Un verdadero tesoro de ajedrez hay en ese tipo de
reservorios de información, pero circular por ahí puede arruinarle la
computadora a cualquiera.
Sin un Virgilio que acompañe a Dante, librar cancerberos y espíritus
chocarreros, vulgo virus informáticos, es terrible, por mucha experiencia que
tenga alguien de computo forense.
Todo lo que circula por Internet lo tratan de regular los
gobiernos, pues la propiedad intelectual se pierde entre esas cuevas, ya que
Echelon parece no ser caso único, es uno más de una verdadera multitud de
cuevas. Ya con los avances y los discos
duros personales de decenas de Teras, prácticamente cualquiera puede tener una
super biblioteca y ahora el verdadero reto es vencer al síndrome del pajar;
separar lo relevante de lo irrelevante y evitar que caiga todo en un caos de
información que más parecería un “Síndrome de China” con una reacción en cadena
que parta la tierra en dos.
Hay mucho material repetitivo, pues los que escribimos de
ajedrez nos copiamos unos a otros, juntamos nuestras posiciones selectas
después de examinar decenas de selecciones de otros autores, algunos ya con
décadas de fallecidos.
Hay temas como el enseñar cómo sacarle lo máximo a la pareja
de alfiles en que todos usamos los famosos modelos de Steinitz, muchas veces
apenas modificando los comentarios del mismo campeón mundial nacido en Bohemia,
pasando por los añadidos de Reinfeld y Chernev en la década de los años
treintas del siglo XX y los del GM Larry Evans en su “Chess Catecism” de la
década de los sesentas. No hay nada nuevo bajo el sol y poco añaden los Grivas,
los Silmann y yo mismo, pues ese modelo de partida ilustra perfectamente el
tema.
La misma partida, en su totalidad o fragmento aparece en más
de 30 textos distintos de autores muy respetables.
Los “bugs” en variantes pasan de libro a libro, de década a
década, como si todos estuviéramos hipnotizados e incluso se checan con
computadoras y no se cambia el error, hasta que alguien gana una partida que
circula por toda la red y descubrimos que todos habíamos pasado por alto un
detalle.
Exceso de Datos es tan peligroso como las lagunas de datos,
pues aunque se diga en lugar de datos la palabra información, esta realmente no
existe hasta que un dato cambie nuestra conducta.
El caso es que aquí trato de explicar porque deje de
alimentar el blog tantos días. Pues muy fácil, entre en terreno minado en
Echelon y en otras cuevas similares como “Pandora” y salí con todo tipo de
heridas informáticas derivadas de las minas que, como alambre de puas, son
puestas para que legos como yo no se atrevan, pero la ambición de ver lo que
uno no ha visto, lo aprisiona a uno y lo hace extraviar la prudencia e ignorar
al “Pepé Grillo” que nos dice: “¡No te atrevas!”. Pagué el precio, y créanme
vale la pena.
Pero ahora será tiempo de echar a andar varias ideas, ahora
armado con traducciones del armenio al ruso, donde yo puedo pasar al español,
pues cursos intensivos de armenio no bastaron. ¿Tienen los armenios algo nuevo?
No mucho, pero ¿Cómo creen que han ganado tres veces de cuatro últimas
olimpíadas? Del Cáucaso, como ya hace tiempo, están saliendo los mejores
jugadores. Esa región, zona fértil, parece tener algo especial para el ajedrez