Se discute ahora
si el ajedrez debe ser materia obligatoria, materia optativa o simplemente
actividad extracurricular en las escuelas de tiempo completo.
Para forjar un ser
humano integral es necesario, desde temprana edad, proveerlo de las
oportunidades de vencer continuamente obstáculos medidos para que gradualmente
se fortalezca y pueda enfrentar los que se aparecerán aleatorios en su edad
madura. Sin esa fuerza crecida con cuidado y con sistema, solo le espera la
frustración y la miseria de espíritu causada por la carga excesiva en una
sociedad en que la injusticia es practicada por sistema por los poderosos
contra los que quieren tener lo mínimo siquiera.
Ejercitar el
cuerpo con medidas cuidadosas y la
inserción de hábitos saludables, la mente con la resolución de problemas, la
voluntad y los valores con las pruebas morales adecuadas y paso a paso; todo
con un sistema de enseñanza que brinda ejemplos y conocimientos acordes a cada
paso que se avance; debiera ser el plan a seguir para templar el acero humano.
En el caso del
ajedrez, gimnasio de la mente, si se logra que el estudiante trate siempre de
vencer sus límites, se pueden lograr grandes cosas tanto en su cuerpo, como en
su mente y su voluntad.
Presentar lo que
es el ajedrez a cualquier escolar es relativamente fácil, pues existe mucha
experiencia en el diseño de métodos para hacerlo. Cualquiera que ya sea
practicante del ajedrez, aunque solo sea ligeramente más experimentado que el
novato, lo puede hacer.
En mi opinión,
lo ideal es que todo escolar conozca el ajedrez aunque sea superficialmente,
con la asesoría básica para que se le despierte el interés por su práctica.
Bastarían unas tres horas cada semestre lectivo. Pero brindadas a todos los
escolares. Todo profesor de grupo, o todo asistente, o practicante para
profesor, o cualquier joven becario, adulto voluntario; podría hacer esa etapa
importante de presentación. Dotado por un manual, y un breve curso de 10 horas
bastaría para estar pertrechado para realizar una labor efectiva. Millones de
escolares podrían así ser beneficiados a un costo mínimo.
Pero habrá
muchos escolares, un 4% de ellos al menos, que estimulados por sus familiares,
amigos, o simplemente embelesados tras apenas conocer al ajedrez, con esa
natural hambre de saber provocada por la curiosidad que es parte del ser
humano, que querrán saber, conocer y practicar asiduamente el ajedrez. Para
ello se requieren personas con mas capacitación. Ajedrecistas medio hechos, ya
conocedores de lo que son las competencias, el mundo bibliográfico del ajedrez
y con conocimientos de su organización, así como con cultura general y de
pedagogía básica. Y lo que es importante: vocación de transmitir conocimientos y
experiencias.
Para ello se
requiere armarlos de una capacitación especial, de unas 60 horas
aproximadamente, de manuales, cuadernos de ejercicios, material deportivo y de
aula.
Para ese 4% de
escolares interesados, tal vez se necesite un mínimo de unos mil instructores
con esa capacitación.
Pero de ese 4%
de escolares, habrá uno de cada mil, que
se interese por el ajedrez como un medio de forja de vida, con una vocación
para participar y competir, para tomar del ajedrez todos los beneficios que su
práctica organizada pueda brindarle.
Para ese uno de
cada mil, se requieren instructores de buen nivel, de carrera prácticamente,
con unos 100 créditos académicos de materias de ajedrez, unas 1600 horas de
capacitación, para que se pueda extraer de la práctica del ajedrez todo aquello
que se pregona que el ajedrez realiza, que en realidad lo da sólo a quien
realmente participa y se involucra totalmente en su práctica organizada.
Finalmente uno
de cada diez mil escolares, querrá medirse con los mejores, ser un ajedrecista
cabal, y requerirá, después de ser iniciado por los que le presentaron el
ajedrez, canalizado a los instructores, tener un entrenador de ajedrez. Un
ajedrecista con experiencia y vocación con conocimiento especializado en
ajedrez competitivo, en sicología de los enfrentamientos ajedrecísticos, así
como en coaching, motivación; pedagogía especializada. De nivel más allá de
cursos de capacitación, pues su preparación y experiencia es de toda la vida.
Ese ajedrez de
alta competencia y de máximo desempeño ya no es el mismo ajedrez del que hablan
los pedagogos, es un ajedrez extremo que tal vez no sea recomendable en
general, pues ya es llevar la práctica del ajedrez a aspectos que no
necesariamente son saludables ya que son de gran tensión y requieren del ser
humano concesiones que no muchos están dispuestos a hacer y mucho menos de lo
que una sociedad pueda reclamar.
Pero todos esos
niveles existen y para todas esas etapas hay que preparar escaleras para que
funcione incluso el primer peldaño. Sin ese todo, sin todo ese andamiaje, el
que el ajedrez brinde grandes beneficios pudiera ser una falacia.