Muy cerca del aniversario 64 del Estado de Israel, uno de sus ciudadanos
tiene la oportunidad de convertirse en campeón mundial de ajedrez.
Leía los boletines de la Olimpíada Mundial de Ajedrez realizada en Tel Aviv
en 1964. Fue un gran esfuerzo para ese pequeño estado el recibir visitantes de
50 países.
El ajedrez era muy popular en Israel debido a su numerosa inmigración de
judíos procedentes de países de Europa Oriental. Pero aún no comenzaba, ni
remotamente, las fuertes migraciones de
judíos de la Unión Soviética, muchos de ellos ajedrecistas.
Si bien para cientos fue como un trampolín entre la URSS y los Estados
Unidos, muchos ajedrecistas ingresaron a Israel a finales de la guerra fría,
achacando a que la política soviética se tornaba poco a poco antisemita a pesar
del papel que los judíos jugaron en la Revolución Rusa al grado de que los
nazis hablaban de un complot comunista judío.
El caso es que a unos años de que la URSS se desintegrase, cientos y
cientos de judíos soviéticos pasaron a Israel.
Así el GM Boris Abramovich Gelfand dejó su Bielorrusia natal y pasó a ser
ciudadano de Israel.
El contingente de refresco de los judíos soviéticos transformaron el
ajedrez en Israel y aunque ya había fuerte tradición, a partir de mediados de
los años 90 del siglo XX.
Ese país se convertía en una fuerza a tomar en cuenta, cuando en muchas
Olimpíadas como la de 1964, Israel ocupaba los últimos lugares.
La mayoría de los grandes maestros internacionales de origen soviético
vivieron sólo temporalmente en Israel, para luego ser parte de la diáspora que
invadió Europa Occidental y los Estados Unidos.
Después de todas esas historias de ajedrecistas que emigraron a Israel,
esta es la primera vez que hubo oportunidades reales y concretas que uno de
esos emigrantes se convirtiera en Campeón Mundial.
Muchos apostadores de los países islámicos, raro, porque se supone que el
Corán no está muy de acuerdo con eso de las apuestas, aunque hay multitud de
casinos en el Islam, apostaban a favor de Anand, no sólo porque era el
favorito, sino porque les costaba mucho pensar que el líder de un deporte
ciencia que cada vez es más popular en los países islámicos fuera un Israelita.
Judíos han sido varios los que han ganado el Campeonato Mundial de Ajedrez.
Willhelm Steinitz es el más notorio, lo mismo que Emanuel Lasker. Pero en el
medio internacional del ajedrez hay cientos muy destacados y los islámicos
están conscientes de ello, pero nunca un jugador bajo la bandera de Israel
había llegado tan cerca a ser campeón mundial.
Las apuestas estaban enormemente altas y muchos de los millonarios que
gustan de ver los encuentros de ajedrez apostaron buenas sumas.
Los otrora llamados “nuevos rusos”, aquellos magnates capitalistas
millonarios que surgieron durante el caos ecónomico de la transición del
comunismo a la “libre empresa” neo liberal, apoyaron a Gelfand, aprovechando de
paso los enormes momios que se dieron durante el match de desempate que llegaron
a 32 a 1 a unos 220 segundos, según el reloj que ponían en el match en una gran
pantalla, antes de hacerse la primera jugada.
Apostaban a favor de Gelfand que se sentía como la estrella local en Moscú.
Los nervios estaban en máxima
tensión para jugadores, entrenadores y hasta jueces, pero aún más para los
apostadores.
Para Gelfand este día de primavera en Moscú es el más importante de su
carrera, y quizás de su vida entera.
El sabe que Moscú no cree en lágrimas, y que sus habitantes están acostumbrados
a los obstáculos y a la vida difícil.
Un ruso no gusta de la vida sencilla y tranquila, gustan del reto y del
esfuerzo, son medio masoquistas y les gusta caminar cuando la nevada es más
pesada.
El que no sea el favorito le ha ganado el apoyo y simpatía de la mayoría de
los presentes físicamente en la sala de juego, máxime que entre ellos hay
muchos que compartieron con Gelfand la vida estudiantil universitaria o las
aventuras en los torneos de ajedrez.
Su madre está en primera fila y su esposa y sus dos pequeños hijos
mantienen la cercanía. El ambiente es muy conocido por Gelfand que quizás ha
pasado más días en Moscú que en su hogar en Israel.
En Moscú está toda su vida estudiantil y más de las tres cuartas partes de
su vida total. Él está en la punta y al borde de dar un paso en la
inmortalidad.
Claro que no un paso como el de Armstrong en la Luna, pero si un paso que
solo unos cuantos han dado a lo largo de la historia. Un día único e
inolvidable.
Mientras que para el campeón mundial
“defensor”, por no decirle “defensivo”, el gran maestro internacional Anand...
Es otra cosa. Tiene lo que el otro desea, y ya está un poco cansado. Está
tranquilo al sentarse a jugar como un burócrata llega a su escritorio. Y
bostezaría igual antes de trabajar sino fuera de que al otro lado de su cabina
de cristal hay cientos de ojos examinándolo y queriendo adivinar sus
pensamientos. Vienen a que esto tenga un desenlace más emocionante de lo que
fue la mayor parte del match. Ya la han pasado muy mal los espectadores con
tantos empates. Son como los espectadores testigos de las ejecuciones en las
cámaras de gas o sillas eléctricas de que el Estado tiene el monopolio de las
ejecuciones, que son los asesinos legales y que lo hacen a nombre de la
justicia, aquella cosa prácticamente existente directamente proporcional a la
cultura del concepto en que se ejerce. En muchos países de Nuestra América que
fueron robados culturalmente mientras saqueaban su oro y valores objetivos,
mientras le mataban sus valores subjetivos.
Anand sabe que es día de cobro, ahora o nunca, pero no le inquieta
mucho. ¿Después de todo, por qué debería Vishy preocuparse? Él es el Campeón Mundial múltiple que ha ganado el
título en todos los formatos y sistemas que ha tenido ese campeonato. A propósito debemos apuntar que Anand también
sido el Campeón Mundial de ajedrez rápido y Campeón de Mundo de Blitz o Ajedrez "Ping
Pong".