(A la memoria de la Maestra Amparo Vargas Arreola 1926-2001)
El Gambito Blackbourne, y un “Patakin”.
Una actitud común entre
jugadores jóvenes es el de estudiar líneas poco conocidas a gran profundidad
para sorprender a sus contrincantes y obtener algunas victorias rápidas o al
menos una ventaja en la apertura con la que trabajar el medio juego. El éxito
frecuente de esta “estrategia” tiene el peligro de que el jugador que la
utiliza recurra cada vez más a este estudio de aperturas y su estilo se vaya
afectando y se vuelva especulativo. Si además tiene pocas oportunidades de
enfrentar una oposición fuerte, conforme vaya ascendiendo en el “Elo” y obtenga
el derecho de combatir contra jugadores asentados llegará a un punto donde
parece que se estanca, cuando más bien lo que sucede es que no se preparó con
vistas al futuro de su desarrollo. Entonces se descorazona y si no cuenta con
el apoyo de un entrenador o simplemente de un amigo objetivo no encuentra que
pasa con su juego. Buscará en otras razones el abandono del “éxito” y quizás
pase por alto que obtuvo ascensos más gracias a los triunfos relativos a su
“sorpresivo” repertorio que a un real mejoramiento de su nivel de juego.
Seguramente muchas veces habrá
leído en comentarios a partidas magistrales que un gran maestro sorprendió a
otro con una variante extraña y que por ello obtuvo un fácil éxito y quiso
imitar esta idea.
El problema es mucho más
complejo de lo que parece. Permítanme analizarlo desde tres personajes
juveniles en que observe varias situaciones.
Un jugador, digamos “A”
obtiene muchos triunfos en un torneo round robin válido para el rating de la
FIDE pero en que enfrentó a unos tres jugadores medianos y a otros francamente
muy poco experimentados. En prácticamente cada partida obtuvo ventajas de
apertura con líneas poco conocidas pero que él estudio muy bien. Surgieron en
sus contrincantes errores gruesos, causados por la inexperiencia y por no saber
enfrentarse a una “variante sorpresa”. Las partidas no fueron buenas, pero le
dieron éxitos relativos y aumentó unos 100 puntos de Elo.
Otro jugador, digamos “B”
partió a la Isla de Cuba a jugar varios torneos también válidos para el rating
FIDE, pero en los que encontró jugadores muy fuertes, a menudo más fuertes de
lo que el “Elo” que tenían indicaban. Sus resultados fueron buenos, sus
partidas realmente interesantes y cada punto requirió de un esfuerzo
concentrado. No utilizo “variantes sorpresa”, lo que fue mejor, ya que contra
la fuerte oposición que enfrentaba hubiese sido una táctica que se le hubiese
revertido. Después de dos torneos, prácticamente no ganó un punto de “Elo”,
pero en cambio esta experiencia seguramente redundará en un buen desarrollo en
su futuro.
Por otro lado, un tercer
jugador, digamos “C”, no busca jugar en torneos para mejorar “Elo” sino
simplemente compite en torneos abiertos estilo suizo, donde de 5 partidas
enfrentará a dos maestros a lo sumo. Se prepara bien para los enfrentamientos
con esos maestros, estudia algunas líneas para sorprenderlos. Con los jugadores
débiles utiliza un estilo muy especulativo y a veces gana muchas partidas
contra ellos, las más de las veces explotando errores tácticos. Su desarrollo
ha tenido muchos altibajos a pesar de su gran talento natural.
Los tres jugadores mencionados
son jóvenes con gran talento y enorme afición por el ajedrez, por lo que podría
esperarse un futuro brillante. Los tres tienen un talento en nada inferior al
que poseían jugadores mexicanos que llegaron a ser Grandes Maestros
Internacionales, pero al tomar rutas diferentes, uno se podría preguntar si los
tres llegarán a alcanzar el máximo título.
De los tres, seguramente “A”
tendrá pronto el mayor rating, pero corre el peligro de que en un futuro
cercano llegue a la situación de que aparentemente se “estanque” y no sepa el
porqué.
El jugador “B” desde hace unos
dos años se denota que posee la fuerza de un fuerte maestro, pero esto no se
refleja en su “Elo”. Sin embargo, se ve un desarrollo creciente en su juego.
Una de las partidas en las que logró el triunfo en Cuba, podría firmarla, sin
pena, cualquier Gran Maestro. El peligro es que a veces alterna torneos de
fuerte oposición con torneos fáciles. Aunque eso es culpa del sistema deportivo
del país, donde hay demasiados torneos juveniles con oposición muy dispareja y
tiene que jugarlos para obtener el apoyo gubernamental y no existe un buen
programa de competencias en que la finalidad sea la superación técnica, sino
simplemente lo que se valora es el resultado deportivo sin análisis. Incluso,
si sólo se ven sus resultados desde el punto de vista cuantitativo, se podría
decir que su “gira” por Cuba, no fue lo fructífera que se esperaba. Algunos
“técnicos” ya se han expresado en ese sentido. Craso error causado por ver solo
los resultados del “Elo” y no examinar con cuidado las partidas, y por
supuesto, los contrincantes. Ojalá que los que estén cerca de él sean objetivos
y lo ayuden a sacar el jugo verdadero de lo que yo pienso fue una fructífera
experiencia.
La experiencia de “A” en
cambio, es la más peligrosa y la más letal. Puede darle una idea errónea de su
verdadero nivel y en lugar de ayudarlo a que se estimule su trabajo lo mal direccione.
Si no varia su “táctica” en cuanto repertorio, perderá tiempo muy valioso en su
desarrollo.
El jugador “C” es el que más
intriga su futuro. Su estilo es interesante, pero cada vez más recurre al fácil
camino de la “celada” de apertura, y aunque le da triunfos ocasionales, incluso
contra jugadores muy fuertes, sus resultados, si se les graficara denotarían un
“hombre montaña” con altos picos y grandes abismos.
Aunque hay que confesar que
cuando uno enfrenta a los tres jugadores, “C” es el que más interesante
oposición presenta. Obliga a esforzarse en “desenmarañar” las celadas
ingeniosas que plantea, y que su repertorio estimula a estudiar viejas líneas.
Pero también hace que uno se pregunte: “¿Cuándo despegará?” ¿Será que ese gran
talento no tendrá más desarrollo que efímeros triunfos en uno que otro torneo
suizo? Siempre se le ve analizando las partidas pero desde un punto de vista
que me parece equivocado. Trata de ver el error coyuntural a mediados de la
partida y no se plantea si su repertorio de aperturas es la causa de muchas de
sus derrotas, contra fuerte oposición, y que de vez en vez “derrapa” contra
jugadores muy inferiores a él en talento, experiencia y estudios.
Creo que los tres estudian
mucho, pero los de “B” son los que parecen siguen un plan, al menos cuando no
compite con sus coetáneos, que le ofrecen desigual oposición.
Aunque tengo que aclarar que
“C” es de más edad que “B” y que “A” y que hace un par de años logró éxitos muy
importantes, pero que sus resultados van más a la baja que a la alta, siempre
“hombre montaña”.
En dos torneos “activos” de
treinta minutos por jugador, “C” me planteó el siguiente interesante gambito
que pudiera llamarse “Blackbourne”, por ser utilizado por el Gran Maestro
inglés en los siglos XIX y XX; que surge tras:
1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! 4.dxe5
Cd7!
Muchos fuertes jugadores lo utilizaron desde finales del siglo XIX y no se
puede decir que esté refutado.
Tras 5.exd6 Axd6; el negro ha
logrado un buen desarrollo a cambio de su peón y ante el blanco se presenta una
tarea nada fácil para consolidar su ventaja material.
Es un gambito olvidado que en
partidas rápidas puede brindar éxitos contra casi cualquier oposición. Sobre
todo si el jugador con las blancas es ambicioso y quiere jugar activo a toda
costa.
Existe poca teoría al respecto
y como es una línea que uno poco espera enfrentar, tiene a su favor el elemento
sorpresa. Aunque querer sorprender dos veces al mismo contrincante no parece
práctico, no se puede decir que sea mala elección si uno piensa que en las
líneas “normales” será superado por el contrincante.
Sobre la manera de enfrentarse
al gambito, me permitiría referir al lector al archivo que se
desarrolla en Inforchess Magazine donde examino el planteo
con cierta profundidad y con material
que no es accesible, hasta ahora, en idioma castellano.
En general, los grandes
maestros piensan que la clave es un “timing” (oportunidad) en jugar Cd4 con
blancas y buscar el cambio del alfil negro en g4, antes de enrocarse corto.
Otros piensan que simplemente hay que jugar un h3 y g4 en momento adecuado y
aliviar la presión sobre el peón e4 blanco.
Pero esto es solo coyuntural y
específico a la línea. Lo que interesa es si este tipo de Gambito pueda tener
la solidez de otros gambitos similares como el Benko. Pienso que si, que es una
opción viable, a ser usada muy de vez en cuando. Pero que no se haga costumbre.
Hay gambitos o líneas
similares que dan muchos puntos en torneos rápidos.
Por ejemplo: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe4 d6
4.Cxf7!?. Esta línea la utilicé unas 10 veces en partidas a treinta minutos y
obtuve el 100% de los puntos. Incluso el llorado Vitolinsh la utilizó a menudo
en torneos serios con éxito promedio.
Cuando la use, lo hice para
“forzarme” a complicar mi juego en una etapa en que mi objetivo era quitarle un
poco de aridez a un estilo que tendía a ser muy posicional y que deseaba
erradicar; pero no lo utilice para ganar puntos, sino como un plan de
preparación.
Para objetivos similares, como
preparación para “enriquecer” el estilo de juego, yo creo que si es válido
hacer uso de estos “gambitos desbalanceadores”.
El uso del repertorio como una
forma de ganar experiencia en posiciones complicadas es un recurso muy
utilizado por los entrenadores experimentados, pero introducir estos gambitos
como “modus vivendi” puede ser muy dañino en los jugadores jóvenes.
He observado muchos jugadores
que como “A” en cada partida, de cada
torneo, utilizan líneas especulativas, desechando los caminos probados que
siguen los grandes maestros. Esta manera “irregular” de jugar las aperturas tienen
un costo excesivo en el futuro. Cuando se dan cuenta de la necesidad de tener
un repertorio “formal”, a menudo ya es demasiado tarde para ellos. Requieren
como “empezar de nuevo”. Si tienen la suficiente presencia de ánimo y se les
estimula bien, puede ser incluso muy favorable para su juego en general, el
volver a andar todo el proceso y pueden, finalmente, llegar a desarrollarse más
que un jugador tipo “B”. Pero el esfuerzo requerido es tan grande y por lo
general lo acometen a edad tan madura, que la dificultad de la tarea los
derrota y quedan como en un “nirvana”, perdidos entre las nebulosas de las
variantes e ideas en las aperturas. Por lo general, regresan a las andadas y su
desarrollo se ve limitado para siempre.
En el estudio de las
aperturas, es tan importante el escoger bien el repertorio para cada etapa de
desarrollo como elegir los torneos.
Esa era una clave del ajedrez
soviético: torneos gradualmente más difíciles, bien elegidos y un repertorio
adecuado a cada nivel de desarrollo.
“Hay que saber nadar y guardar
la ropa".
A continuación una partida
tipica modelo en la epoca romántica del ajedrez con breves comentarios:
1) Paulsen,V - Mieses [C41]
Alemania, DSB-07 Kongress. 1892
Alemania, DSB-07 Kongress. 1892
1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! [3...f5?! Otro gambito en
la Defensa Philidor que usó el GM Jonathan Mestel en sus años mozos.] 4.dxe5
Cd7!
La mejor
jugada en la posición dada.5.exd6 Axd6 6.Ae2 De7 7.Cc3 0-0-0 8.0-0 Cc5 9.Cg5
Axh2+ 10.Rxh2 Txd1 11.Axg4+ Td7 12.Cd5 De8 13.Axd7+ Cxd7 14.Af4 f6 15.Cxc7 Dh5+
16.Ch3 g5 17.g4 Dxg4 18.Ag3 Ce5 19.Cb5 Dd7 20.a4 Ch6 21.Cxg5 Chg4+ 22.Rg1 fxg5
23.f3 Td8 24.Rh1 Ce3 25.Tf2 Dh3+ 26.Ah2 a6 27.Cc3 Cxf3 28.Cd5 Txd5 29.exd5 Cg4 se
rinde el blanco. 0-1. 0-1
”
Lagos, a 10 de marzo de 2005.
IM Raúl Ocampo