El match China contra Rusia resultó en un triunfo de los asiáticos; Anand se corona como campeón mundial y se desata una fiebre por el ajedrez en la India. China produce grandes jugadores como fábrica. Los Grandes Maestros chinos ganan torneos doquiera se presentan, como en el tiempo de la hegemonía de la URSS lo hacían los soviéticos.
En la Copa Europea de Clubes, brillaron los asiáticos. ¿Cómo es eso? En primer lugar por la conformación multinacional de los equipos. En segundo, la FIDE no sigue las reglas convencionales de la geografía que pone a Europa al Occidente de los Urales y al Occidente del estrecho de los Dardánelos. Entonces la Copa Europea ya se jugaba prácticamente del lado asiático de Turquía, pues Antalaya esta al este de Efesos y de Estambul, a la altura de Ankara. Vimos equipos de Israel y de Azeirbaijan; países que se consideran, por lo general asiáticos.
Si contamos a Kasparov como nacido en Bakú, a Kamsky también nacido en la parte asiática de la URSS, a Anand, a Radjabov, a decenas de Chinos, a indonesios, filipinos, a Armenios, Georgianos, a rusos de Cheliabinsk, como Panchenko y Sveshnikov; nos encontraremos a más de una centena de muy fuertes Grandes Maestros. Cuando se hablaba de Eugenio Torre como el primer gran maestro de Asia, se colocaba a toda la URSS como Europa, pero aún así, es innegable como ha subido el nivel general de todo ese continente. Es una consecuencia de la globalización y del cambio de la política de la FIDE que en períodos de Rogard, Euwe y Olafsson concebían al ajedrez casi como un patrimonio del primer mundo. Cuando la historia evalúe la gestión del filipino Florencio Campomanes, este cambio tendrá que tomarse en cuenta.