Conversando con Oscar Cuesta, personaje muy significativo en las organizaciones juveniles de Cuba al inicio de la Revolución Cubana, sub director del Diario “Juventud Rebelde” y quien fue Comisionado Nacional de Ajedrez de Cuba y estuvo involucrado durante décadas en el desarrollo del ajedrez de Cuba; comentábamos que la motivación es realmente el factor fundamental para el desarrollo de un ajedrecista. No quisiera separar la motivación del talento, sino ver al talento en su acepción más amplia, que incluye actitudes y en ellas esta presente la motivación. Recordaba Cuesta sus partidas contra GMs como Jansa durante un evento internacional en Santiago de Cuba en 1966 y cómo la motivación elevó su calidad de juego en determinado momento, pero que en otros eventos prefirió otro tipo de participación, como organizador o dirigente. “Nacía un hombre nuevo y había que estar en otra trinchera”, el ajedrez tuvo que esperar turno. Luego más que el triunfo personal lo motivó el ver superarse a sus pupilos. Fumando habanos recorrimos en la charla diversos casos de jugadores cubanos en particular e hispanoamericanos en general. El respeto que Fischer tenía por el MI Eleazar Jiménez, que me lo comunicó el norteamericano – islandés personalmente, pero que Cuesta observó de cerca en el Panamericano de Tucumán en 1971. ¿Porqué Jiménez no llegó a Gran Maestro? ¿Cómo se comparaba su juego con el del Dr. Juan Carlos González, quien fuese campeón de Cuba antes de Jiménez y del triunfo de la Revolución Cubana? En fin, a pesar de que Juan Carlos González tenía aún cierta superioridad objetiva técnica sobre el maestro Eleazar, sus responsabilidades en la Marina de Guerra de Cuba y en momentos en que el régimen que apoyaba se desplomaba, su motivación era muy inferior a la de Jiménez que se sentía apoyado por un sector de la población que era contrario al que representaba Juan Carlos González, de la aristocracia cubana y perteneciente a las altas clases sociales entonces dominadoras de la Isla. El caso es que la victoria de Jiménez estaba basada en fuerte motivación, se sabía que él sería campeón de Cuba por muchos años, mientras que su oponente partiría al exilio; y ahí, más motivado, logró demostrar su gran calidad con muchos triunfos en los Estados Unidos.
Los entrenadores necesitamos trabajar mucho con la motivación. A menudo no es necesario elevar la motivación de un joven, sino que basta en mantenerla, pero la tarea no es fácil y es muy delicada. El problema es que muchos instructores y entrenadores no le brindan suficiente atención a este aspecto. Es extraño que pocos estudien estos factores psicológicos, sobre todo con la muy abundante literatura existente sobre el tema. Ahondar en esos temas es una obligación para todo el que quiera enseñarle ajedrez a un niño o joven.