Según el GM
Agdestein, el primer gran maestro en contacto con Magnus Carlsen, niño, el
futuro Gran Maestro aprendió a mover las piezas a los cinco años de edad y
Agdestein juzga esa edad como suficientemente temprano. Su padre Henrik, era un
buen jugador de ajedrez en un club, era un enamorado del ajedrez y por ello era
natural que tratase de transmitir su afición a sus hijos.
Como apunté antes,
Magnus al principio no mostró interés especial por el ajedrez. Su padre esperó
un poco y volvió intentarlo cuando Magnus tenía entre 6 y7 años de edad. La
situación seguía igual y prefirió el padre persistir en la forma de presentar a
sus hijos desafíos intelectuales, y entonces
se hizo evidente que Magnus tenía una excepcionalidad intelectual grande y
notoria en el análisis de todo. Cita que Magnus mucho antes, “a los dos años, podía resolver rompecabezas
con más de 50 piezas, y cuando tenía cuatro años podía sentarse todo el día y
construir modelos Lego avanzados con largas instrucciones destinadas al grupo
de 10-14 años”. Por ello era natural que su padre buscase como canalizar esa
excepcionalidad intelectual. Cita Agdestein también que “Magnus también desarrolló sus poderes
analíticos temprano con problemas matemáticos”.
Un rasgo muy evidente
en Carlsen era una memoria excepcional.
La memoria es un factor muy importante
para el ajedrecista y así lo remarca el GM Agdestein en su biografía sobre
Carlsen.
“El
ajedrez es de comprender, pero la
comprensión debe fundarse en algo, y la memoria entonces es una herramienta
importante.”
Una
expresión de la memoria es que es vital para estudiar libros de ajedrez sin
usar piezas de ajedrez y tablero. En la URSS, por ejemplo, era norma el inducir
a que los niños estudiasen así, ya que al jugar ajedrez en un torneo tenemos
que ver las consecuencias de cada jugada en nuestra mente, no podemos mover las
piezas en ensayo, tenemos que “moverlas” en la mente y la memoria ayuda a
recordar cada posición de cada pieza, si bien al principio no vemos todo el
tablero, cada pieza, cada casilla, sino las relevantes a las ideas que tenemos
en la posición frente a nuestros ojos, el continuo entrenarse al estudiar ajedrez
o al practicarlo, tarde o temprano facilita que veamos en la mente cada detalle
y lo tarde o lo temprano dependerá primero de nuestra memoria innata y luego de
nuestra memoria entrenada.
Una
memoria innata bien entrenada se desarrollará más , y Carlsen al tener gran
memoria innata ha desarrollado una enorme memoria con su entrenamiento.
Agdestein
afirma: “A la edad de nueve años podía sentarse durante horas con libros de
ajedrez avanzados en inglés y jugar a través de los juegos en su cabeza, sin un
tablero y piezas. Los verdaderos jugadores de ajedrez leían libros de ajedrez
de la manera que otros leían las revistas de variedades y esto era algo que
Magnus aprendió temprano”.
Ahí
se ve una similitud con las formulas de Carlsen y las de Karjakin. En la
escuela de Karjakin en la Ucrania recién postsoviética, se seguía la tradición
soviética de ajedrez, resolver decenas de posiciones tácticas a la semana viéndolas
desde diagramas o tableros murales, moviendo las piezas en la mente; además del
estudio de libros y apuntes con la mente, sin el auxilio de tableros ni piezas.
A los niños con poca memoria innata, si se llegase a dar un caso así, se les
entrenaba la memoria con juegos especiales, relacionados o no con el ajedrez.
Estudiar
muchos libros de ajedrez sin usar piezas y tableros, viendo con la mente las
posiciones y analizarlas así, a menudo solo con auxilio de diagramas cada 5 o 6
jugadas, es una formula tan común en todas las escuelas serias y formales de
ajedrez, que tanto Carlsen y Karjakin tenían esa parte en común en sus
fórmulas.
Ya
para los ocho años de edad, Carlsen mostró una afición especial por el ajedrez,
estudiando libros y resolviendo combinaciones. ¿Cuál eran sus primeros libros?
Los biógrafos no se ponen muy de acuerdo, o por motivos publicitarios y
comerciales no lo quieren decir, pero nunca falta el rumor y varios
entrenadores escandinavos han mencionado que de los primeros que estudió estaba
el que en inglés se publicó como “Good Move Guide” del GM Bent Larsen, un libro
magnífico, en que se fundamente en enseñar a base de preguntas y resolver
posiciones. O sea un libro de acertijos de ajedrez.
En
las escuelas soviéticas muchos entrenadores seleccionan un libro, pero no lo
presentan a sus alumnos, sino les ponen las posiciones que aparecen explicadas
en el libro y se las presentan a los alumnos para que den sus propios puntos de
vista y luego les muestran lo que el autor del libro escribió sobre la
posición, agregando algunas cosas que el entrenador o conductor de la clase
piensa es pertinente. Un análisis de casos y luego una comparación entre los
análisis de los alumnos y los análisis de una autoridad.
En
esas comparaciones van ajustando los procesos de los modelos ideales a los procesos
que los alumnos realizan inicialmente. No se trata de imponer totalmente al
alumno el modelo, sino ir haciendo, como un sastre, un traje particular pero
con rasgos generales que se consideran provechosos o benéficos para su ulterior
desarrollo. La idea es siempre cuidar el futuro desarrollo del pupilo.