Anand versus Gelfand match a 12 partidas, con 10 tablas y
una partida ganada por bando result{o en un árido empate en que Anand perdió
algo de rating, Gelfand merecidamente gana su rating y quizás ´, por su trabajo
de preparación también merezca su dinero.
De Anand no estoy muy convencido, pues eso de ganarse medio
millón de dólares en blitz, como pretende, hace dudar mucho del nivel de
profesionalismo que se está ganando en el medio del ajedrez.
El GM Robert James
Fischer logró que el ajedrez adquiriera un nivel de deporte profesional gracias
a que tenía una actitud profesional por su entrega en el trabajo, pero si se
sigue por el camino de jugar tantas tablas de menos de 35 jugadas en los
campeonatos mundiales, las ahora sustanciosas bolsas se reducirán a cómo eran
en la época pre-Fischer.
Steinitz enfrentó mucha incomprensión para que fuera
reconocido su arte con pago significativo, Lasker, Capablanca y Alekhine
supieron como hacer valorar cada vez más al ajedrez profesional. Pero la era soviética,
que veía al ajedrez no como un asunto comercial sino cultural y político le dió
un giro que , aunque es más valioso a la larga, que no sobreviviría a la locura
cruel del neoliberalismo, en donde todo se tasa y tanto tienes tanto vales como
en la selva más antihumana. Ante esos atentados a la dignidad humana, Fischer
se erigió vencedor y puso unos antecedentes que cambiaron la opinión de los
mercantilistas ante el ajedrez y lo adaptaron, para bien o para mal, en estos
shows de los grandes maestros de élite.
Pensaba yo que con la mercadotecnia prometida del magnate
Filatov el ajedrez tendría una buena publicidad con el match, pero fue todo lo
contrario. Ahora parece que le han dado una puñalada mortal al ajedrez libre
mercado. ¿Será bueno o malo para la faceta del ajedrez como valor cultural?
¿Será el fin de los matchesitos o torneos chicos y cerrados del ajedrez show?
Lo veremos hasta cierto punto en el Memorial Tal, a ver cómo reacciona el
público ajedrecista ante estos tongos de los torneos de élite.
Curiosamente un
norteamericano, Nakamura, está haciendo más por la versión del ajedrez profesional
que Anand. Al público de los coliseos del ajedrez le gusta ver sangre en you tuve
y no tablas cortas. No es el público que queremos para el ajedrez, pero por
ahora, en esta selva neoliberal, es el que condiciona las bolsas de estos
grandes maestros de “élite”.
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