Los instructores de ajedrez enfrentan situaciones a menudo más complejas que las que tienen que manejar instructores de otras disciplinas o actividades extracurriculares.
Cuando se habla de que el ajedrez debe tener un lugar firme en las aulas, inmediatamente piensa uno en el problema principal: el personal que tendrá a cargo el realizar tal tarea.
Se necesitan instructores, promotores y administradores, e incluso personas que puedan cumplir las tres funciones de manera adecuada. Aunque hay que decir que en el inicio de la introducción del ajedrez a las escuelas será determinante que sea un personal que cumpla todo de manera ejemplar.
En el pasado reciente, hace unas tres décadas, se dio a una sola persona mucho apoyo para iniciar un programa de ajedrez que abarcaba desde instituciones para la atención de la niñez como escuelas y a pesar de su gran esfuerzo, su poca experiencia le hizo aceptar abarcar un ámbito demasiado amplio y su desempeño no fue afortunado y causó que durante casi una década el gobierno no quisiera emprender de nuevo un proyecto similar a pesar de que muchos funcionarios estaban convencidos de que el ajedrez debiera estar en las escuelas.
Cuando volvió a intentarse, diez años después, el gobierno propuso a un grupo de ajedrecistas realizar algo más limitado. Eran más personas, mejor preparadas y con metas menos ambiciosas y por supuesto tuvieron mayores probabilidades de éxito. Funcionó bien durante unos años, pero aunque todo está listo para buscar metas más ambiciosas, no se ha conseguido que el gobierno en turno decida emprender los siguientes pasos naturales.
En el primer intento, la idea fue hacer promociones y entusiasmar a los escolares para que estuvieran dispuestos a ser los primeros alumnos. El problema es que había una buena demanda pero una oferta muy pobre. Había un buen promotor, pero no había instructores.
En el segundo intento, fue la capacitación de profesores la primera acción y un programa piloto de clubes de ajedrez en 250 escuelas, pero ese número era tan pequeño en la inmensidad de una organización como la Secretaría de Educación Pública, que fue poco más de una raya en el agua. Algo quedo, sin embargo. Luego siguió el uso de los medios masivos de comunicación: la televisión y el Internet. Parecía que todo iba muy bien. Pero se necesita ahora combinar las acciones: capacitación de profesores, Internet y clubes escolares de ajedrez. Para ello, dado los cambios políticos en el país, se requiere una coordinación de los tres niveles de gobierno, no funciona hacerlo sólo con el gobierno federal como en el pasado.
Pero la capacitación estaba diseñada para personal que laboraría en escuelas públicas. Ahora se necesita un diseño distinto: el de escuelas privadas.
Las situaciones que enfrenta un instructor que da clases en horarios muy limitados en escuelas privadas son muy diferentes a las del que labora en un sistema articulado en escuelas públicas, tanto por el número de estudiantes como por el número de horas en un plantel. El tamaño de los clubes es también muy diferente y el material y herramientas disponibles también lo es.
La capacitación tiene que ser diferente.
Mientras elaboraba el proyecto del curso de instructores clasifique diversos tipos de actuar de un instructor según el ámbito y la tarea que enfrenta:
1.- Instructores de Centros gubernamentales, muchas veces mal llamados de “Alto Rendimiento”. Ahí se busca más la enseñanza de calidad que la participación masiva. El instructor debe tener apoyo ante todo y ser respaldado por un entrenador de nivel. El instructor trabaja con alumnos de un mismo nivel en cada horario.
2.- Instructores de Escuelas o Institutos de Ajedrez, públicos o privados, que son instituciones dedicadas a la enseñanza del ajedrez, en donde se dan clase principalmente a grupos. La calidad de la enseñanza es básica, pero la cantidad de usuarios es la definitiva para la supervivencia de la organización. El instructor debe ser muy bueno y muy “taquillero”. El instructor trabaja con alumnos de un mismo nivel en cada horario.
3.- Instructores de clubes de ajedrez, que son organizaciones en que la enseñanza del ajedrez es una de las funciones, pero la principal es la práctica organizada del ajedrez entre adultos. Ahí se dan clases a grupos o a individuos, a veces simplemente se guía a jugadores y en ocasiones simplemente se le da servicio de sparring. El instructor trabaja con alumnos de un mismo nivel en cada horario.
4.- Instructores en centros deportivos. Ahí el ajedrez es simplemente una de tantas actividades en que la institución da servicio. El instructor da servicio a usuarios, generalmente en grupos. No se requiere alto nivel, sino formalidad, buena atención al usuario, capacidad de promoción, buena presentación y cortesía. Facilidad para trabajar en equipos interdisciplinarios. En algunas ocasiones es muy importante el prestigio como competidor. Aunque la capacitación requerida es la de un instructor, algunos deportivos buscan entrenadores, pues desconocen la diferencia de preparación del instructor y del entrenador. El instructor tiene que trabajar con alumnos de diversos niveles de juego o de conocimiento del ajedrez en un mismo horario.
5.- Instructores en Escuelas públicas. Normalmente atienden clubes o talleres de ajedrez, en horarios no cercanos a los de las clases académicas, fines de semana, etc. Aunque existen muchas variedades. A veces tienen promotores que apoyan en la recluta de alumnos, pero muchas veces la promoción debe realizarla el propio instructor. No hay presión en tener mayor número de alumnos, pero en cambio es muy favorable el lograr que los alumnos sean mejores jugadores competitivos. El instructor tiene que trabajar con alumnos de diversos niveles de juego o de conocimiento del ajedrez en un mismo horario. Por el tipo de exigencias, muy a menudo su meta es menos alumnos, pero con mayor afición. Su función tiende a acercarse al del entrenador.
6.- Instructores en Escuelas privadas. Normalmente atienden pequeños talleres de ajedrez, en horarios cercanos a los de las clases académicas. Aunque existen muchas variedades. Generalmente sus grupos estan formados por alumnos de dos o tres grados escolares. Por lo general tienen promotores que apoyan en la recluta de alumnos, pero sería preferible que la promoción la realizase el propio instructor, pues siempre hay presión en tener mayor número de alumnos, para que se sienta que es un servicio costeable. Sin decirlo, los directivos o propietarios de la escuela estarían muy contentos si los alumnos son mejores jugadores competitivos. El instructor tiene que trabajar con alumnos de diversos niveles de juego o de conocimiento del ajedrez en un mismo horario. Por el tipo de exigencias, muy a menudo su meta es mas alumnos, no importa si tengan poca afición. Su función tiende a acercarse al del entrenador, la educadora, el promotor, gestor y motivador de auto estima. En educación media superior y superior, se les reconoce como “coach”, aunque este papel es totalmente el de entrenador. Muchas universidades de México al no poder conseguir a alguno de los pocos que están capacitados como entrenadores de ajedrez, habilitan a cualquier jugador fuerte para convertirlo en “coach”. Obviamente no comprenden la diferencia en ajedrez entre monitor, instructor o entrenador.
El caso es que cada función requiere personal de un perfil determinado. Pero como es común que una persona tenga funciones diversas en sus diversas fuentes laborales, ya que puede trabajar en un colegio en la mañana, un deportivo en las tardes y los fines de semana y en un club de ajedrez por la noche; es importante tomar esto en cuenta al diseñar un curso para instructores. El curso debe capacitar al instructor para que se desempeñe adecuadamente en cualquiera de las fuentes de trabajo mencionadas para que tenga empleabilidad; pero en algún tipo de labor tendrá más inclinación, vocación o simplemente oportunidad; por lo que en el curso le interesa capacitarse más ampliamente en ese tipo de labor. Todo eso se tuvo en cuenta. Tanto para las clases, como para el material e instrumentos con que dotará al que participe en mis cursos.
El 90% de ello no fue preparado para crear un curso de instructores via email, lo diseñe con la idea de poder presentar al gobierno un sistema completo, totalmente estructurado, para llevar a cabo la tarea de que el ajedrez ocupe su lugar en todas las escuelas del país. Es un sistema que llevó tres décadas de diseño y experiencias acumuladas. Hace innecesario e impráctico empezar de cero, máxime que tampoco nunca este diseño comenzó de cero, pues partió de la experiencia de 50 años de la práctica escolar organizada del ajedrez en la URSS y Cuba.
Llegar a este punto de nuevo, sin tomar en cuenta lo realizado antes, costaría años y mucho dinero innecesariamente gastado. Pero pueden apostar que intentarán hacerlo así.
Lo mismo pueden muchos aspirantes a instructor tratar de autoprepararse, investigar y hacer acopio de su propio acervo, consultar textos, preparar su propio material e ignorar la experiencia de tanto instructor de ajedrez que hay por el mundo. Tal vez logren capacitarse adecuadamente en dos, tres o cinco años. ¿Porqué hacer eso si ya todo esta listo? Es cuestión de elegir entre tres o cinco dudosos años o cinco seguros meses. El curso abarca seis tipos diferentes de instructor, pero a través de un examen previo, se inicia y se da énfasis al tipo de capacitación que más le es útil personalmente en el momento de inicio del curso.
Con la cantidad de estudiantes que ya toman el curso, se va creando un valor agregado: estamos creando una red de instructores de todos los estados de la República Mexicana, además de países como España, Argentina y Brasil.
Es como un club muy especial de ajedrez. Aún la puerta está abierta…