En la historia del ajedrez de los
Estados Unidos, como en la de muchos países de Nuestra América, los inmigrantes
han sido decisivos para su desarrollo, pero en esta segunda década del siglo
XXI parece más evidente que nunca.
En el siglo XX la emigración de
grandes jugadores a Estados Unidos venía principalmente de Europa. En la
primera mitad de ese siglo los europeos occidentales, principalmente alemanes,
fueron fundamentales para el desarrollo del ajedrez en el país cumbre del
capitalismo, así teníamos a teóricos como Hans Kmoch, campeones de diversos
países como Edward Lasker y Marcel Duchamp e incluso el campeón mundial Emanuel
Lasker, que además de hacer continuos viajes a Estados Unidos, finalmente
falleció y se encuentra sepultado en este país.
Es curioso, pero los tres
primeros campeones mundiales “oficiales” de la historia del ajedrez, Willhelm
Steinitz, Emanuel Lasker y José Raúl Capablanca, fallecieron en los Estados
Unidos, específicamente en la ciudad de Nueva York.
Un caso especial fueron algunos
notables emigrantes de países de Europa Oriental en las primeras dos décadas
del siglo XX como Samuel Reshevsky, como lo fuesen algunos desde finales del
siglo XIX como Zukertort y los hermanos Paulsen.
En la segunda mitad del siglo XX,
tras la segunda guerra mundial y en los años de la guerra fría, de Europa
Oriental provendría un gran flujo de jugadores notables pero que,
desgraciadamente, de alguna manera hizo muy difícil que surgieran jugadores
profesionales nativos y que muchos talentos nacidos en Estados Unidos tuvieran
que dedicarse a otra profesión por la difícil competencia con los emigrantes
profesionales de Europa. Entre los “nativos” que se vieron de alguna manera
desplazados podremos citar a Larry Evans, los hermanos Byrne, Arthur Bisguier,
y luego ya en las últimas décadas del siglo, Kim Commons, James Tarjan, Norman
Weinstein, John Greefe, Jack Peters, Salvatore Matera, Tal Shaked, Calvin Blocker, Michael Rodhe, Kenneth Rogoff,
sobreviviendo sólo los más talentosos como el GM Andrew Soltis. Nacidos en
otros países, pero prácticamente norteamericanos, como los grandes maestros
Edmar Mednis y Walter Browne, así como los mucho más jóvenes como Seirawan y
Nakamura, también pudieron sobrevivir a la competencia con los emigrados Pal
Benko, Boris Gulko, Lev Alburt, Roman Dzindzhishasvili, Semión Palatnik, Leonid
Shamkovich, Anatoly Lein, Igor y Alexandr Ivanov, Goldwin, Yermolinsky,
Shabalov, Kaidanov, Gata Kamsky y muchos otros.
Pero ahora en el siglo XXI están
comenzando a destacar los de origen asiático en los campeonatos y torneos en
los Estados Unidos. En el campeonato juvenil de 2015 ya los de origen eslavo no
dominan, sino los de origen chino y asiático. La emigración de jugadores chinos esta poco a
poco desplazando a la emigración de jugadores de Europa Oriental.
Durante décadas el idioma
extraoficial de los torneos en los Estados Unidos entre los maestros era el
ruso, supongo que esto seguirá por algunos años más, no tanto porque el origen
de los jugadores sean los países rusofonos, sino por la dificultad del chino,
pues muchos de los jugadores de ese origen también hablan ruso y se entienden
en ese idioma con sus competidores, pero es de esperarse que ante la oferta de
buenos emolumentos y proyección económica, muchos ajedrecistas de primer nivel
de China seguirán ese camino, uniéndose a Caruana, a So y otros grandes
maestros que ven una mejoría económica significativa al emigrar de Asia a los
Estados Unidos.
Pocos autores chinos de libros de
ajedrez han publicado en inglés y los rusos siguen siendo mayoría, pero por
razones de mercado poco a poco veremos, seguramente, un cambio en esa tendencia
y la manera de jugar, entrenar y estudiar ajedrez en China, seguramente
interesará a muchos lectores que pueden acceder a leer en inglés. La mayoría de
la teoría de ajedrez escrita en idioma chino circula en forma de manuales de
bajo tiraje, como al inicio de la URSS, pero ya el catalogo de ajedrez reúne
unos dos centenares de títulos y, conforme los jugadores chinos sigan ganando
competencias internacionales de alto nivel, los consumidores de libros de
ajedrez en inglés de los Estados Unidos demandarán que más títulos de ajedrez
chino se traduzcan, compitiendo pronto con las traducciones del ruso.
Esta nueva ola de inmigración,
seguramente hará que los ajedrecistas nativos no tendrán el profesionalizarse
como buena opción, pero será interesante ver si el mercado de instructores de
ajedrez privados se inclina a los de la escuela rusa y europea o a los de la
escuela china. Será interesante ver que pasa. En las zonas de población
numerosa hispana de los Estados Unidos, veremos si la inmigración cubana de
ajedrecistas disputará a los chinos y exsoviéticos un porcentaje significante
del mercado de instructores y entrenadores.