28 jun 2012

El Conocimiento Patrimonio Común de la Humanidad.


Ante el anuncio de la nueva publicación que emprenderé: “Ajedrez, Selecciones de Bucanero”, donde pretendo traducir y comentar en castellano selecciones de lo publicado en sitios webs, revistas y libros de ajedrez de todo el mundo, principalmente en ruso, alemán, inglés, polaco e italiano, algunos me comentan que es piratería vil y atenta contra los derechos de autor.
Primero que nada, quisiera aclarar que las traducciones no son literales y que mucho de mi cosecha y de la de otros amigos en el proyecto se añadirá, modificando en buena parte lo publicado en otras partes. Espero hacer modificaciones más significativas que las que de los trabajos de otros maestros hacen “Chess Vibes”, “Chess Zone”, “Chess Evolution”, “Chess Publishing” y “Chess Today”. Además de que muchos trabajos serán traducidos y comentados con previa autorización y colaboración de sus autores, sobre todo los de habla rusa y ucraniana que desean que sus trabajos sean conocidos por otro tipo de público, muy lejano al habitual que tienen. Muchos grandes maestros me han expresado que quieren dar a conocer algunas de sus ideas y puntos de vista, pero que carecen de cierta facilidad de redacción y de saber trabajar en computadora y ven su colaboración conmigo como un tipo de escuela y aprender haciendo.
Espero que mucho material sea publicado.
Pero permítanme hablar de aquello de los derechos de autor, patentes y cosas así.
Los que trabajan con capital y quieren aumentarlo, tienen dos maneras de hacerlo: de una manera productiva, aumentando la producción de valores y los que lo hacen de manera improductiva, sin crear valor nuevo. Tiene mucho que ver en como buscan el retorno de la inversión.
El retorno de la inversión al sector productivo sólo es posible si se alarga la vida media de los productos en general y de la tecnología en particular.
Al aumentar la vida media, sin embargo, las ventas bajarán en el sector y con ello la tasa de ganancia disminuye.
Muchos capitalistas desean exprimir al máximo su inversión y no se contentan con una ganancia razonable, sino buscan la máxima posible. “Haiga sido como haiga sido”.
Ante el callejón sin salida descrito arriba, el inversionista ambicioso tiene la tendencia actual de la prolongación regulada de la vida media de las cosas a partir de la “patente”, de sus “derechos de autor”.
La apropiación de los derechos de propiedad intelectual es una política que fomenta la concentración de riqueza en cada vez menos manos y de manera improductiva y parasitaria.  La burguesía, como gustaban decir los revolucionarios del siglo XX, o simplemente, los gandallas; asumen el papel de los señores feudales a finales del feudalismo. Tienen algo y quieren que todos paguen eternamente por ello. Invirtieron diez pesos para crear un valor, muchas veces explotando y esclavizando al verdadero creador intelectual y quieren cobrar miles de veces por lo que crearon “intelectualmente”. Es una política estéril que fomenta aun más la concentración improductiva del ingreso y con ello estimula aun más la recesión a escala mundial.
Los libros, las medicinas, los programas de computación;  el conocimiento en general aumenta su precio artificialmente y se hace cada vez menos accesibles a las masas de estudiosos que es vital, para el desarrollo humano globlal, tengan acceso a ese conocimiento que es la memoria creativa de la humanidad.
La piratería se dice que daña a los creadores. Es cierto, pero hay maneras. Si yo como creador intelectual que soy, me precio de serlo, ya obtuve una recompensa o pago racional, mi deber es liberar el producto y hacerlo accesible. A veces parece que me pirateo solo cuando publico gratuitamente muchos de mis trabajos.
Eso me dará un reconocimiento moral y seguramente muchos que lo aprecien no permitirán que muera de hambre y me apoyarán y podré seguir creando. Pero si tengo otros valores y nada más busco el reconocimiento monetario, entonces mi motivación no es en base a mis sentimientos superiores sino en base a lo más bajo de mis pasiones, a lo peor de mi mismo exaltado y encaminado a satisfacer necesidades animales y no morales.
Ya decía Frederich Engels que la humanidad había logrado grandes progresos pero en base a la motivación de su animalidad, no de sus sentimientos superiores.
El ser humano del siglo XIX y XX, el que es descrito así por Engels tiene que cambiar al hombre del siglo XXI, así seremos como lo soñó Martí, uniendo nuestra suerte a la de los pobres de la tierra.
Prefiero compartir el pan que hacer harina de los demás para comer como sultán.
NO HAY CASO EN ESTAR A FAVOR O EN CONTRA DE LA PIRATERIA, COMO EL CLIMA, EXISTE. DEBEMOS CONCENTRARNOS EN COMO VIVIR CON ELLO; MAXIMIZAR SUS BENEFICIOS Y MINIMIZAR SUS COSTOS.