferta de servicios, se obtendrán fondos provenientes de cuotas
reales. Se trata de aglutinar ajedrecistas que hoy no cooperan porque no ven plan,
ni rumbo, solo confusión.
10. En lo que respecta a las instancias gubernamentales de los tres
niveles, federal, estatal y municipal, solo se obtendrán fondos si se ven
proyectos bien realizados y fundados, técnicamente bien presentados, viables y
de inversión, no de gasto. (Solo si se ve la intención de no depender de
aportes coyunturales gubernamentales, sino de un verdadero plan para lograr la
independencia económica, se lograrán los recursos necesarios).
11. Romper los cacicazgos ajedrecísticos, obligando a que las
asociaciones tomen con seriedad su organización y así tengan personalidad
jurídica y moral real para estimular a que las apoyen sus instancias
gubernamentales y civiles.
Todo se limita a
calidad de servicio, a desarrollar el factor clave, que es conceptuar la
federación como una organización civil de enseñanza con un aporte social que le
de categoría.
¿Sería un sueño? Tal vez, ¿Ven otra
manera?
Les pongo un
escenario alternativo:
Una Federación
donde nadie participa, que busca patrocinadores para cada evento, que después
de uno ya no quieren apoyar otro, porque sienten que no obtuvieron nada a
cambio, ni siquiera la satisfacción de apoyar una manifestación cultural, o
social significativa, donde solo observaron desorganización, falta de manos
capacitadas, de detalles insatisfechos. De padres de familia que dudan cooperar
porque no saben si sus hijos sacan algún provecho, que no quieren dar diez
dólares por una clase de ajedrez, pero si pagan una de Tae Kwon Do en veinte
dólares, porque si notan una organización detrás; padres de familia que sienten
que utilizan a sus hijos, que ven a sus hijos regresar de “torneos mundiales” y
ven solo resultados desastrosos, quejándose de que el entrenador no les hizo
caso, (si fallaron, fue por culpa de los “acompañantes”, no se interrogan si
tenián algo que hacer allá), padres de
familia que ven los años pasar y no saben si su hijo va progresando y estiman
que si no se llevan bien con los directivos, perjudicarán el futuro ajedrecístico
de su infante (¿cuál?) , de repente, el niño está cansado del ajedrez y no
saben que pasó. Confusión y anarquía.
Por otro lado, una buena cantidad de ajedrecistas semiprofesionales,
buscando torneos de pueblo en pueblo, a la caza de los patrocinadores que les
den “condiciones”, como una habitación gratis aunque sea en un hotel de tres
estrellas “pintadas”, dando clases sin ton ni son, sin programas de estudio, a
alumnos inconsistentes, que a veces quieren clases, otras jugar partidas
rápidas, viendo pasar su vida en la intrascendencia, ya que ni sus alumnos les
dan orgullo, ya que no avanzan. Cursos
de arbitraje por doquier, ya que ahí dan la patente de corsario, fabricando
árbitros que de vez en vez, y si pertenecen al grupo “adecuado” arbitrarán un torneíto.
En suma, ni los niños, ni los padres, ni los jugadores, ni los árbitros, están
muy conformes. Los organizadores tampoco, porque apenas se juntan competidores
y con trabajos juntan fondos, “tirando” cheques de vez en cuando, incobrables.
Un círculo vicioso, muy difícil de convertir en virtuoso, si no se hace un alto
y se examina con honestidad que se está haciendo mal.
En ajedrez,
siempre se dice que más vale un plan malo, que no tener ninguno.
¿Será?”
Así termina lo
escrito en 2001.
La pregunta sería
si en el siglo XXI estamos en situación mejor que en el siglo XX.
Un factor de
controversia es que en el siglo XX habría que hacer esfuerzos muy grandes para
organizar torneos internacionales Round Robin, que solo se lograba si se podía
hacer que algún maestro cubano aceptara participar. En el siglo XXI la participación
de los maestros cubanos es masiva en México, pero solo se ha aprovechado para
torneos abiertos en sistema suizo que dejan menos enseñanza y experiencia real
que los formales torneos internacionales round robin, que desde 1932 menos de
una veintena se han realizado en nuestro país, mientras que en Cuba, por
ejemplo, en ese mismo período se han realizado casi 350 torneos, que han sido
vitales para su desarrollo. En cambio en Cuba por cada torneo suizo abierto
internacional se realizan actualmente unos veinte torneos round robin con
maestros y grandes maestros. Pero aunque hay dos países vecinos, Cuba y Estados
Unidos, con mucho mayor nivel de ajedrez que el nuestro, copiamos lo malo de
uno y de otro, no sus modelos exitosos. Por lo pronto, lo que se observa
inmediatamente es que ambos tienen organizaciones fuertes de ajedrez,
independientemente de la gran diferencia económica en su organización civil, ya
que en México la aportación gubernamental es mucho mayor que en Estados Unidos
y seguramente más que en Cuba, dependiendo de cómo se vea…