5 ago 2009

Bibliotecas de ajedrez y los libros , como leerlos.


Se habla de que hay grandes bibliotecas de ajedrez en el mundo. Esta por ejemplo la de Cleveland con más de 30 000 títulos, o la de la Federación Rusa, con más de 18 000. En México recuerdo la colección de la Nacional que ahora está en nueva sede, que poseía los 9000 libros de Andrés Clemente Vazquez, o la del Lic. Alfonso Carreño con casi 14 000 volúmenes, o la del Dr. Alfonso Ferríz Carrasquedo con casi 9000 volúmenes, o la de Carlos Fruvas con casi 11 000 libros, además de otras que se conoce que son muy grandes, pero no se han contabilizado. Por mis manos pasaron más de 6000 libros, aunque los fui dejando en varias manos, no sin antes “digitalizarlos”. Pero existen muchos acervos irregulares, de bibliotecas constituídas con copias fotostáticas o libros digitalizados, lo que no es muy legal, pero existe.
En la época de la computación, con la digitalización de un aproximado de más de 25 000 libros de ajedrez de la citada biblioteca de Cleveland, mas los 4000 libros editados en la URSS, que la mayoría no se contaban en la de Cleveland, más otros 2500 que circulan de la colección de bibliotecas holandesas, la colección digitalizada de más de 15 000 ejemplares de la biblioteca del GM Lothar Schmidt, un afamado “pirata” digitalizador, Vasily Ivanovich Voroviev, nombre clave fussballschach, afirma que ya hay 33 000 libros diferentes de ajedrez digitalizados y más de 10 000 ejemplares de revistas. Algunos articulistas como Vladimir Neishtadt o Alexandr Volsky, dice que en promedio los grandes maestros poseen colecciones de más de 5000 libros de ajedrez que mantienen a la mano en tan solo unos 35 DVDS, y que el intercambio de ediciones nuevas hace que se incremente en una docena diaria.
El caso es que muchos jugadores, sin ser grandes maestros, poseen copias de lo que antes podría considerarse una impresionante biblioteca de varios miles de ejemplares. Sucede como todo lo del computo. Hoy día un niño de 12 años tiene a disposición una computadora cien veces más poderosa que la que se uso al principio de los años sesentas del siglo XX para lanzar a Shepard, el primer astronauta norteamericano, al espacio.
Se puede decir que cientos de miles de jugadores de ajedrez poseen hoy día una colección de libros varias veces mayor que la que la Federaciòn de Ajedrez de la URSS tenía cuando Botvinnik se preparaba para ser campeón mundial de ajedrez en 1948.
Entonces no es la cantidad de libros, ni la ausencia de información lo que hace que una localidad esté subdesarrollada en ajedrez.
Es como las universidades, no son las bibliotecas, ni los laboratorios, ni los edificios, tampoco los alumnos.
Se decía que la Universidad de París, era la gran Universidad de París por un factor: Abelardo.
Bibliotecas ya tienen todos entonces, de una manera u otra, pero ¿y Abelardo?
¿Qué tiene que ver eso con las bibliotecas? Si ya se digitalizan los libros y se pueden conseguir de una manera u otra las copias, ¿Cómo afecta esto a los abelardos? Ya que los libros son producidos por alguien, que al sacar 1000 ejemplares de un libro, como ahora sucede en Rusia con los grandes autores de libros de ajedrez, sólo saca un mínimo pago, ya que poco después habrán 10 000 copias digitalizadas en todo el mundo, es normal que se desmoralice y al ver que su trabajo no será, como antes, recompensado tras el éxito y la aceptación general, no elevará su nivel de esfuerzo, pues lo mismo gana el autor bueno de 1000 ejemplares y 10 000 copias, que el malo, de 1000 ejemplares y que nadie quiere copiar. Hay que encontrar una manera de estimular a que los abelardos sigan produciendo y no ganen lo mismo que los “Frolos”, aquellos que no copia uno, ni de gratis.
Hay otro problema, si la cantidad de libros no hace la diferencia es porque seguro la clave está en como leerlos. ¿Sabe uno leer un libro? Los libros de ajedrez se leen o se estudian de maneras muy diferentes, de acuerdo a cada tipo de libros. Hay unos que son para hojearlos, ver sus fotos, leerlos brevemente, revisarlos. Hay otros solo para consultarlos, hay otros para leerlos en un autobús, hay otros que hay que sacar un ajedrez y poner sus piezas. Otros que es básico verlos mentalmente, “jugando a la ciega” para sacarles provecho y entrenarnos, otros para enterarnos de los chismes de hace medio siglo, para saber de la “trivia”, la anécdota. Los libros son como los amigos, se tratan de diferente manera, amigos todos, pero hay de amigos a “cuadernos”.
Por supuesto que hay libros que es mejor tenerlos digitalizados y otros que hay que imprimirlos y tenerlos en copia dura, otros hay que “oírlos” después de pasarlos a mp3 con un programa lector de textos. Otros que hay que tener en el original, tocarlos como tocando a la historia. Otros son buenos compañeros en el baño, donde el rey va solo, para meditar.
En fin, del tema de los libros se puede escribir un libro. Me conformaría con escribir varios artículos.