El GM Carlos Torre fallece un día como hoy hace 35
años en la Ciudad de Mérida, Yucatán; donde residió en la última década de su
vida, en un apacible hogar para ancianos
de Mérida, alejado de la publicidad, y relativamente olvidado, vivió el gran maestro internacional Carlos
Torre Repetto, considerado el más grande ajedrecista en la historia de México,
sus últimos días.
Nació en la
capital de Yucatán en noviembre de 1904 y a los 10 años de edad fue a vivir a
Nueva Orleáns, pues su padre, activo militante del maderismo, tuvo que buscar
refugio cuando la contrarrevolución asesinó a su gran amigo, el vicepresidente José
María Pino Suarez Cámara. El pequeño
Carlos Torre poco a poco se aficionó al ajedrez y ya desde los 14 años visitó
el principal club de Nueva Orleans, y allí ganó el campeonato del estado de
Luisiana, trasladándose luego a Nueva York, donde laboró como comentarista y
redactor de la mejor revista de ajedrez de los Estados Unidos, el American
Chess Bulletin, editada por Herman Helms. De ahí, ganar el Campeonato de los
Estados Unidos y viajar a Europa a torneos internacionales, lo logra Torre
antes de cumplir los 21 años.
Ya para
finales de 1925, la prestigiosa revista British Chess Magazine lo ubica como
uno de los cinco primeros lugares del mundo.
Escribe en
Rusia su primer libro de ajedrez, publicado posteriormente en cuatro idiomas,
El Desarrollo de la Habilidad en Ajedrez (Como me formé como ajedrecista, en su
título original en ruso); y posteriormente su libro Campeonato Mexicano de
Ajedrez 1926.
Tras un
incidente en el Torneo Internacional de Chicago, envuelto en gran parte en el
misterio, se ve afectado en su salud, aparentemente a causa de mal trato de la
policía local o de la Federal de Migración de los Estados Unidos y no logra
recuperarse, abandonando las competencias internacionales a los 21 años de
edad.
Radica con
diversos familiares en muchas ciudades de México, principalmente en el Estado
de Tamaulipas, con su hermano Egidio Torre Repetto, abuelo del actual
gobernador del Estado, Egidio Torre Cantú; para ya mayor de 60 años, regresa a
su natal Yucatán, donde por un tiempo se emplea como profesor de ajedrez, hasta
ser recibido en una casa hogar para ancianos en sus últimos años. Fallece a los
74 años, cuando habían pasado más de 53 años de sus grandes logros en el
ajedrez. Lucido y evidentemente con una
inteligencia fuera de lo común, para muchos fue inexplicable el abandono
temprano del ajedrez, siendo aún un gran misterio, pues sobre los sucesos de
Chicago 1926, se cubrió un velo, ya que involucraba a personajes muy poderosos
de la sociedad norteamericana y ya que Torre había ganado los principales
torneos de ajedrez de la época en esos años, parece que su larga estancia en la
Unión Soviética no fue del agrado de los magnates que en esos años apoyaban el
ajedrez en ese país, y que preferían a otro jugador para ser el líder del
ajedrez en Norteamérica.
La vida de
Carlos Torre y de su familia tiene pasajes realmente interesantes para
cualquier historiador. Descendientes del procer de la Independencia, Don Andrés
Quintana Roo, eran reconocidos como personas de gran cultura y reputación. Su
padre y hermanos participaron activamente en los movimientos políticos de
Yucatán de 1908 a 1913, luego en los del Norte del país, emigran a Estados
Unidos, luego Torre es de los primeros extranjeros en viajar como invitado a la
naciente Unión Soviética, donde conoce Moscú, Leningrado y participa en varios
eventos, luego regresa a México en una época en que aun hay muchas actividades
bélicas en el país, regresa a los Estados Unidos y es expulsado de ahí, para no
regresar jamás a un país donde hasta ese momento había vivido la mitad de su
vida. Luego transita por varios lugares de México y finalmente, muy al final de
su vida, por fin regresa a su natal Yucatán, en una época en que poco se le
apoya, pues tras sus grandes glorias de 40 años antes, pocos le recuerdan,
debido a la incipiente organización ajedrecística de la era pos callista,
cuando hubo una era del ajedrez mexicano entre 1924 y 1935.
Tras su
muerte, en 1978, pasarán 10 años antes de que en su Estado se le reconozca y
gracias a ello se levante el ajedrez yucateco, para año con año realizar un
evento internacional en honor de Torre. Pasaron casi 30 años para que sus
restos fueran enterrados en el cementerio de los hombres ilustres de Yucatán,
tras de que estuvieron insepultos prácticamente más de dos décadas.