13 may 2016

¿Cómo estudiar la Apertura? Parte II



 (A la memoria de la Maestra Amparo Vargas Arreola 1926-2001)
El Gambito Blackbourne, y un “Patakin”.

Una actitud común entre jugadores jóvenes es el de estudiar líneas poco conocidas a gran profundidad para sorprender a sus contrincantes y obtener algunas victorias rápidas o al menos una ventaja en la apertura con la que trabajar el medio juego. El éxito frecuente de esta “estrategia” tiene el peligro de que el jugador que la utiliza recurra cada vez más a este estudio de aperturas y su estilo se vaya afectando y se vuelva especulativo. Si además tiene pocas oportunidades de enfrentar una oposición fuerte, conforme vaya ascendiendo en el “Elo” y obtenga el derecho de combatir contra jugadores asentados llegará a un punto donde parece que se estanca, cuando más bien lo que sucede es que no se preparó con vistas al futuro de su desarrollo. Entonces se descorazona y si no cuenta con el apoyo de un entrenador o simplemente de un amigo objetivo no encuentra que pasa con su juego. Buscará en otras razones el abandono del “éxito” y quizás pase por alto que obtuvo ascensos más gracias a los triunfos relativos a su “sorpresivo” repertorio que a un real mejoramiento de su nivel de juego.
Seguramente muchas veces habrá leído en comentarios a partidas magistrales que un gran maestro sorprendió a otro con una variante extraña y que por ello obtuvo un fácil éxito y quiso imitar esta idea.
El problema es mucho más complejo de lo que parece. Permítanme analizarlo desde tres personajes juveniles en que observe varias situaciones.
Un jugador, digamos “A” obtiene muchos triunfos en un torneo round robin válido para el rating de la FIDE pero en que enfrentó a unos tres jugadores medianos y a otros francamente muy poco experimentados. En prácticamente cada partida obtuvo ventajas de apertura con líneas poco conocidas pero que él estudio muy bien. Surgieron en sus contrincantes errores gruesos, causados por la inexperiencia y por no saber enfrentarse a una “variante sorpresa”. Las partidas no fueron buenas, pero le dieron éxitos relativos y aumentó unos 100 puntos de Elo.
Otro jugador, digamos “B” partió a la Isla de Cuba a jugar varios torneos también válidos para el rating FIDE, pero en los que encontró jugadores muy fuertes, a menudo más fuertes de lo que el “Elo” que tenían indicaban. Sus resultados fueron buenos, sus partidas realmente interesantes y cada punto requirió de un esfuerzo concentrado. No utilizo “variantes sorpresa”, lo que fue mejor, ya que contra la fuerte oposición que enfrentaba hubiese sido una táctica que se le hubiese revertido. Después de dos torneos, prácticamente no ganó un punto de “Elo”, pero en cambio esta experiencia seguramente redundará en un buen desarrollo en su futuro.
Por otro lado, un tercer jugador, digamos “C”, no busca jugar en torneos para mejorar “Elo” sino simplemente compite en torneos abiertos estilo suizo, donde de 5 partidas enfrentará a dos maestros a lo sumo. Se prepara bien para los enfrentamientos con esos maestros, estudia algunas líneas para sorprenderlos. Con los jugadores débiles utiliza un estilo muy especulativo y a veces gana muchas partidas contra ellos, las más de las veces explotando errores tácticos. Su desarrollo ha tenido muchos altibajos a pesar de su gran talento natural.
Los tres jugadores mencionados son jóvenes con gran talento y enorme afición por el ajedrez, por lo que podría esperarse un futuro brillante. Los tres tienen un talento en nada inferior al que poseían jugadores mexicanos que llegaron a ser Grandes Maestros Internacionales, pero al tomar rutas diferentes, uno se podría preguntar si los tres llegarán a alcanzar el máximo título.
De los tres, seguramente “A” tendrá pronto el mayor rating, pero corre el peligro de que en un futuro cercano llegue a la situación de que aparentemente se “estanque” y no sepa el porqué.
El jugador “B” desde hace unos dos años se denota que posee la fuerza de un fuerte maestro, pero esto no se refleja en su “Elo”. Sin embargo, se ve un desarrollo creciente en su juego. Una de las partidas en las que logró el triunfo en Cuba, podría firmarla, sin pena, cualquier Gran Maestro. El peligro es que a veces alterna torneos de fuerte oposición con torneos fáciles. Aunque eso es culpa del sistema deportivo del país, donde hay demasiados torneos juveniles con oposición muy dispareja y tiene que jugarlos para obtener el apoyo gubernamental y no existe un buen programa de competencias en que la finalidad sea la superación técnica, sino simplemente lo que se valora es el resultado deportivo sin análisis. Incluso, si sólo se ven sus resultados desde el punto de vista cuantitativo, se podría decir que su “gira” por Cuba, no fue lo fructífera que se esperaba. Algunos “técnicos” ya se han expresado en ese sentido. Craso error causado por ver solo los resultados del “Elo” y no examinar con cuidado las partidas, y por supuesto, los contrincantes. Ojalá que los que estén cerca de él sean objetivos y lo ayuden a sacar el jugo verdadero de lo que yo pienso fue una fructífera experiencia.
La experiencia de “A” en cambio, es la más peligrosa y la más letal. Puede darle una idea errónea de su verdadero nivel y en lugar de ayudarlo a que se estimule su trabajo lo mal direccione. Si no varia su “táctica” en cuanto repertorio, perderá tiempo muy valioso en su desarrollo.
El jugador “C” es el que más intriga su futuro. Su estilo es interesante, pero cada vez más recurre al fácil camino de la “celada” de apertura, y aunque le da triunfos ocasionales, incluso contra jugadores muy fuertes, sus resultados, si se les graficara denotarían un “hombre montaña” con altos picos y grandes abismos.
Aunque hay que confesar que cuando uno enfrenta a los tres jugadores, “C” es el que más interesante oposición presenta. Obliga a esforzarse en “desenmarañar” las celadas ingeniosas que plantea, y que su repertorio estimula a estudiar viejas líneas. Pero también hace que uno se pregunte: “¿Cuándo despegará?” ¿Será que ese gran talento no tendrá más desarrollo que efímeros triunfos en uno que otro torneo suizo? Siempre se le ve analizando las partidas pero desde un punto de vista que me parece equivocado. Trata de ver el error coyuntural a mediados de la partida y no se plantea si su repertorio de aperturas es la causa de muchas de sus derrotas, contra fuerte oposición, y que de vez en vez “derrapa” contra jugadores muy inferiores a él en talento, experiencia y estudios.
Creo que los tres estudian mucho, pero los de “B” son los que parecen siguen un plan, al menos cuando no compite con sus coetáneos, que le ofrecen desigual oposición.
Aunque tengo que aclarar que “C” es de más edad que “B” y que “A” y que hace un par de años logró éxitos muy importantes, pero que sus resultados van más a la baja que a la alta, siempre “hombre montaña”.
En dos torneos “activos” de treinta minutos por jugador, “C” me planteó el siguiente interesante gambito que pudiera llamarse “Blackbourne”, por ser utilizado por el Gran Maestro inglés en los siglos XIX y XX; que surge tras:

1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! 4.dxe5 Cd7!

Muchos fuertes jugadores lo utilizaron desde finales del siglo XIX y no se puede decir que esté refutado.

Tras 5.exd6 Axd6; el negro ha logrado un buen desarrollo a cambio de su peón y ante el blanco se presenta una tarea nada fácil para consolidar su ventaja material.
Es un gambito olvidado que en partidas rápidas puede brindar éxitos contra casi cualquier oposición. Sobre todo si el jugador con las blancas es ambicioso y quiere jugar activo a toda costa.
Existe poca teoría al respecto y como es una línea que uno poco espera enfrentar, tiene a su favor el elemento sorpresa. Aunque querer sorprender dos veces al mismo contrincante no parece práctico, no se puede decir que sea mala elección si uno piensa que en las líneas “normales” será superado por el contrincante.

Sobre la manera de enfrentarse al gambito, me permitiría referir al lector al archivo  que se desarrolla en Inforchess Magazine donde examino el planteo con cierta profundidad y con material que no es accesible, hasta ahora, en idioma castellano.

En general, los grandes maestros piensan que la clave es un “timing” (oportunidad) en jugar Cd4 con blancas y buscar el cambio del alfil negro en g4, antes de enrocarse corto. Otros piensan que simplemente hay que jugar un h3 y g4 en momento adecuado y aliviar la presión sobre el peón e4 blanco.
Pero esto es solo coyuntural y específico a la línea. Lo que interesa es si este tipo de Gambito pueda tener la solidez de otros gambitos similares como el Benko. Pienso que si, que es una opción viable, a ser usada muy de vez en cuando. Pero que no se haga costumbre.
Hay gambitos o líneas similares que dan muchos puntos en torneos rápidos.

 Por ejemplo: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe4 d6 4.Cxf7!?. Esta línea la utilicé unas 10 veces en partidas a treinta minutos y obtuve el 100% de los puntos. Incluso el llorado Vitolinsh la utilizó a menudo en torneos serios con éxito promedio.
Cuando la use, lo hice para “forzarme” a complicar mi juego en una etapa en que mi objetivo era quitarle un poco de aridez a un estilo que tendía a ser muy posicional y que deseaba erradicar; pero no lo utilice para ganar puntos, sino como un plan de preparación.

Para objetivos similares, como preparación para “enriquecer” el estilo de juego, yo creo que si es válido hacer uso de estos “gambitos desbalanceadores”.

El uso del repertorio como una forma de ganar experiencia en posiciones complicadas es un recurso muy utilizado por los entrenadores experimentados, pero introducir estos gambitos como “modus vivendi” puede ser muy dañino en los jugadores jóvenes.

He observado muchos jugadores que como “A”  en cada partida, de cada torneo, utilizan líneas especulativas, desechando los caminos probados que siguen los grandes maestros. Esta manera “irregular” de jugar las aperturas tienen un costo excesivo en el futuro. Cuando se dan cuenta de la necesidad de tener un repertorio “formal”, a menudo ya es demasiado tarde para ellos. Requieren como “empezar de nuevo”. Si tienen la suficiente presencia de ánimo y se les estimula bien, puede ser incluso muy favorable para su juego en general, el volver a andar todo el proceso y pueden, finalmente, llegar a desarrollarse más que un jugador tipo “B”. Pero el esfuerzo requerido es tan grande y por lo general lo acometen a edad tan madura, que la dificultad de la tarea los derrota y quedan como en un “nirvana”, perdidos entre las nebulosas de las variantes e ideas en las aperturas. Por lo general, regresan a las andadas y su desarrollo se ve limitado para siempre.

En el estudio de las aperturas, es tan importante el escoger bien el repertorio para cada etapa de desarrollo como elegir los torneos.

Esa era una clave del ajedrez soviético: torneos gradualmente más difíciles, bien elegidos y un repertorio adecuado a cada nivel de desarrollo.

“Hay que saber nadar y guardar la ropa".

A continuación una partida tipica modelo en la epoca romántica del ajedrez con breves comentarios:

1) Paulsen,V - Mieses [C41]
Alemania,  DSB-07 Kongress. 1892
1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! [3...f5?! Otro gambito en la Defensa Philidor que usó el GM Jonathan Mestel en sus años mozos.] 4.dxe5 Cd7!

La mejor jugada en la posición dada.5.exd6 Axd6 6.Ae2 De7 7.Cc3 0-0-0 8.0-0 Cc5 9.Cg5 Axh2+ 10.Rxh2 Txd1 11.Axg4+ Td7 12.Cd5 De8 13.Axd7+ Cxd7 14.Af4 f6 15.Cxc7 Dh5+ 16.Ch3 g5 17.g4 Dxg4 18.Ag3 Ce5 19.Cb5 Dd7 20.a4 Ch6 21.Cxg5 Chg4+ 22.Rg1 fxg5 23.f3 Td8 24.Rh1 Ce3 25.Tf2 Dh3+ 26.Ah2 a6 27.Cc3 Cxf3 28.Cd5 Txd5 29.exd5 Cg4 se rinde el blanco. 0-1. 0-1
Lagos, a 10 de marzo de 2005.
 IM  Raúl Ocampo