16 ene 2018

APUNTES PARA LA HISTORIA DEL AJEDREZ EN MÉXICO.





Crónicas de la Revista Mexicana de Ajedrez Parte I

PASADENA 1932 Y LA VISITA DE ALEKHINE A MEXICO.
(Dedicado al MN José Joaquín Aráiza Jr.)

Por MI. Raúl Ocampo Vargas.

Hace ya algunos meses que no aparecían nuevos artículos sobre este tema que fue con el que inicie mis trabajos en la Internet. Después de poco más de una docena de “Apuntes para la Historia del Ajedrez en México”, encamine mi labor a los ya habituales “Rincones”, además de diversas crónicas de los torneos que se realizaban en México. Pero retorno a este tema gracias al MF Guillermo Godínez Ramírez de Puebla quien me ha ayudado a recobrar importante material que pertenecía a mi abuelo materno el Gral. y Dr. Francisco Vargas Basurto.
Puso en mis manos nuevamente la colección completa de ejemplares de los años 1933 y 1934 de la Revista Mexicana de Ajedrez, que hace más de diez años había estado trashumante en exhibiciones, diversos usos referenciales, etc y que finalmente he recobrado. Me pareció similar a la suerte que sufrió la famosa momia de Fray Servando Teresa de Mier, que se dice incluso que deambulo hasta en circos para su exhibición. Uno de los padres de la Independencia de México, muerto en lo que fueron las instalaciones de la Santa Inquisición en Ciudad de México y exhumado por algún malandrín que no respetaba su memoria, realizó “giras” durante los primeros años de la vida del México Independiente en calidad de momia. Aquel que fuera una de las inteligencias más preclaras de la Nueva España, que se la pasó preso entre Cadíz y La Habana exiliado por el Gobierno Colonial y que propició fondos y voluntades a favor de la Independencia, fue premiado con un triste papel después de muerto. Anécdota curiosa y trágica, no tan extraña en el mundo real maravilloso de nuestra América mestiza, en que prácticamente todo es posible. Si un Generalísimo como Santa Anna cuidaba que su pierna cercenada por un obús francés fuera enterrada con honores en el Cementerio de Paula, otros negaron una sepultura tranquila a Fray Servando, quien un solo dedo quizás valiera más que dos piernas de su “Alteza Serenísima” Santa Anna, cuyos extravíos costaron a México la California, Texas y Nuevo México; prácticamente la mitad de lo que hoy son los Estados Unidos. Bueno, pero hablemos de Ajedrez.
La Revista Mexicana de Ajedrez nació en su segunda época en 1933. Una antecesora, fundada por el insigne cubano Manuel Marquéz Sterling había visto la luz a finales del siglo XIX. Renació por el esfuerzo de mi abuelo, el Dr. Vargas y de sus amigos Enrique Sanchez Lamego y Gonzalo Basurto. Puedo decir que era de una calidad similar al “Chess Review”, al “British Chess Magazine” y a “L’Echiquier”, que eran las más connotadas en los años treinta. Escribieron artículos exclusivos Tartakover, Eugene Znosko Borowsky y el mismo Alejandro Alekhine. Pero la estrella mexicana entonces, tras el alejamiento del tablero siete años antes de Carlos Torre, era el entonces Capitán José Joaquín Araíza. Ya en otro apunte dedicado a este maestro jalisciense he presentado algunas partidas de él jugadas en San Remo 1930 y en México en 1953. Poco material he podido rescatar de él y gracias a la ayuda del MF Godínez hoy puedo ampliar mis apuntes sobre el Capitán Araíza. En Irapuato 2001 pude ver jugar a su hijo mayor, el MN José Joaquín Araíza Jr, (Muñoz), competir por el Campeonato Nacional de mayores de 50 años, por lo que además de mis saludos, dedico este apunte.
En los primeros números de la Revista Mexicana de Ajedrez de 1933 se dedica una amplia crónica al Torneo Internacional de Méxco 1932, que por ya haberle dedicado antes amplio apunte con todas las partidas, me permitiré pasar por alto en esta ocasión. Otra crónica, la de la participación de Araíza en el Torneo de Pasadena es en la que enfocaré el tema esta vez.
Realmente la participación de Alekhine en el Torneo Internacional de México 1932, y su visita en gira por todo el país, fue propiciada por la invitación que se le hiciera al entonces Campeón del Mundo a jugar en Pasadena, California. Para ello el francés de orígen ruso cruza el Atlántico y se hace posible la oportunidad de que visite México. Se conjuntaron muchas voluntades y esfuerzos de los entusiastas amigos de mi abuelo, así como las influencias de este en el medio militar, para que se juntarán los recursos para esta histórica visita a nuestro país. Por primera vez jugaría en México partidas de torneo un jugador que ostentase el título de Campeón Mundial.
Araíza llevó a Pasadena la invitación, además de que tuvo que hacer gala de diplomacia para convencer al Campeón. No era para menos, ya que la imagen de nuestro país se relacionaba con la Revolución iniciada en 1910 y con asonadas y revueltas continuas. De hecho, en 1932, aún había muchas inquietudes en el país. Solo unos años antes se consideraba pacificado México, después de la guerra cristera, y menos de un lustro había sido asesinado el Presidente Electo de México, el Gral. Alvaro Obregón, virtual vencedor de la lucha armada iniciada en 1910. No sería muy atractivo para los turistas. Además el plan era que Alekhine recorriera más de 3000 kilometros visitando quince ciudades en el camino, todas con nombres que recordaban las campañas de Francisco Villa y la persecución que se le hizo apenas quince años antes. La invitación estaba firmada por una decena de militares. Alekhine, quien había apenas sobrevivido a la Gran Guerra Europea de 1914 a 1918, iniciando la contienda como prisionero de guerra y que incluso había perdido patria y propiedades por una revolución similar, debió considerar mucho tiempo si aceptar la invitación que el gentil capitán mexicano le comunicaba.
El caso es que aceptó y este fue un triunfo que hay que atribuirle enteramente a Araíza.
Con Alekhine vino el campeón de EUA Isaac Kashdan y el torneo fué un éxito.
Pero en Pasadena, Araíza se enfrentó a lo mejor de EUA en el tablero y aunque él nunca estuvo satisfecho de sus resultados en ese evento, jugó interesantes partidas que podrán ver en los archivos que acompañan esta crónica.
La Revista Mexicana de Ajedrez de 1933 las preservó afortunadamente y ahora espero que al difundirlas por Internet se garantice su paso por el tiempo y puedan ser conocidas por futuras generaciones. Esta idea es la que ha inspirado mi esfuerzo por realizar estos apuntes y que prometo retomar en el futuro, gracias al excelente material publicado en la Revista Mexicana de Ajedrez.

Si me pierdo, busquenme en Andalucia o en Cuba, o en alguna biblioteca, donde me pueda hablar de tú a tú con los ratones, para llevar su plática al ciberespacio.

Naucalpan, Estado de México a 20 de abril de 2001.