La figura del GM Carlos Torre Repetto suscita dos grandes cuestiones desde el punto de vista del entrenador: ¿Cómo alcanzó la excelencia en tan temprana edad y con tan poca experiencia internacional? Hay que tomar en cuenta que prácticamente jugó cinco torneos internacionales y logró ser considerado entre los cinco mejores jugadores del mundo cuando sólo tenía 20 años; y ¿Cuáles fueron las verdaderas razones por las que no continuó su exitosa carrera de ajedrecista internacional? Eso de retirarse a los 21 años de edad y seguir en contacto con el ajedrez toda su vida, pero no competir formalmente por más de 50 años, intriga a cualquiera.
Esas dos cuestiones fueron, muchas veces, contestadas con mitos. Las lagunas de la información suelen causar eso, cuando un vacío de información no se llena con datos duros, con documentos y testimonios confiables, la especulación popular va creando leyendas y mitos, infundios y calumnias.
¿Cómo alcanzó la excelencia? Lo dice claramente en su libro “Desarrollo de la Habilidad en Ajedrez”, jugando cada partida a conciencia, esmerándose al máximo. Para ello es necesaria una gran motivación, una constancia en el propósito que proviene de un gran deseo de superarse. Con un capacidad nata arriba del promedio, en un contexto familiar que es notoriamente de alto nivel, como se puede deducir de las actividades intelectuales y políticas de su padre Egidio Torre Solís y la de su hermano Egidio Torre Repetto, indudablemente habían algunas condiciones importantes que lo impulsarían a no conformarse más que con la excelencia personal. Sumamente estudioso y concentrado, sabemos que pronto derrotó a todos en Nueva Orleans y su patrono Adams lo recomienda para ir nada menos al Nueva York de los años 20s, donde el ambiente ajedrecístico era propicio con grandes jugadores de nivel mundial. Sigue en cierta forma los pasos de Capablanca. Torre comienza a trabajar en el “American Chess Bulletin” comentando partidas y corrigiendo lo escrito por otros maestros. Ese estudio de cientos de partidas magistrales, las mejores producciones de la época; debió ser tremenda escuela. Ya en su tercera edad en que lo conocí, Torre era sumamente inquisitivo, curioso febril que quería averiguarlo todo y cuestionarlo todo. De joven debió ser igual, pero con las energías de la juventud y en un entorno muy inquietante como el Nueva York de esa época, capital de lo que sería un imperio terrible que lo devoraría todo.
El ambiente de ajedrez era constituido con inmigrantes de todo el mundo, los campeones mundiales Lasker y Capablanca de hecho llegaron a residir a Nueva York. Torre pudo presenciar el Torneo Internacional de Nueva York 1924 y relataba su gran impresión sobre ese evento cuando aún estaba ajeno en que participaría poco después en el evento más grande de la Europa de la posguerra de la Gran Guerra, el Internacional de Moscú 1925.
Trabajo, esfuerzo, motivación, auto estima alta, ejemplo familiar, entorno ajedrecístico de alto nivel, son condiciones características de los grandes jugadores y era de augurarse un gran futuro para Torre. No es extraño y no hay necesidad de pensar que era un genio salido de la nada; sino más bien un producto lógico de sus raíces, sus oportunidades y su entrega al propósito. Dejo Nueva Orleans y una posición cómoda y segura para ir tras la aventura de su destino, a un trabajo extraño, comentarista de una revista de ajedrez, el ajedrez profesional azaroso en lugar de ser un contador de gran futuro. Eso denota una motivación alta. Con eso y el entorno, se pudo crear la magia.
Otra cosa es el fin de su carrera. No hay nada que denote antes o después de su llamada crisis emocional que Torre perdiera en alguna forma o grado la razón. Si estuvo sujeto a grandes presiones su salida podría ser la de una crisis explosiva pero no tan duradera. Quizás fueron unos minutos de ira lo que ocasionó la tragedia que le costó su carrera de ajedrecista profesional, pero no una variable de la locura. Se pudo trastornar un poco, lo normal de quien se siente maltratado.
¿Sobre que hipótesis se puede trabajar? Los datos duros es que se sintió objeto de una actitud ilegal de algunos jugadores y organizadores confabulados para que no ganase el Torneo Internacional de Chicago 1926, eso está claro y no hay dudas. Prácticamente me atrevo a afirmar que le hicieron “trampa” para que no ganase el torneo. Hostigamiento a aquel jugador que fue orgullo en un tiempo del ajedrez de los Estados Unidos y que tras su viaje a la recién creada Unión Soviética que no estaba programado, y que fue excesivamente prolongado, para luego viajar al México “revolucionario” de los años 20s; ambos lugares en que se respiraba un ambiente antiamericano decidido, no podían sino influenciar políticamente a un joven de 21 años, que ya no era un “nuestro muchacho” para el ajedrez norteamericano y ahora se atrevía a querer ganar el máximo evento de ajedrez de los Estados Unidos. Eso no podría permitirse y había muchas maneras para que un joven se desestabilizara. Me imagino a Torre airado cuando le entregaban el dinero de un premio que era menor al que merecía. Insultó al que se lo entregó tirando el premio al suelo en auténtico y natural acto de desprecio ante el insultante gesto de quienes le habían ganado el juego por trampas. Esos poderosos organizadores respondieron al insulto de aquel joven extranjero con un acto de fuerza que luego hubo de justificar a base de hacerlo pasar por loco. Agentes de seguridad o policías lo someten, pero ante la situación de que a un personaje ya público no es fácil de someter como a un inmigrante más, le aplicaron tranquilizantes de uso común en la época y que hoy sabemos pueden causar daños terribles. Y Torre no supo más, hasta que fue expulsado de los Estados Unidos y entregado a un país del que había emigrado a los seis años y le era bastante ajeno a pesar de su visita reciente de unos meses. Le dijeron que se había desquiciado y él sin saber exactamente las razones ni el grado en que lo estuvo, tomó por bueno lo que se decía de él y aceptó esa versión y ante lo que no se podía explicar a sí mismo, perdió motivaciones, su principal motor y sin sentido para su vida ni fuerzas para seguir adelante, se dejo llevar…
Su caso, si fue como lo describo, fue bastante común entre los expulsados por los servicios de migración de los Estados Unidos. Se pueden encontrar cientos de casos similares en sus archivos, por lo que ya por 1935 se cambiaron los procedimientos y se prohibió que los agentes utilizasen algunos tranquilizantes que aún eran experimentales. Para Torre Repetto fue demasiado tarde…Que algunos prefieran creer en lo de una crisis nerviosa tan duradera y no causada por alguna influencia externa, es la consecuencia de un mito elaborado por los que agredieron a Torre. Todavía en 1970, cuando vivían Kashdan, Herman Helms pude oír personalmente la opinión de ellos, testigos presenciales, de cómo le hicieron trampa en Chicago 1926, como se indignó Torre hasta la pérdida del control, y como fue reprimido por guardias de seguridad y se le aplicó un tranquilizante, pero que no hubo tales actos de locura que son parte del mito como aquellos de tirar billetes al aire y desnudarse en público, nadie vio eso, pero si como arrojó su premio en efectivo a la cara de un organizador que tenía fama de ser un “mecenas” especialmente cruel con los extranjeros.
Ya en su ancianidad Torre se comportaba como alguien que sentía, pero que no podía asegurar, que fue una persona maltratada por la sociedad y en su inmensa bondad quería achacar a un problema de su naturaleza lo que era consecuencia de una droga casi letal. Cuando menos se pueden citar dos casos de ingenieros checoeslovacos que tras recibir esa droga y ser expulsados de los Estados Unidos tuvieron un rompimiento en sus vidas y pasaron de ser reconocidos como eminentes técnicos a una especie de locos del pueblo y si no llegaron a la ancianidad fue porque luego 20 años después, Hitler completó el trabajo que iniciaron agentes de migración de los Estados Unidos.
¿Cómo probar esa hipótesis? Sólo un estudio profundo de los archivos desclasificados del servicio de inmigración de los Estados Unidos de 1926, pueden aclarar el asunto, aun que bien pudiera ser que se hayan manipulado para ocultar el crimen hecho a un personaje público como lo fue Torre Repetto en ese año. Lo más cómodo, es olvidarse del caso y decir que Torre dejó de jugar “porque se enfermó de los nervios”, o como en una novela,. “se retiró por una decepción amorosa”. Muy fácil. O simplemente, ni explicarlo, como en algunas biografías.
Esas dos cuestiones importantes del enigma Torre, parece que a nadie interesan, pero son fundamentales, pues las razones de su ascenso pueden ayudar a muchos a superarse y esclarecer las razones de su retiro son de estricta justicia histórica y es una deuda con una persona que brilló tanto en un año de su vida y luego tuvo que vivir 50 años incomprendido, incluso para él mismo.
Pero yo soy el único que ha soltado esa hipótesis, así que no me hagan caso, debe ser mitomanía y achaques de viejo…