Ya hay más de 50 mil documentos sobre ajedrez en la red en
medios como PDF y Dejavu, con libros desde el de Ruy Lopez del siglo XVI y más
de mil de los siglos XVII a XIX, hasta cientos publicados entre 2010 y 2013,
por lo que el acopio de información que era el problema de los estudiosos del
ajedrez en las décadas de los 60s y 70s del siglo XX, se ha transformado en el
llamado “Sindrome del Pajar”, que es la capacidad de seleccionar lo que es
relevante y separarlo de lo irrelevante. Con más de 30 mil libros de ajedrez
distintos accesibles, el problema ya no es tener a la mano para estudiar buenos
libros, sino seleccionar los mejores para superarnos. Está demostrado que
demasiado conocimiento del ajedrez puede ser malo, es como ser eruditos y no
sabios.
De hecho a menudo es más útil un libro con muchos ejercicios
que uno de muchos conceptos.
Las guías de estudio son más valiosas que los grandes
vademecums.
Luego hay que separar material para jugadores del material
para instructores, pues el saber cómo jugar bien a veces se aleja demasiado del
saber cómo instruir bien.
Hay motivaciones y vocaciones con muchas diferencias. En la
URSS se decía que los buenos entrenadores eran los Maestros Internacionales
veteranos y no los grandes maestros que tenían más interés en prepararse ellos
mismos que preparar a otros.
Maestros ya en semi retiro, como Koblenz , Weinstein,
Goldberg o Dvoretsky y Shereshevsky, eran considerados entre los mejores
entrenadores, superando a muchos grandes maestros.
Había grandes excepciones como el GM Furman, que fue mentor de Karpov, aunque no
se duda de la importancia de maestros como Roshal, en el desarrollo de Karpov y
que además formó también a entrenadores
como Dvoretsky y fue el notable editor de “64”.
Otros dos GM grandes entrenadores fueron el GM Tolsuh y el
GM Bondarevsky que formaron a Boris Spassky.
¿Y la influencia del GM Rossolimo sobre Fischer? En resumen,
no hay regla, excepto que muchos entrenadores de jugadores pasaban de los 50
años, y tuvieron gran experiencia como competidores.
Es difícil que se
pueda guiar a una joven promesa del ajedrez sin tener experiencia en recorrer
el camino que habrá que recorrer el novel jugador.
Hay autores que eran excelentes metodólogos y diseñaron muy
buenos programas de preparación, pero al dar clases en vivo, no eran de
calidad, por problemas al expresarse.
Escribían bien, pero eran malos oradores. Y al revés, por supuesto.