En 1979 estuve jugando el
Torneo Internacional del Marshall Chess Club en Nueva York donde jugué
interesantes partidas contra Sunil Weeramantry, entrenador de super nivel
(padrastro del GM Nakamura), contra Sidney Bernstein, participante en una
decena de campeonatos nacionales de Estados Unidos donde jugó en muchas
ocasiones con Bobby Fischer. También pude enfrentarme al Dr. Ariel Mengarini,
parte importante de la historia del ajedrez neoyorquino. El caso es que el GM
Roman Dzhinzhishashvili entre broma y broma me decía que si hasta entonces
seguía invicto, no era de esperarse sobreviviera una ronda más pues seguía él
mismo o tal vez el GM Soltis, pero que le había gustado tanto las revistas que
le había regalado, (Infantería plus 2200, que publicaba yo en aquel entonces),
que consideraría hacer tablas conmigo si aceptaba ayudarle a hacerle una broma
al GM Lombardy. Realmente no me acuerdo totalmente del tipo de broma y como era
el asunto, pero se basaba en una tradición de Georgia un poco extraña y que le
retrasaría unos minutos para hacerlo llegar tarde a que asistiese a una misa.
El caso es que tras unos minutos de la propuesta, pude ver el pareo y me
tocaría el MI Michael Wilder, lo que al principio me sentí aliviado, pero tal
alivio sería temporal, pues perdí con aquel maestro y así sufrí la primera
derrota en el torneo (afortunadamente no perdí ya mas).
El caso es que el GM
georgiano me presentó al GM Lombardy y con Fabio La Rota de Colombia tuvimos
una interesante conversación, mientras esperaba yo que terminase su partida el
Maestro Rolando Anguiano con quien había viajado a Nueva York.
Pocos meses después el GM
Lombardy viajaría a México y pude acompañarlo a varios museos de historia,
sobre todo al Museo del Virreinato, donde pude constatar su gran cultura, y la
profundidad de su preparación, sacerdote católico muy inquisitivo, clásico
estilo de la Compañía de Jesús, que me hizo recordar a mis viejos mentores de
esa orden.
En esos años aún no había yo
tratado al GM Bobby Fischer y escuche sin prejuicios el relato que el GM
Lombardy hizo del match de Reykjavik y le comenté que por invitación del
Maestro De Winter trabajé con Televisa una serie de entrevistas con los
asistentes de Spassky en ese match, principalmente con el GM Krogius.
Más tarde escucharía la
versión de los hechos de parte del GM Fischer, donde siempre habló con gran
respeto de Lombardy y denote en sus palabras un cariño sincero, a pesar de que
él mismo Fischer comentó que tuvo serias discrepancias con él, y aun tenía la
duda de si Lombardy estaba en lo correcto, pero que Fischer se mantuvo en sus
decisiones. Saidy, Evans y Lombardy, aparte de Rossolimo y Sidney Bernstein,
así como el GM Bisguier, tuvieron mucha relación con Fischer y él siempre
comentaba de ellos como sus buenos amigos.
Ya muchos de los nombrados
se han ido, solo sobrevive Saidy, que curiosamente fue el primero que conocí de
los mencionados, en aquel lejano 1970 cuando participe en el American Open que
se jugó en los mismos salones del Hotel Miramar de la famosa segunda edición de
la Copa Piatigorsky en Santa Monica, cuando en 1966 Fischer y Spassky se
enfrentaban en dos ocasiones.
Ese ajedrez de Estados
Unidos que pude conocer entre 1970 y 1980 parece ya haberse desvanecido con
todos esos jugadores, que a pesar de haber sido originarios de muchos países,
era netamente de los Estados Unidos, pues después la emigración soviética entre
1980 y 1992 le dio un cambio radical al
ambiente del ajedrez en ese país, que se agudiza en el siglo XXI.
El GM Lombardy hace poco más
de dos años publicó un libro sobre sus memorias y es el caso es que hace poco
más de un año pude hacer descripción del libro en un escrito que publiqué en
2016. Aquí lo publicó de nuevo:
El
libro del GM William Lombardy, Understanding Chess, maravillosamente
ilustrativo.
Este GM de 78 años, que fuera, como muestra la popular película,
La Jugada Maestra” estuvo muy cerca del GM Robert Fischer en su zaga por el
campeonato mundial en 1972, además fue Campeón Mundial a finales de los años
cincuenta del siglo XX, estableciendo un record de los Mundiales Juveniles,
pues Lombardy ganó todas las partidas que disputó al obtener su corona.
Lombardy describe muy bien
la situación del ajedrez entre niños en los Estados Unidos. Siendo durante
muchos años sacerdote católico en Nueva York y ajedrecista de gran preparación,
es interesante lo que comenta. El dice
que se habla mucho de los beneficios que la práctica del ajedrez trae a los
niños y a él, como a mi, sorprende mucho
que aquellos que más lo pregonan son como una especie de enemigos de los
ajedrecistas que compiten en torneos, pero más de aquellos que ostensiblemente
saben más de ajedrez que ellos. Claro que muchos apuntan su propaganda al
ajedrez no con el principal interés de que más niños jueguen al ajedrez, sino
más bien a que más papás se inmiscuyan en el ajedrez y contraten sus servicios.
Algunos hacen una labor muy
loable y se especializan en principiantes y ya cuando los niños pasan de ser
principiantes, pues sueltan a sus “clientes” y les permiten que se canalicen a
tomar instrucción con instructores de más nivel, que necesariamente , son
jugadores de ajedrez.
Pero hay otros que parece
que se sienten dueños del niño y a cada éxito de sus pupilos se toman fotos y
los ostentan como medallas suyas siendo que muchas veces esos niños progresan a
pesar de ellos. Pero han sabido ganarse a los padres con halagos e incluso
hacen buena labor de gestión para conseguir apoyos gubernamentales para los
niños, claro, con su “instructor” pegado que a la larga saca mucho jugo
también.
Ese es el medio que describe
con precisión el GM Lombardy en su libro, donde uno puede observar toda la
corrupción y que es exactamente igual a la que observo yo también en el medio
mexicano, por lo que el libro me pareció sumamente instructivo.
Claro que también habla de
los métodos de estudio y de enseñanza del ajedrez y muestra bien comentadas sus
mejores partidas en una carrera de altos vuelos donde obtuvo un sitio mundial
muy relevante en el ajedrez.
Pero cuando el describe la
corrupción que reinaba, y seguramente sigue reinando, en el medio
norteamericano del ajedrez infantil, parece que muchas de sus prácticas han
sido copiadas y aplicadas en México, pero además describe otras que,
afortunadamente, aquí todavía a nadie se le han ocurrido. Sería como un Manual
para Viene Viene transas del Ajedrez.
El libro aparte es magnífico
y muy ilustrativo en diversas maneras, lástima que no es fácil de adquirir,
solo por correo con la USCF, en PDF ya circula, pero creo que el GM Lombardy
merece, y necesita, que se haga un esfuerzo especial por adquirir el libro que
es de los pocos que vale el doble de su precio. Ojalá muchos Viene Viene del
ajedrez mexicano no lo compren, además de que ya de por si odian a los
ajedrecistas que si saben, Lombardy, a pesar de ser sacerdote, les parecerá el diablo
por lo que expresa de los Viene, Viene.
Pero para todo ajedrecista y
profesional serio de la enseñanza del ajedrez es, como dicen por ahí, un
imperdible.