Crónicas de la
Revista Mexicana de Ajedrez Parte I
PASADENA 1932 Y LA
VISITA DE ALEKHINE A MEXICO.
(Dedicado al MN
José Joaquín Aráiza Jr.)
Por MI. Raúl Ocampo Vargas.
Hace ya algunos meses que no aparecían nuevos artículos
sobre este tema que fue con el que inicie mis trabajos en la Internet. Después
de poco más de una docena de “Apuntes para la Historia del Ajedrez en México”,
encamine mi labor a los ya habituales “Rincones”, además de diversas crónicas
de los torneos que se realizaban en México. Pero retorno a este tema gracias al
MF Guillermo Godínez Ramírez de Puebla quien me ha ayudado a recobrar
importante material que pertenecía a mi abuelo materno el Gral. y Dr. Francisco
Vargas Basurto.
Puso en mis manos nuevamente la
colección completa de ejemplares de los años 1933 y 1934 de la Revista Mexicana
de Ajedrez, que hace más de diez años había estado trashumante en exhibiciones,
diversos usos referenciales, etc y que finalmente he recobrado. Me pareció
similar a la suerte que sufrió la famosa momia de Fray Servando Teresa de Mier,
que se dice incluso que deambulo hasta en circos para su exhibición. Uno de los
padres de la Independencia de México, muerto en lo que fueron las instalaciones
de la Santa Inquisición en Ciudad de México y exhumado por algún malandrín que
no respetaba su memoria, realizó “giras” durante los primeros años de la vida
del México Independiente en calidad de momia. Aquel que fuera una de las
inteligencias más preclaras de la Nueva España, que se la pasó preso entre
Cadíz y La Habana exiliado por el Gobierno Colonial y que propició fondos y
voluntades a favor de la Independencia, fue premiado con un triste papel
después de muerto. Anécdota curiosa y trágica, no tan extraña en el mundo real
maravilloso de nuestra América mestiza, en que prácticamente todo es posible.
Si un Generalísimo como Santa Anna cuidaba que su pierna cercenada por un obús
francés fuera enterrada con honores en el Cementerio de Paula, otros negaron
una sepultura tranquila a Fray Servando, quien un solo dedo quizás valiera más
que dos piernas de su “Alteza Serenísima” Santa Anna, cuyos extravíos costaron
a México la California, Texas y Nuevo México; prácticamente la mitad de lo que
hoy son los Estados Unidos. Bueno, pero hablemos de Ajedrez.
La Revista Mexicana de Ajedrez
nació en su segunda época en 1933. Una antecesora, fundada por el insigne
cubano Manuel Marquéz Sterling había visto la luz a finales del siglo XIX.
Renació por el esfuerzo de mi abuelo, el Dr. Vargas y de sus amigos Enrique
Sanchez Lamego y Gonzalo Basurto. Puedo decir que era de una calidad similar al
“Chess Review”, al “British Chess Magazine” y a “L’Echiquier”, que eran las más
connotadas en los años treinta. Escribieron artículos exclusivos Tartakover,
Eugene Znosko Borowsky y el mismo Alejandro Alekhine. Pero la estrella mexicana
entonces, tras el alejamiento del tablero siete años antes de Carlos Torre, era
el entonces Capitán José Joaquín Araíza. Ya en otro apunte dedicado a este
maestro jalisciense he presentado algunas partidas de él jugadas en San Remo
1930 y en México en 1953. Poco material he podido rescatar de él y gracias a la
ayuda del MF Godínez hoy puedo ampliar mis apuntes sobre el Capitán Araíza. En
Irapuato 2001 pude ver jugar a su hijo mayor, el MN José Joaquín Araíza Jr, (Muñoz),
competir por el Campeonato Nacional de mayores de 50 años, por lo que además de
mis saludos, dedico este apunte.
En los primeros números de la
Revista Mexicana de Ajedrez de 1933 se dedica una amplia crónica al Torneo
Internacional de Méxco 1932, que por ya haberle dedicado antes amplio apunte
con todas las partidas, me permitiré pasar por alto en esta ocasión. Otra
crónica, la de la participación de Araíza en el Torneo de Pasadena es en la que
enfocaré el tema esta vez.
Realmente la participación de Alekhine
en el Torneo Internacional de México 1932, y su visita en gira por todo el
país, fue propiciada por la invitación que se le hiciera al entonces Campeón
del Mundo a jugar en Pasadena, California. Para ello el francés de orígen ruso
cruza el Atlántico y se hace posible la oportunidad de que visite México. Se
conjuntaron muchas voluntades y esfuerzos de los entusiastas amigos de mi
abuelo, así como las influencias de este en el medio militar, para que se
juntarán los recursos para esta histórica visita a nuestro país. Por primera
vez jugaría en México partidas de torneo un jugador que ostentase el título de
Campeón Mundial.
Araíza llevó a Pasadena la
invitación, además de que tuvo que hacer gala de diplomacia para convencer al
Campeón. No era para menos, ya que la imagen de nuestro país se relacionaba con
la Revolución iniciada en 1910 y con asonadas y revueltas continuas. De hecho,
en 1932, aún había muchas inquietudes en el país. Solo unos años antes se
consideraba pacificado México, después de la guerra cristera, y menos de un
lustro había sido asesinado el Presidente Electo de México, el Gral. Alvaro
Obregón, virtual vencedor de la lucha armada iniciada en 1910. No sería muy
atractivo para los turistas. Además el plan era que Alekhine recorriera más de
3000 kilometros visitando quince ciudades en el camino, todas con nombres que
recordaban las campañas de Francisco Villa y la persecución que se le hizo
apenas quince años antes. La invitación estaba firmada por una decena de
militares. Alekhine, quien había apenas sobrevivido a la Gran Guerra Europea de
1914 a 1918, iniciando la contienda como prisionero de guerra y que incluso
había perdido patria y propiedades por una revolución similar, debió considerar
mucho tiempo si aceptar la invitación que el gentil capitán mexicano le
comunicaba.
El caso es que aceptó y este fue
un triunfo que hay que atribuirle enteramente a Araíza.
Con Alekhine vino el campeón de
EUA Isaac Kashdan y el torneo fué un éxito.
Pero en Pasadena, Araíza se
enfrentó a lo mejor de EUA en el tablero y aunque él nunca estuvo satisfecho de
sus resultados en ese evento, jugó interesantes partidas que podrán ver en los
archivos que acompañan esta crónica.
La Revista Mexicana de Ajedrez de
1933 las preservó afortunadamente y ahora espero que al difundirlas por
Internet se garantice su paso por el tiempo y puedan ser conocidas por futuras
generaciones. Esta idea es la que ha inspirado mi esfuerzo por realizar estos
apuntes y que prometo retomar en el futuro, gracias al excelente material publicado
en la Revista Mexicana de Ajedrez.
Si me pierdo, busquenme en
Andalucia o en Cuba, o en alguna biblioteca, donde me pueda hablar de tú a tú
con los ratones, para llevar su plática al ciberespacio.
Naucalpan, Estado de México a 20
de abril de 2001.