El enredarse en complicados conocimientos no es práctico,
sino hay que seguir un avance gradual. Por eso el diseño curricular, el diseñar
como es el camino adecuado para adquirir un perfil, un conjunto de
conocimientos y habilidades que se deben tener para poder realizar una tarea,
es tan apreciado en la educación.
Si se establece un buen plan de estudios que cuide como se
desarrollará un estudiante hasta ser el ejecutante que requiere la sociedad y
que pueda satisfacer sus anhelos como persona, se pueden lograr las grandes
metas.
Sabemos todos que hay profesores y hay libros que marcan la vida, muchos estudiantes
desean encontrar el “Abelardo” que como mago les abra el camino, y hay lectores que están ávidos de encontrar un
libro mágico, su “piedra Rosetta”, su
“piedra filosofal” que cambie su destino en el ajedrez. Están pendientes de los
afamados entrenadores, así como de los libros que son mencionados por los
grandes maestros como fundamentales en su desarrollo para buscarlos,
adquirirlos y, esperanzadoramente, estudiarlos y ser transformados de un
jugador mediocre a un gran jugador.
Piensan que viajar a otros países, como Rusia, pudiera ser
el medio de lograr subir a su Everest. Pero si así fuera, en Rusia donde hay
miles de niños que reciben la enseñanza adecuada y tienen tanto anhelo por
llegar a ser grandes maestros, no llegarían tan pocos a cumplir ese sueño.
Creo que si un sueño es tan firme, es porque hay la manera
de alcanzarlo, pero si la receta fuese segura, cualquiera lo alcanzaría.
Por supuesto que la fe en lograrlo es el primer componente
del éxito, luego esa mezcla de fe y motivación, de perseverancia en el empeño,
de constancia en el propósito, de desear fervientemente y apostar la vida, será
lo que determinará el logro.
Entonces el libro, entonces el instructor, el mentor,
primero que nada debe ser inspirador, debe ser capaz de mantener la flama e
incluso de alimentarla. Hallarlos será una fortuna, pero creo que los
encontrará primero en si mismo.
No voy a caer en la insensatez de quienes dicen que uno se
hace solo; pues sería como decir que la mejor creación del ser humano, la vida
en sociedad y aprendizaje, no sirven. Sabemos que el ser humano se adueño del
mundo y se impuso a las demás creaturas del mundo gracias al amor, al querer
ayudar a otros, al enseñar a los niños. El ser humano aprende por contacto
social, aprende gracias a los otros, que transmiten su conocimiento
personalmente, o con libros, o incluso a través de un filme, un programa de
televisión, o con el ejemplo.
¡Como he aprendido de Capablanca sin nunca haberlo conocido!
¡Como aprendí de él caminando por La Habana, o por Nueva York, o con los
relatos de mi abuela!
Tenemos maestros vivos, pero como los muertos guían en el
camino, ¡como nos alumbran!