2 feb 2007

El Método de mis cursos.
Algunos lectores de este blog me preguntaron: Digame, ¿Porqué debo inscribirme a su curso? ¿Cuál es su método?

Para empezar, yo creo que mi curso es muy bueno, pero no quisiera darle el nombre nada más de curso, porqué suena a que inicia y termina en algún momento. De hecho lo hace, pero siempre habrá un curso “siguiente”. Es bueno, porque yo no soy un profesor, soy más bien un Aprendiz. Un Co-aprendiz.
Vamos a aprender juntos. La diferencia entre nosotros será que yo he hecho varias veces el camino y que les voy a cobrar. Otra diferencia es que ustedes pueden dejar de recorrer el camino y yo no.
Les cobro para que aprendan. Para que ustedes hagan el compromiso de esforzarse. Podría quizás mandarles los temas en un CD y cobrarles unos $600 pesos por el CD. En cambio se los voy a mandar por partes y tal vez el mismo material les costará unos $2500 pesos por lo menos. Pero hay una gran diferencia. Se establece un compromiso, les haré preguntas y lo que es más importante, lograré que pregunten.
Para empezar, quiero manifestarles lo que es mi ideario de enseñanza.
Mi foco del aprendizaje es que no me limito a enseñar a mis co-aprendices a tener la respuesta adecuada, sino que trato de enseñarles el proceso mediante el cual los jugadores formados buscan las respuestas adecuadas.
Pienso que a Todos les Gusta Aprender.
Aprender. Es tan sencillo. Aprendemos … como demonios … cuando queremos aprender. Y no aprendemos condenadamente nada … sin importarnos las “consecuencias” que se pudieran derivar … si no es interesante, emocionante, divertido y relevante.
Mi meta es estimular a que ustedes se conviertan en “Informavores”, que devoran saberes nuevos.
El aprendizaje es rápido. Es alucinantemente rápido … Cuando Importa. El aprendizaje nunca esta divorciado de los sentimientos.
Entonces podremos aprender si amamos al ajedrez.
Esto me recuerda la “La Ley de Hooper.
Hooper decía: “La ciencia no es un montón de hechos, sino un modo de vida”
Creo que el ajedrez no es un juego, es un modo de vida. Es ser ajedrecista a todas horas. Cuando nos encontramos con un problema en la oficina, lo enfrentamos como en una partida de ajedrez, con todas sus reglas para hallar la jugada correcta. Cuando discutimos, lo hacemos como un juego de ajedrez, con estrategia y táctica. Cuando realizo un negocio, me apego a las reglas, como al reglamento cuando juego ajedrez. No funciona jugar ajedrez ni adoptarlo como modo de vida, si uno no ama el ajedrez.
Yo no los voy a motivar. Se supone que si me escribieron y pagaron la cuota están motivados. Mi tarea es trabajar muy duro para que no se desmotiven. Ellos llegan con motivación. Yo trato por todos los medios de no desconectarlos.

Como soy un Aprendiz con ustedes. Quiero presentarles el siguiente:

Manifiesto de los Aprendices:

El cerebro está siempre aprendiendo.
Para aprender no se necesita coerción.
El aprendizaje debe ser significativo.
El aprendizaje es casual.
El aprendizaje es colaborador.
Las consecuencias del aprendizaje importante son obvias.
Aprender implica siempre sentimientos.
Aprender debe estar libre de riesgos.

Pero hablemos de otras premisas muy importantes:

El ajedrez es un lenguaje y debe ser aprendido como tal.
Esta tesis la ha defendido brillantemente el MI Ziatdinov y concuerdo con él totalmente.
Nuestro más sorprendente e importante “logro en el aprendizaje”, el dominio de nuestra lengua materna, no requiere de escuela alguna. De hecho, ni siquiera necesita “profesores” que sean particularmente competentes.
La mayoría de los padres son pésimos profesores de lingüística. Y sin embargo, la mayor parte de los niños adquieren su idioma con increíble velocidad, con una extraordinaria capacidad, sin que tenga mucho que ver con la “instrucción”. ¿Cómo lo hacen? Lo hacen porque están hechos para aprender y porque tienen una … necesidad desesperada.
Entonces depende mucho de que ustedes tengan necesidad de aprender, que estén cansados de perder y de jugar ajedrez sin sentido. Posiblemente no hayan jugado realmente una verdadera partida de ajedrez en su vida. Jugamos muy pocas. En cambio si que jugamos partidas de ajedrez al azar, haciendo jugadas casi sin pensar, a base de la suerte, al “ahí se va”. Luego, lloramos escondidos en una esquina, como locos, por perder una partida. Pero a la hora de jugarla, no quisimos pensar. No teníamos el hábito de pensar. Porque no somos verdaderos ajedrecistas. Simplemente somos pone piezas.
¿Porqué algunos aprenden más con clases particulares que estudiando sólos? Bueno, se pueden hacer preguntas, se puede aprender a hacer preguntas, se siente uno apoyado. Pero sobre todo, porque se establece un compromiso. El pago es algo que nos obliga a aprovechar la lección. ¡Para no perder dinero a lo tonto!
Busco en mis co-aprendices el desarrollar en ellos las capacidades de comprometerse de forma intensiva y concentrada en una actividad, en mi caso, específicamente en ajedrez.
Por otra parte, soy de aquellos bichos raros que no son capaces de decir “sí” sin decir también “pero…”
Por lo pronto, este es mi primer alegato sobre porque les conviene inscribirse a mi curso, si, pero, les tengo una mala noticia: no todos los que quieran podrán hacerlo.