Está claro que el sistema educacional se adelantó al gremio del ajedrez, que aun parece estar lejos de entender la trascendencia de los cambios que abren realmente la educación superior de México y posibilitan que el ajedrez sea materia de programas de estudio formales y curriculares. La mayor parte de los interesados en aprender a manejar el sistema para créditos académicos provienen de instructores que laboran en escuelas de nivel medio básico y medio superior, que, por supuesto les ayudará mucho el material y el conocimiento; pero los que debieran estar más interesados, los que su labor es el nivel de educación superior, parece ser que les parece que es de otro idioma el asunto.
No es de extrañarse, en una encuesta entre 150 profesores de educación superior, el 90% desconoce absolutamente el sistema de acreditación de créditos académicos, se concreta a dar sus clases y que los directivos de diseño curricular y de planeación educativa se encarguen de manejar los detalles, pero en el caso del ajedrez, el propio encargado de las clases tendrá que hacer esa labor, al menos en los primeros años de implementación de la medida. O se aprende a tiempo, o se queda uno rezagado.
De otros niveles y de otras materias hay más interés. El instructor de ajedrez empírico, parece ser que es el que prevalece en el medio. Muchos sabemos que no sabemos nada, pero es triste ver que muchos no saben que no saben. Cuando uno tiene contacto con entrenadores de verdad como Dvoretsky, Suhin, Arshak Petrosian, muchos nos sentimos como de Mickey Mouse. En Nuestra América hay mucho talento, pero se desperdicia a manos llenas por falta de entrenadores capacitados.