Varias biografías del GM
Magnus Carlsen han sido publicadas y las fui examinando al escribir mi libro “Primer
match por el Campeonato Mundial de Ajedrez 2016 Carlsen vs Karjakin”, pero me
llamaba la atención que algunas diferían sobre como Carlsen abordó sus primeros
estudios. Al principio al GM Magnus no le llamaba tanto la atención el ajedrez,
pero si los juegos que estimulaban su curiosidad y creatividad. Creo que muchos
padres de familia pasan por la misma experiencia. Notan o creen notar ciertos rasgos
de inteligencia especial en sus hijos y experimentan varias actividades
intelectuales con ellos para descubrir si tienen un especial talento por
alguna.
La detección de talentos es
algo que preocupa a muchos y creo que es un asunto particularmente mal llevado
por los más y el inicio de muchos problemas en la vida de personas sensibles.
¿Qué es el talento y que no
es? Es una cuestión de la que se ha opinado mucho y se consensa muy poco. El
problema es que del concepto de talento que tenga un padre derivará el rumbo
que le marque a un hijo.
Talento o excepcionalidad
intelectual, según muchos textos se conoce como talento al conjunto de facultades,
tanto artísticas como intelectuales, que dispone una persona y que entonces
gracias a la disposición de las mismas es capaz de destacarse en algún nivel de
estos campos.
Por eso unos le llaman
excepcionalidad intelectual. Se conceptúa como algo de nacimiento.
Se establece
también, formalmente, que “uno de los objetivos más importantes de la educación
es promover las condiciones necesarias para que todos los alumnos alcancen el
máximo desarrollo académico y personal a lo largo de su escolarización”. De
ello deriva que la educación debe tomar en cuenta a las distintas necesidades
de los alumnos y por eso es que la atención de los alumnos con talentos
especiales cobra especial relevancia.
En lo que
toca al ajedrez, y en relación con las familias y los niños, el tema de la
excepcionalidad intelectual cobra importancia fundamental y por ello tiene
actualmente una gran vigencia, los estudios proliferan, se crean multitud de
asociaciones y publicaciones especializadas y emergen múltiples modelos que se
venden a los padres, y hay una industria muy grande en lo que toca a que el
talento de los niños sea identificado y desarrollado a su máximo. Toda la
educación responsable y la educación como negocio tienen en la identificación
de talentos y en su promoción, gran parte de su razón de ser.
Por
lo tanto, el talento suele entenderse desde varios puntos de vista, incluso como
una expresión de la inteligencia
emocional, En su concepto más moderno se habla de que hay un talento innato o heredado, que se
conserva durante todo la vida, aunque puede potenciarse con estudios y
prácticas. Y otro, el talento
adquirido, que en cambio, debe ejercitarse de manera casi
constante.
Según
la moral soviética, que era cuidar la equidad y la igualdad, o sea darle a
todos las mismas posibilidades y tomando en cuenta sus diferencias para
equilibrarlas, y dar significado diferente a las competencias, para no hacer
personas competidoras sino competentes, el talento adquirido era el más
relevante y sin embargo sus pruebas de detección de talentos se suponía no era
para medir que talento nato poseían si no que posibilidades tenían para
adquirir talento adquirido. O sea, paradójicamente, que cosas natas tenían para
adquirir talento, era como un círculo, pero en fin, es difícil tratar de ello
puesto que hay volúmenes gigantescos sobre como argüían las diferencias de
talento nato y adquirido y sería una discusión bizantina para la mayoría.
El
caso es que los Carlsen buscaban hallar el talento emocional, la vocación que
diera expresión total a la inteligencia especial, a la excepcionalidad
intelectual de Magnus Carlsen.