3 ago 2010

Clases presenciales de ajedrez o a distancia. ¿Qué es mejor?



Las personas por lo general asumen que los estudiantes en programas de educación de distancia están en una desventaja respecto a los que tienen clases presenciales.
Al contrario, probablemente el estudiante a distancia es más favorecido más a menudo que los estudiantes de clases cara a cara.
El aprendizaje es realzado por las tecnologías físicas y sociales típicamente usadas en la educación de distancia.
Los estudiantes en programas de distancia tienen el acceso a instrumentos que permiten que repitan las conferencias y reexaminen una y otra vez ejercicios y modelos.
Compare a estos estudiantes con un estudiante que se sienta en una conferencia en que asisten 25 estudiantes. ¿Quién es el estudiante que está más a distancia realmente de un profesor?
A principios de los años 1980, un grupo de investigación introdujo un sistema de enseñanza apoyado con computadoras en una clase regular cara a cara . El grupo sintió que había un potencial enorme en esta tecnología para realzar el aprendizaje. El sistema fue introducido en estudiantes en varios cursos de Sistema de Información y Ciencias Informáticas. Debido al gran total de material cubierto en conferencias, no había mucho tiempo para el diálogo y sólo unos estudiantes participaron cuando había una discusión de clase. Los instructores introdujeron tecnologías de comunicación de grupo asincrónicas para comunicar preguntas de discusión y créditos de punto de grado asignados a la participación de un estudiante. El cien por ciento de los estudiantes participó en estas discusiones fuera de las horas de aula regulares.

El grado y la profundidad de las discusiones cambiaron la naturaleza de las clases. Lo que era más importante, las contribuciones de los estudiante eran completas, con más comentarios bien planeados, porque los estudiantes tenían tiempo de reflexión para la discusión en curso antes de la participación. También muy significativo era que los estudiantes extranjeros, para quien el inglés era una segunda lengua, igualaban a los demás participantes. Ellos podían releer la discusión en línea tantas veces como fuese necesario antes de contestar. La escucha de la actividad asistida por ordenador y las transcripciones, las grabaciones electrónicas de las discusiones, mostraron que los estudiantes extranjeros pasaron dos a tres veces más en un modo de lectura y releyeron muchas discusiones, mucho más que los estudiantes americanos.

Esta capacidad de supervisar actividades y examinar las transcripciones electrónicas dan al instructor información muy importante de como los estudiantes aprenden. Examinando las transcripciones de las discusiones se hace obvio de que y como los estudiantes aprenden.
Para cursos con un contenido pragmático alto, como es el ajedrez, se requiere que los estudiantes resuelvan problemas y utilicen los acercamientos de resolución de los problemas para evaluar las compensaciones entre objetivos contrarios. En un ambiente de aula tradicional, sobre todo en clases grandes, es muy difícil descubrir si los estudiantes incorporan exactamente en la resolución de los problemas los modelos mentales que el instructor intenta comunicar.

Lamentablemente, a principios de los años 1980 nadie quiso oír sobre una revolución en la enseñanza de aula normal o quiso hacer algún esfuerzo para mejorar dramáticamente la educación en el aula.
Sólo aquellos interesados en la educación de distancia fueron quiénes estuvieron interesados en el aprendizaje sobre el potencial educativo de la tecnología.
En la URSS sólo hasta 1987 se hicieron experimentos usando la computadora en lugar del tradicional tablero demostrativo para dar clases de ajedrez, si bien se daban clases por correspondencia al 70% de los jóvenes prometedores de la URSS, sobre todo a los que vivían fuera de Moscú y Leningrado en un sistema de enseñanza a distancia sin usar computadoras, desde 1960.
En el mundo general de la educación, no en el ajedrez, en Estados Unidos se trabajaron los primeros sistemas de enseñanza a distancia con uso de computadoras.
A mediados de los años 1980 los investigadores en el Instituto de Nueva Jersey de Tecnología (NJIT) obtuvieron la financiación necesaria para investigar aplicaciones en la educación de distancia con Comunicaciones Mediadas por Computadoras (CMC). Ya que NJIT, entonces, no tenía ningún programa de distancia ellos crearon secciones de distancia de cursos regulares que fueron usados con estudiantes en campus regulares que toman la mayor parte de otros cursos cara a cara.
Hay que aclarar que en el campo comercial en Estados Unidos existía una gran experiencia en la utilidad de los cursos por correspondencia. Estados Unidos era un país de grandes distancias y era común que pequeñas poblaciones, cientos de ellas, se enlazarán por correo, comprando todo tipo de artículos por correo, y muchos servicios, sobre todo los de capacitación, eran de mucho éxito comercial. Una compañía conocida mundialmente, Sears Roebuck, se levantó gracias a las ventas por correo, que sobrepasaban en un 300% a las ventas que sus almacenes de las grandes ciudades realizaban.
Cientos de norteamericanos aprendieron oficios y lograron capacitarse exitosamente para el empleo en cursos por correspondencia, entre los cuales los de idiomas, reparación de aparatos eléctricos y motores automotrices eran los más solicitados. La enseñanza por correspondencia incluía prácticas para las que el maestro o instructor enviaba material por correo. Al final del curso, un técnico de reparación de televisores no solo estaba capacitado, sino había recibido toda la herramienta necesaria para trabajar. Cientos de miles de hogares norteamericanos de pequeñas poblaciones utilizaban y empleaban los servicios de estos técnicos capacitados por correspondencia.
Volviendo a las experiencias académicas en los Estados Unidos,

En el esfuerzo de una investigación posterior (Hiltz, 1994) se utilizó estudios cuasi experimentales que compararon a una población de estudiantes (sólo familiar con la educación de aula cara a cara) con una población de estudiantes que recogen los mismos cursos puros cara a cara con secciones de distancia puras usando sólo la tecnología de CMC. Los estudiantes en las secciones emparejadas tenían el mismo material, las mismas asignaciones, los mismos exámenes y el mismo instructor. Ellos no encontraron ninguna diferencia significativa en cantidad del aprendizaje o el precio de la satisfacción de estudiante. Este descubrimiento es mucho más significativo que una determinación basada en un estudio que incluyó una población de principiantes de distancia ya familiares con clases de correspondencia tradicionales. Dos variables subyacentes críticas que conducen el éxito de este enfoque fueron identificadas por Starr Roxanne Hiltz (Hiltz, 1994). Primero, el papel que el instructor tenía que tomar era diferente del papel de aula tradicional. El instructor actuó más como un facilitador activo y dedicado más bien que profesor tradicional, así como un experto consultor sobre el contenido del curso.
Segundo, el aprendizaje de colaboración y el trabajo en equipo de estudiante eran la metodología educativa (Hiltz, 1994) que fue mostrado en estudios posteriores para ser un factor clave en la fabricación de cursos de distancia como bueno o mejor que los cursos cara a cara. (Hiltz y Wellman, 1997).

En 2004 a raíz de conocer estos estudios a fondo, trate de crear un centro de alto rendimiento de Ajedrez, el “Maestro Alejandro Baéz Graybelt”, utilizando las ventajas del CMC y algunas cosas de la enseñanza distancia en un aula con clases cara a cara, mezclando ambos procedimientos. Gracias a las gestiones del A.I. Enrique Zaragoza ante autoridades del Gobierno de la Ciudad de México, se dotó con toda la tecnología solicitada por mi a dicha aula. Luego trataríamos de utilizar los métodos de enseñanza en la aplicación del Syllabus aceptado por la FIDE para realizar un curso internacional de Instructores FIDE en Villahermosa, Tabasco en 2006 en el Centro Internacional de Ajedrez de la FIDE para México y Centroamérica.
Posteriormente, con las experiencias y los modelos exitosos, comencé a realizar cursos a distancia via email en que doy servicio a jugadores de diversos niveles, desde niños a jugadores de la tercera edad, desde 0 hasta 2350 de rating, y que radican en 18 ciudades de México y en seis ciudades de España, cuatro ciudades de Chile, tres de Colombia, dos de Perú, y una de Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Paraguay, Ecuador y tres del Sur de Estados Unidos, siendo en la Ciudad de Los Angeles solamente más de 7 alumnos. Los cursos abarcan las modalidades de jugador personalizado, de instructor, de temas generales de ajedrez, etc.
Según EDAMI de España y el Instituto Internacionales de Ajedrez (ICS), dan servicio a más de 700 jugadores de habla hispana e inglesa, mientras que el Instituto de San Petersburgo reporta 12000 estudiantes en idioma ruso.
Todos los contenidos de los archivos de EDAMI y de ICS, así como los rusos los he revisado y puedo afirmar que los de mi servicio tienen aspectos que no contemplan los otros. Pues a diferencia de los mencionados, de los que confieso he tomado muchas ideas y examino con cuidado ejemplos y conceptos, utilizo plataformas como Chess Base, publicaciones, videos, audioarchivos y una serie de software de apoyo que no ofrecen en esos cursos, que aparte son mucho más costosos.
Pero la clave de la diferencia es que el mio esta orientado a ser multiplicado, es decir, esta creado para capacitar y dotar a instructores a que repitan las clases con una calidad y nivel estándar. Es como el ejemplo del técnico de televisión. No sólo busca capacitar al instructor, sino dotarlos de todos los instrumentos para una aula CMC y así sean como focos de difusión de los programas de enseñanza. Es como internacionalizar el sistema estándar que tanto éxito tuvo en la URSS a partir de 1930, pero con apoyo de computadoras y actualizándolo constantemente de acuerdo a la aparición de todo tipo de innovaciones en el mundo de la informática aplicada al ajedrez.
Lo mejor es una mezcla de clases a distancia y presenciales, pero el tener sólo clases a distancia es superior a tener sólo clases presenciales. No me queda duda de ello.