El
gran entrenador Alexandr Koblentz, según explicaba el GM Aivar Gipslis, uno de
sus alumnos que llegó a destacar a nivel mundial, decía que cuando trabajaba
con grupos de candidatos a maestros usaba un método inusual, pero muy efectivo.
Los dividía en grupos, tenia unos quince alumnos por horario, de cinco en
cinco, tres grupos, y los ponía en unos
cubículos que se habían colocado exprofeso. Pasaba por cada grupo y les
explicaba la tarea, daba unas líneas generales y con cada grupo, a base de unos
expedientes que se basaban en exámenes previos, les dejaba diferentes
posiciones a considerar, con un tiempo dado, normalmente unos veinte minutos,
Koblentz se iba a otro cubículo y ponía las tareas adecuadas a ese grupo, luego de esos veinte minutos regresaba al
primer cubículo y revisaba las tareas, aclaraba dudas y les daba otro trabajo
de 20 minutos, pasaba a otro cubículo y asi. El caso es que en unas dos horas,
Koblentz con cada grupo trabajaba unos 40 minutos, divididos en la presentación
inicial, dar las tareas dando explicaciones y aclarando dudas a las 4 tareas
que dejo a cada grupo, y los alumnos
dedicaban unos 80 minutos a analizar las posiciones y cumplir las tareas y 40
minutos a recibir explicaciones directamente de Koblentz y a preguntar y
escuchar las respuestas del maestro.
De
esta manera, decía Koblentz, que si trabajaba con los quince al mismo tiempo,
se aburría mientras los alumnos resolvían las posiciones, pues en cada
ejercicio tenía que darles unos 20 minutos para contestar sus cuestionarios
tareas. “¿Qué hago, me pongo a dormir? Además si no trabajan a fondo con cada
tarea, no aprenden. No se aprende escuchando nada más, hay que trabajar.
¡Estudio Activo! El único que funciona.
Para
preparar el material para que los alumnos “trabajaran” ochenta minutos,
Koblentz tenía que elaborar los cuestionarios a veces hasta seis horas por
cuestionario.
A
veces, cuando da uno un curso online, se tiene que poner a pensar al alumno, y
el profesor no hace nada durante el tiempo que el alumno se concentra. Es
tiempo que se pierde y en una clase de una hora el alumno no trabaja
activamente ni 20 minutos y el profesor es que se la pasa hablando… Se requiere
tiempo para analizar y eso lo paga el alumno. En cambio, al estilo los cubículos
de Koblentz, un profesor on line se conecta, deja las tareas, se desconecta y vuelve
a conectarse 20 minutos después y así hay más efectividad y menos
probabilidades de desconexión, además se bajan los costos, pues mientras el
profesor se desconecta de un alumno, puede atender a otro, y en dos horas dar a
tres alumnos, o a tres grupos de alumnos, una sesión, cobrando menos, por
prorratear el costo de su tiempo. (Luego abundaré más).