16 oct 2017

¿EL ERROR DEL GINEBRINO? ENTRENADORES DE CARLSEN Y TAL?




“Usted no puede llevar a nadie más allá de donde usted mismo ha sido capaz de llegar” Carl Gustav Jung.
Era una experiencia especial ponerse a leer libros mexicanos que había coleccionado Jung y que estaban en su biblioteca en la casa que se mantiene en su memoria en Ginebra, Suiza. Pero en especial una nota que vi en una carta enmarcada me llamó la atención.
Poco antes había oído una conferencia de Nikitin que me habían mandado en casette en que el famoso formador y entrenador de Kasparov hablaba de los grandes maestros que había instruido y sus estrategias para que llegasen al máximo título de ajedrez que él mismo Nikitin no había logrado, principalmente por dirigir la mayor parte de su tiempo y energía a entrenar a otros.
¿Cuántos grandes entrenadores ni siquiera llegaron a maestros nacionales y fueron vitales para la formación de jugadores del más alto nivel internacional?
El GM Gipslis en una plática en Ciudad de México explicaba que muchos entrenadores habían llegado a un nivel de excelencia en su trabajo, pero muy pocos habían logrado que sus discípulos los superasen. Cuando cite su propio caso con su entrenador Koblentz, su contestación fue enfática:
“Como jugador práctico puedo ser mejor en los torneos que mi maestro, pero me supera en tantos aspectos , y me refiero solo a los aspectos directos del ajedrez, que aún estoy muy lejos de acercarme a la altura de Koblentz, ni siquiera el excampeón mundial Mikhail Tal, con todo y su calidad, puede decirse que ajedrecísticamente llegó a la altura de su maestro. El gran Koblentz, con todo y su alto nivel, tendría que reconocer que lo defraudamos, pues ningún pupilo lo logró superar, aunque siempre se vanagloriaba que sus  alumnos lo superaban. Lo superábamos jugando, pero nunca en la verdadera esencia de comprender el ajedrez”
Hay que ver un ajedrecista en su todo, no solo en sus resultados en torneos. Cuando, entre broma y broma, a algunos los califico de “viene, viene” por supuesto que no me baso en su nivel de juego competitivo, pues conozco a varios grandes maestros internacionales que dando clases son unos “viene, viene” como instructores. Más bien calificó a un mal instructor, o más bien a un mal preparado como instructor, como “viene, viene” por sus fallas como instructor, no por su pobre nivel de juego. Hay maestros internacionales que reprobaron un superficial examen que algunos jugadores de tercera si pasaron. La habilidad jugando no tiene nada que ver, ni el rating. Hay muchos factores que intervienen para que a alguien le vaya bien en algunos torneos. De hecho hay jugadores que juegan unos torneos como jugadores de segunda, pero en ciertos torneos, cuando se motivan y se desempeñan en su mejor versión, vencen a grandes maestros y se hace notorio que tienen gran nivel “cuando quieren realmente”
Cuando veo lo que les dicen a sus alumnos, cuando veo su manera de manejar una clase, o reviso como llevan sus expedientes, o si no lo hacen, es cuando más o menos me doy una idea si son “viene, viene”.
Llevar a una persona a alturas a donde uno nunca llegó, parece ser imposible, como decía Jung, pero es seguro que un buen maestro puede ser vital para que un alumno llegue a grandes niveles.
Una solución pragmática la llevó a cabo Modell en los años previos a la segunda guerra mundial. Asignaba a un jugador prometedor, como lo fueron el mismo Botvinnik y Tolush, varios entrenadores. Uno para medio juego, otro para finales y otro para motivación, resilencia y diversos aspectos sicologicos que Modell llamaba “Desempeños practico deportivos”, donde Levenfish y Romanovsky eran sus recomendados preferidos y posteriormente lo sería después el GM Alexandr Tolush.
¿Varios “viene, viene” bien organizados pueden producir un gran jugador? Creo que si, es seguro que varios jugadores de tercera, bien complementados, pueden formar un maestro internacional. De hecho eso puede ser la solución, buscar como asesorar a los “viene, viene” para que se complementen varios y puedan llevar a sus alumnos a alturas que ellos, por si solos, no alcanzaron, pero que unidos, en grupo, si pueden alcanzar.
El primer paso para dejar de ser un “viene, viene” es aceptarse como tal y decidir a dejar de serlo, para bien de sus alumnos. Creo que cuando Zak colaboró para hacer subir a Korchnoi, Taimanov y Spassky, subió él mismo, y con su equipo de trabajo produjo a varios grandes maestros y de alguna forma llegó Zak a alturas que su maestro Modell tal vez no llegó. ¿O puede ser que Modell alcanzó alturas que no sabemos apreciar?