¿Cómo puedo mejorar mi ajedrez? Es el contenido más frecuente en los emails que recibo. Muchas veces precedido de una explicación de porque, por el momento, no se pueden inscribir a un curso. Así se anticipan a alguna respuesta similar a la “envíeme 20 dólares y le digo”. Por supuesto que tengo una respuesta preparada a esa pregunta y la he utilizado en decenas de artículos, pero como se que cada día hay miles de aficionados al ajedrez que se acercan por primera vez al Internet y seguramente cada día habrá un nuevo lector a mis artículos, no creo que esté de más contestarla de nuevo. Máxime que cada vez que lo hago la respuesta evoluciona un poco.
No puede ser la respuesta diferente a la esperada: “Estudie”, pero como eso es tan general, había que desglosarla.
No hay ninguna pastilla, ni droga que nos haga mejorar en ajedrez. A un amigo, que en paz descanse, le decíamos “el sobaco ilustrado” por tener siempre un libro de ajedrez debajo del brazo, pero no le dio resultado, no funciona por osmosis.
Después de ver las películas del hombre araña, hubo quienes soñaran adquirir poderes ajedrecisticos por algún rayo misterioso o por algo que toquen. A un amigo una vez le mostré una foto firmada por Alekhine y acariciaba el lugar de la firma como si de esa manera se conectara de alguna forma con el famoso campeón.
Muchas veces me topo con jugadores que dicen que no se explican porque no suben de juego y tienen 20 años jugando torneos y no saben que son las casillas conjugadas ni que es una Posición Lucena. Confían tal vez en que una hada madrina les de dos toques con su varita mágica y puedan vencer a un Maestro.
Lo malo es que a veces si ganan una partida a un maestro, por una mezcla de mucho talento natural y algo de suerte. Entonces menos se sienten obligados a ser objetivos y se mantienen en la creencia de que no es tan necesario estudiar duro.
Pero no hay nada que sustituya al trabajo duro. Pero ¿Quién quiere hacer un trabajo duro que pueda no dar frutos?
Pero lo primero es saber si uno está dispuesto a hacer un trabajo duro para mejorar en ajedrez. Al principio todos dicen que si, pero muchos mienten. Algunos saben que mienten, otros no y otros no saben si mienten o no.
Se necesita analizarse uno mismo, tratando de ser objetivo, tarea casi imposible, para conocerse a si mismo.
Esa es la clave: conocerse realmente. A lo mejor en realidad ni quiere mejorar su ajedrez. En el diagnóstico y en el auto diagnóstico esta todo. Y es muy posible que pocas personas sean capaces de hacer ese diagnóstico sin ayuda profesional. Y si son capaces les puede llevar mucho tiempo y esfuerzo, además de cometer imprecisiones que pueden tener consecuencias graves.
Por lo pronto, la manera más práctica de diagnosticarse a si mismo es a través de sus partidas. Analizar las partidas propias fue la receta básica que todos los entrenadores soviéticos daban.
Hay muy diversas formas de hacer ese análisis, como hay muchas maneras de realizar el trabajo duro y muchas mas de cómo entrenar y enseñar ajedrez, pero todo descansa en una buena motivación y una actitud y disposición a esforzarse.
Si detecta sus deficiencias a través de sus partidas, podrá hacer un plan de trabajo para mejorar día a día corrigiendo una deficiencia. Metas pequeñas, pero continuas, Mejoramiento continuo. Así, de pronto, como tocado por un rayo, subirá de juego. Pero uno sabe que no fue repentino, ni se generó espontáneamente, fue consecuencia de un trabajo persistente, de un trabajo duro persistente. Eso da un orgullo genuino, pues fue a base de vencerse a si mismo, de romper ataduras que intentaban aprisionarnos en un nivel de juego que nos negábamos a seguir sufriendo.
No puede ser la respuesta diferente a la esperada: “Estudie”, pero como eso es tan general, había que desglosarla.
No hay ninguna pastilla, ni droga que nos haga mejorar en ajedrez. A un amigo, que en paz descanse, le decíamos “el sobaco ilustrado” por tener siempre un libro de ajedrez debajo del brazo, pero no le dio resultado, no funciona por osmosis.
Después de ver las películas del hombre araña, hubo quienes soñaran adquirir poderes ajedrecisticos por algún rayo misterioso o por algo que toquen. A un amigo una vez le mostré una foto firmada por Alekhine y acariciaba el lugar de la firma como si de esa manera se conectara de alguna forma con el famoso campeón.
Muchas veces me topo con jugadores que dicen que no se explican porque no suben de juego y tienen 20 años jugando torneos y no saben que son las casillas conjugadas ni que es una Posición Lucena. Confían tal vez en que una hada madrina les de dos toques con su varita mágica y puedan vencer a un Maestro.
Lo malo es que a veces si ganan una partida a un maestro, por una mezcla de mucho talento natural y algo de suerte. Entonces menos se sienten obligados a ser objetivos y se mantienen en la creencia de que no es tan necesario estudiar duro.
Pero no hay nada que sustituya al trabajo duro. Pero ¿Quién quiere hacer un trabajo duro que pueda no dar frutos?
Pero lo primero es saber si uno está dispuesto a hacer un trabajo duro para mejorar en ajedrez. Al principio todos dicen que si, pero muchos mienten. Algunos saben que mienten, otros no y otros no saben si mienten o no.
Se necesita analizarse uno mismo, tratando de ser objetivo, tarea casi imposible, para conocerse a si mismo.
Esa es la clave: conocerse realmente. A lo mejor en realidad ni quiere mejorar su ajedrez. En el diagnóstico y en el auto diagnóstico esta todo. Y es muy posible que pocas personas sean capaces de hacer ese diagnóstico sin ayuda profesional. Y si son capaces les puede llevar mucho tiempo y esfuerzo, además de cometer imprecisiones que pueden tener consecuencias graves.
Por lo pronto, la manera más práctica de diagnosticarse a si mismo es a través de sus partidas. Analizar las partidas propias fue la receta básica que todos los entrenadores soviéticos daban.
Hay muy diversas formas de hacer ese análisis, como hay muchas maneras de realizar el trabajo duro y muchas mas de cómo entrenar y enseñar ajedrez, pero todo descansa en una buena motivación y una actitud y disposición a esforzarse.
Si detecta sus deficiencias a través de sus partidas, podrá hacer un plan de trabajo para mejorar día a día corrigiendo una deficiencia. Metas pequeñas, pero continuas, Mejoramiento continuo. Así, de pronto, como tocado por un rayo, subirá de juego. Pero uno sabe que no fue repentino, ni se generó espontáneamente, fue consecuencia de un trabajo persistente, de un trabajo duro persistente. Eso da un orgullo genuino, pues fue a base de vencerse a si mismo, de romper ataduras que intentaban aprisionarnos en un nivel de juego que nos negábamos a seguir sufriendo.