9 nov 2012

Hace 76 años nació el Gran Maestro Mikhail Tal, destructor de los paradigmas del ajedrez.





Para todos los ajedrecistas del tipo “Enciclopédico”, las creaciones de Tal fueron inquietantes hace unos 55 años, y siguen siéndolo.
Se juntaron en Riga dos grandes creativos, Alexandr Koblenz y Mikhail Tal, y pareciera que aquel lugar, donde surgiera un Nimzovich, aparecían ideas rompe bloques escolásticos.
A 20 años apenas de la muerte de Tal, muchos ajedrecistas jóvenes apenas conocen la manera en que Tal jugaba y aunque aun en Riga actúan creativos como el GM Shirov, parece que el legado de Tal se desvanece a pesar de que su nombre aun inspira a muchos de la vieja guardia.
Muchos entrenadores prefieren usar partidas de otros maestros más “asequibles” y comprensibles para mostrar los conocimientos a sus pupilos. Es como la lucha de Merlin ante Arturo para hacer vivir la magia contra las enseñanzas de la ortodoxia, que parece más razonable, pero deja a un lado la fantasía, cuando se siente ya que la realidad es solo una fabricación.

La fecha del nacimiento de Tal en noviembre difiere en pocos días de las celebraciones del nacimiento de una Revolución que rompió paradigmas para crear otros muy sólidos y que aun pueden confundir a muchos.
La magia de Riga se enfrentó, al menos en ajedrez, a los monumentos de San Petersburgo y de Moscú, grandes metrópolis que atraían a los “científicos”.
En Erevan hay tres estatuas de Petrosian y en Riga dos de Tal, orgullos vernáculos de identidades nacionales que se negaron a ser absorbidos por la ortodoxia soviética, ambos personajes con el lauro de haber derrotado al grande Botvinnik, representante de la academia ajedrecística. Pero esos dos grandes maestros que no llegaron a ser sexagenarios, de alguna manera son sombras para los que actualmente son jóvenes y estudian el ajedrez. Nimzovich, el principal mago de Riga los unió de alguna manera, pues los tres, grandes tácticos con imaginación creativa desbordante, crearon neologismos y rompieron los paradigmas vigentes en la época de su ascenso a las cumbres del ajedrez mundial.
Ojala en México, con similar orgullo vernáculo, podamos rescatar a nuestro “Mago”, el Gran Maestro Carlos Torre y tenga un monumento virtual que llegue a los jóvenes…