Ya por terminar la Olimpíada de Ajedrez han salido, en las
entrevistas, muchas quejas de los jugadores. Que si el mercantilismo estaba
desatado, que si estaban muy alejados de la ciudad y que a diferencia de hace
12 años los jugadores no podían caminar para relajarse, etc.
Por supuesto que si nos vamos al significado estricto del
termino ajedrecista, como una persona que juega ajedrez, los organizadores de
los magnos eventos de ajedrez son organizadores, no ajedrecistas y está claro
una gran separación.
Siempre me causa cierta molestia el leer las minutas de los
Congresos de la FIDE pues poco se hace para mejorar la práctica del ajedrez
sino más bien para hacer mas fuerte una organización que es un conjunto de
personas que de una manera están en el medio del ajedrez pero no son
ajedrecistas.
Muchos tienen muy buenas intenciones y buscan apoyar a sus
hijos en la práctica de algo que están seguros es una ocupación benéfica.
Podría decir que casi el 100% de los organizadores iniciaron así, con metas y
deseos honestos y encomiables.
Ahora que para escalar situaciones en la FIDE hay que tener
un carácter muy especial y posiblemente sea más fácil alcanzar una norma de
gran maestro que moverse en esos intrincados caminos, donde se ha visto a
muchos personajes en una rueda de la fortuna.
Muchos candidatos a ser Presidentes de la FIDE o
vicepresidentes denunciaban, tras perder, que existieron todo tipo de
chancullos y trapacerías en las elecciones en que compitieron.
Los últimos que hicieron esas declaraciones fueron Karpov y
Kasparov e incluso algunas federaciones metieron demandas en tribunales
internacionales y se gastaron esas federaciones y la misma FIDE muchos miles de
dólares en esas disputas legales.
Por supuesto que hubo entre los dirigentes de la FIDE que
prácticamente exigían que esas federaciones fueran expulsadas de FIDE. ¡Que
familia!
Termina la Olimpíada y veremos si los equipos representantes
de las federaciones a las que estamos afiliados quedan o en un 16 o en 40
lugar. ¿Hay alguna diferencia? Después de un par de años ni quien se acuerde.
Claro que si fuera uno de los diez primeros sería otra cosa. ¿Realmente? Lo que
importaría es si esa experiencia tuviera alguna consecuencia, pero sólo es una raya
en el agua.
Si gana Armenia, como en 2006 y 2008, ¿algunos dirán que la
escuela armenia es la mejor? Bueno, le dan al ajedrez un fuerte apoyo de parte
del gobierno, pero su escuela de ajedrez
no difiere en casi nada con las de la Unión Soviética y los países surgidos
tras su desaparición.
Ya decía con razón el GM Tukamkov que más que hablar de la
Escuela Soviética de Ajedrez, había que llamarla “Organización Soviética de
Ajedrez”.
Un país se levanta en ajedrez cuando gobierno o sociedad
apoyan su práctica y parece que la mejor receta es tener un “nombre” alguien
que sea popular para que los políticos quieran robarle un poco de su gloria. Un
Fischer, pero para que esto aparezca, dependen de muchas circunstancias y de
sacrificar al personaje. En todos los países tuvimos personajes similares que
fueron muy mal tratados después de su época de gloria, por lo general muy
breve. Ahí está Pomar, por ahí estaba Torre, generalmente no eran profetas en
su tierra pero a su nombre los organizadores del ajedrez les sacaron muchos
billetes a los gobiernos.
Faltan unas horas. ¿Será Armenia, Rusia o China? ¿En qué
lugar quedará el equipo de nuestra federación, en el 20, o en el 30? ¿Qué importancia
tendrá?
Ya regresaremos a los pequeños torneos de pocos jugadores a
dos vueltas, el colmo del ajedrez aburrido pero del que jugadores y
organizadores sacan muchos beneficios de parte de patrones que casi nada
entienden de competencias de ajedrez. Un torneo más.