Según Ayn Rand; “Si viese usted a
Atlas, el gigante que sostiene al mundo sobre sus hombros, si usted viese que
él estuviese de pie, con la sangre latiendo en su pecho, con sus rodillas doblándose,
con sus brazos temblando, pero todavía intentando mantener al mundo en lo alto
con sus últimas fuerzas, y cuanto mayor sea su esfuerzo, mayor es el peso que
el mundo carga sobre sus hombros, ¿qué le diría usted que hiciese? [...] Que se
rebele”
La ganancia económica, el flujo
del dinero no se logra de la manera en que actúa la FIDE actualmente, fue el
reclamo persistente de Kasparov. La FIDE ha fracasado como empresa, apuntó una
y otra vez.
Que la FIDE ha fracasado en
muchas de sus tareas, es muy posible, y esperado, pero que el aspecto de atraer
a los grandes capitalistas no creo que sea la misión prioritaria.
Que muchas personas en la
actualidad digan que lo importante es conseguir dinero para el ajedrez, me
recuerda aquello de que en Estados Unidos, o precisamente en Nueva York, donde
vive Kasparov, todo se puede comprar con dinero. El Olimpo ahí tiene dirección:
Park Avenue 740. Ahí un ejecutivo se disculpa de haber gastado millón y medio de
dólares en la remodelación de su oficina mientras su compañía se iba a la
quiebra, para luego ser rescatada por Obama con “refuerzos gubernamentales”
En 1991, el Club del Libro del
Mes, en cooperación con la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de
América, hizo una encuesta entre los miembros del club preguntándoles qué libro
había marcado una diferencia en sus vidas. La “Sagrada Biblia” fue el primero
de la lista, y "Atlas Shrugged" ("La rebelión de Atlas") el
segundo.
La influencia de la autora, Ayn
Rand, la que decía que se valía hacer de todo para ganar dinero, sin trabas
morales ni remordimientos por hacer que los que menos tienen tengan menos,
parece permearse en algunos ajedrecistas de élite, como parece pasar con
Kasparov quien declara que el capitalismo no le ha fallado a la gente, sino la
gente al capitalismo.
Objetivismo parece ser la divisa
Kasparoviana, aplicándolo a un ambiente tan subjetivo como es el ajedrez, que
casi es la expresión más acabada del esfuerzo sin producción material, sino
solo subjetiva e inmaterial.
Los votos los midió en millones
de dólares y decía poner 10 en un día, y cuando Kirzan dijo que conseguía
veinte, dio pie para que Kasparov lo señale como falso, pues el éxito de su
ideología es que todo se tasa, y que el indicador de la FIDE deben ser los
millones de dólares que circulan.
Pero hay muchos “Atlas” que no
están dispuestos a cambiar de tarea y seguir con la carga en sus hombros.