El Manuscrito Voynich: De este manuscrito se dice: “Pocos
legajos han sido objeto de tanta controversia como este libro que salió a la
luz en el siglo XVI y que desde entonces fue calificado como uno de los libros
más misteriosos del mundo. Como todo el mundo sabe, cuando algo es misterioso y
no se entiende, debe ocultar grandes e importantes secretos, así que han sido
muchos los encargados de tratar de resolver los enigmas del manuscrito Voynich.”
El caso es que en su parte, que cita Umberto Eco, del juego
de los espejos y el ajedrez, se esconde el secreto de cómo llegar a jugar bien.
La información existe, pero la clave no está en el texto si no como asimilarlo
y estudiarlo. Por eso hay muchos vendedores de falacias.
El otro día estuve escuchando a unos seudo entrenadores de
ajedrez mientras daban clases a unos pobres niños que creían en ellos. Por
supuesto eran jugadores auto nombrados entrenadores que hacen magro modus
vivendi a la Ostap Bender, dándoselas de conocedores ante padres y niños que
como no conocen a Dios a cualquier barbón se le hincan.
A pesar de los desastrosos resultados de muchos niños en
Hermosillo que habían triunfado en eventos locales del D.F., el ausente control
de calidad de instructores y el poco esfuerzo en profesionalización de muchos
jugadores metidos a profesores, parece que no se siente la necesidad de cuidar
este aspecto. Por eso años pasan y los muchachos no avanzan, los antes
prometedores jugadores de 2100 de rating de menos de16 años, hoy son adultos de
19 años con los mismos 2100 de rating y perdieron 4 años claves en su vida.
Hace dos décadas había más de 30 jugadores menores de 18 años con más de 2100,
ahora hay la mitad de ese número. Vamos muy para atrás. La idea de la FIDE de
certificar entrenadores ha tenido algunas fallas, pero el modelo es aún
aceptable y algo así será la manera de cuidar que vendedores de falacias no victimicen
a sus alumnos, o algo peor, como ya hay dos procesos legales por denuncias
formales de lo sucedido en Hermosillo. Es indispensable buscar la profesionalización
de instructores y árbitros, pues se ve cada cosa… Mínimo requisito debiera ser
que jugasen ajedrez, pero los directivos no se atreven a tal exigencia, pues
ellos mismos no lo hacen. El ajedrez debiera ser para ajedrecistas, pero se ha
vuelto coto de caza de seudo ajedrecistas. Seguramente promueven seudo libros
mágicos como el manuscrito de Voynich.